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domingo, 15 de marzo de 2015

VOTO PREFERENCIAL, PARA UNOS ES UNA DESGRACIA Y PARA OTROS UNA MARAVILLA




REFORMA ELECTORAL O DEL SISTEMA POLÍTICO

El llamado “diálogo” ha acordado en Palacio hace unos días, impulsar la reforma que se supone promueven los organismos electorales y la presidenta del Congreso ha dicho que el tema tendrá prioridad en la agenda de inicio de la nueva legislatura. Claro, que cada quién agarra la reforma del lado que le interesa.

A Humala le entusiasman los castigos que se aplicarían a los tránsfugas que abandonan los partidos, y que en el caso del nacionalismo representan casi el 30% de la nómina inicial. Habla de lealtad, pero se refiere en verdad a incondicionalidad ante los volteretazos que ha impuesto a los miembros de su organización y que son la causa de múltiples crisis.

A otros les parece que lo crucial está en prohibir la reelección de presidentes regionales y alcaldes, sin que interese explicar porque esa regla no se aplicaría a los miembros del Congreso. Y hay algunos que hacen el énfasis en que los candidatos deben carecer de antecedentes penales en diversos delitos.

En lo que no hay consenso, por cierto, es en la anulación del voto preferencial, que para unos es una desgracia (destruye los partidos) y para otros una maravilla (porque les permitió llegar a la cima). En fin, la reforma que se viene va a ser, como ya ha pasado, una suma de parches y una negociación de intereses, donde a los congresistas que la votarán lo que más les interesa es conservar su puesto.

En realidad, la idea que el actual Congreso se auto-reforme con sus propios votos, y abra el juego político para que las elecciones no sean la permanente decepción que vivimos los peruanos cada cierto tiempo, se asemeja mucho a la cuadratura del círculo. Los partidos que ya tienen inscripción y dentro de ellos los congresistas que se creen dueños de sus curules, van a batallar siempre porque cualquier reforma no los afecte.

Cada uno de los consensos y no consensos que se expresan en estos días refleja que mientras el diagnóstico advierte de una profunda crisis del sistema político, que implica a partidos, instituciones y procedimientos, lo que se va a obtener es un acomodo de algunas normas de lo que se hablará algún tiempo antes de que nos olvidemos del tema por no haber cambios reales y profundos.

La verdad de las cosas es que sólo un órgano que aparezca ajeno a la crisis y los actuales compromisos, puede ser creíble para la gente de que será capaz de tomar las medidas que sean necesarias, le afecte a quién le afecte. Varias veces he escrito que el sistema de partidos está podrido y no puede ofrecernos otra cosa que podredumbre. ¿O es que Alan García quiere una reforma contra el caudillismo y la corrupción del poder? La salida va por otro lado, pero no hay aún suficientes fuerzas para abrir la vía a una Asamblea Constituyente.

 

FUENTE: Raúl Wiener Periodista, Analista Político y Económico peruano.

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