Javier
Ramírez es agricultor, defensor de la naturaleza y los derechos humanos en
Intag, Ecuador
Bajo los bosques nublados
primarios de Ecuador hay cobre. Si se extrae, ríos cristalinos, biodiversidad y
varias comunidades quedarán destruidas para siempre. Los habitantes de las
comunidades se oponen desde hace años. Javier Ramírez es uno de ellos y está en
la cárcel sólo por oponerse a la minería.
La imposición del proyecto minero
en la zona subtropical de Intag significa atropellos de derechos fundamentales
como la invasión de la zona por las fuerzas de seguridad del Estado,
intimidando, reprimiendo y criminalizando a quienes protestan. Un claro ejemplo
lo constituye el arresto amañado e ilegal de Javier Ramírez y su posterior
encarcelamiento en abril 2014. Es el presidente de la comunidad Junín, una de
las que la minería haría desaparecer. Desde hace 10 meses está en la cárcel de
Ibarra, Imbabura, privado de libertad. Esta semana tiene lugar el juicio y el
martes 10 de febrero 2015 se emitirá la sentencia que puede ser de hasta 6
años. Se le acusa de agredir a unos funcionarios en una fecha y lugar en las
que ni siquiera se encontraba. De su inocencia estamos seguros en Salva la
Selva.
Salva la Selva pide junto a más
de 140 organizaciones la libertad de Javier Ramírez, sin respuesta
satisfactoria de las autoridades ecuatorianas ni chilenas, a las que también
nos dirigimos, pues la empresa estatal chilena Codelco tiene una importante
participación en el proyecto minero.
El proyecto minero Llurimagua
amenaza a las comunidades y a los bosques nublados primarios y fuentes de agua
de la zona de Intag, en el cantón Cotacachi. Estos bosques, de los más
biodiversos del mundo albergan jaguares, osos de anteojos, gallos de la peña y
monos araña, estos últimos en peligro crítico de extinción.
Por su empeño en llevar a cabo el
proyecto minero en Intag a pesar del rechazo de las comunidades, el gobierno
ecuatoriano parece insensible a todo reclamo y el aparato de Estado silencia la
resistencia.
Apelamos una vez para que libere
a Javier Ramírez, una persona buena e inocente, padre de familia y agricultor,
cuya preocupación es defensa de la vida y la naturaleza y el futuro de las
comunidades.
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