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TRADUCCIÓN A OTROS IDIOMAS - TRANSLATION TO OTHER LANGUAGES

lunes, 6 de julio de 2020

CONGRESO APRUEBA ELIMINAR INMUNIDAD PARA CONGRESISTAS, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y ALTOS FUNCIONARIOS





Con 110 votos a favor, 13 en contra y cero abstenciones, el pleno del Congreso de la República aprobó esta noche la reforma constitucional que elimina la inmunidad para los parlamentarios y altos funcionarios públicos, entre ellos, el presidente de la República.

De manera unánime, votaron a favor las bancadas de ACCIÓN POPULAR, SOMOS PERÚ, ALIANZA PARA EL PROGRESO, FREPAP, UNIÓN POR EL PERÚ, PODEMOS PERÚ, SOMOS PERÚ; FUERZA POPULAR registró nueve a favor y cinco en contra; Frente Amplio, uno en contra y seis a favor; EL PARTIDO MORADO VOTÓ EN CONTRA.

El texto sustitutorio del dictamen aprobado modifica los artículos 93, 99, 117, 161 y 201 de la Constitución, PRECISANDO EN EL PRIMER CASO QUE LOS CONGRESISTAS REPRESENTAN A LA NACIÓN Y NO ESTÁN SUJETOS A MANDATO IMPERATIVO NI A INTERPELACIÓN.

Además, subraya que «NO SON RESPONSABLES ANTE AUTORIDAD NI ÓRGANO JURISDICCIONAL ALGUNO POR LAS OPINIONES Y VOTOS QUE EMITEN NI POR LAS ACCIONES LEGISLATIVAS, DE REPRESENTACIÓN, DE FISCALIZACIÓN, DE CONTROL POLÍTICO U OTRAS INHERENTES A LA LABOR PARLAMENTARIA, QUE REALICEN EN EL EJERCICIO DE SUS FUNCIONES».


Remarca, asimismo, que LOS PROCESOS PENALES CONTRA LOS CONGRESISTAS POR DELITOS COMUNES COMETIDOS DURANTE SU MANDATO PARLAMENTARIO SON DE COMPETENCIA EXCLUSIVA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.

De igual forma, SE MODIFICA EL ARTÍCULO 99 SEÑALANDO QUE CORRESPONDE A LA COMISIÓN PERMANENTE ACUSAR ANTE EL CONGRESO AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, A LOS CONGRESISTAS, MIEMBROS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, DE LA JUNTA NACIONAL DE JUSTICIA, VOCALES DE LA CORTE SUPREMA, FISCALES SUPREMOS, DEFENSOR DEL PUEBLO Y EL CONTRALOR POR INFRACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años después de que hayan cesado en estas.

Los ministros de Estado no cuentan con antejuicio político ni ningún tipo de inmunidad durante el ejercicio del cargo.

Además, EL TEXTO SEÑALA QUE EL ARTÍCULO 117 INDICARÁ QUE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA PUEDE SER ACUSADO DURANTE SU PERIODO POR TRAICIÓN A LA PATRIA, por impedir elecciones parlamentarias, regionales o municipales, por disolver el Congreso, salvo casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por  impedir reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral.

También podrá ser acusado por delitos contra la administración pública cometidos durante su mandato o con anterioridad.

Respecto al artículo 161, señala que el defensor del Pueblo es elegido y removido por el Congreso con el voto de los dos tercios de su número legal.

En cuanto al artículo 201, subraya que para ser miembro del Tribunal Constitucional se exigen los mismos requisitos que para ser vocal de la Corte Suprema. «A los miembros del Tribunal Constitucional les alcanzan las mismas incompatibilidades que los congresistas. No hay reelección inmediata».

De acuerdo con el titular de la Comisión de Constitución, Omar Chehade, se trata de un texto que equilibra las sugerencias de los parlamentarios y acorde al derecho constitucional.

«La lucha contra la corrupción es transversal», argumentó.

LA BANCADA DEL PARTIDO MORADO PRESENTÓ UNA CUESTIÓN PREVIA RESPECTO AL TEXTO SUSTITUTORIO DEL DICTAMEN, PERO FUE RECHAZADA POR EL PLENO.

Fuente: Andina.

MARTIN VIZCARRA ANUNCIO REFERÉNDUM para ELIMINAR la INMUNIDAD PARMALMENTARIA EL 2021| CUMPLAN SU PROMESA SRS. CONGRESISTAS











El presidente Martín Vizcarra anunció que convocará a un referéndum sobre la eliminación de la inmunidad parlamentaria. En un mensaje a la nación, adelantó que la consulta popular se realizará junto a las elecciones generales del 2021.

SOSTUVO QUE EL CONGRESO HA TENIDO LA OPORTUNIDAD DE DECIDIR, EN EL MARCO DE SUS ATRIBUCIONES, LA APROBACIÓN DE LA REFORMA PARA ELIMINAR LA INMUNIDAD PARLAMENTARIA. “LAMENTABLEMENTE NO LO HIZO, LE CORRESPONDE A LA CIUDADANÍA TOMAR ESA DECISIÓN”, indicó.

“EN EL MARCO DE MIS FACULTADES CONSTITUCIONALES, ANUNCIO QUE SOMETERÉ A REFERÉNDUM LA REFORMA SOBRE LA ELIMINACIÓN DE LA INMUNIDAD PARLAMENTARIA PARA QUE LOS PERUANOS ELIJAN EN LAS URNAS SI ESTA PRERROGATIVA DEBE MANTENERSE O SER ELIMINADA”, detalló.

El pleno de Congreso no alcanzó los 87 votos necesarios para modificar el artículo 93 de la Constitución Política y eliminar la inmunidad parlamentaria en forma inmediata. El dictamen, procedente de la Comisión de Constitución, fue aprobado solo por 82 votos a favor.

miércoles, 1 de julio de 2020

EL BASURERO DE CADÁVERES MAS GRANDE EL PERÚ





La fosa común más grande del Perú se cavó en Loreto, en un terreno de cuatro hectáreas.

Allí están enterradas, confusamente, 386 víctimas de la pandemia.

"Es  un  basurero  de cadáveres,   no  un   cementerio",  dice el contador Joaquín  García  de Freitas  (32),  vocero  de  193 familias que quieren  exhumar los cuerpos de la fosa común que se abrió en  Loreto,  en  pleno  pico de  mortandad, para enterrar a las  víctimas  del  bicho  de  Wuhán.   En  este  terreno,  que  las autoridades   bautizaron   como "Cementerio Covid", hay, ofi­ cialmente,   386   cadáveres .. El lugar que cada vez que llueve se vuelve un lodazal, se ha convertido en el particular infierno de estas familias. Se trata de la cara más dura de esta pandemia.

La mañana  del  pasado   sábado  20 de junio,  García citó a varias  familias  en el terreno de la   fosa   común,   a  30  minutos en  automóvil   desde   el  centro de  Iquitos.   Los  familiares   llevan  anotados  la  letra  del  "pabellón"  y el número de parcela donde  supuestamente están  sus muertos.   La información  se  la proporcionaron en la Dirección Regional  de Salud  (DIRESA),  de Loreto.   Todos   desconfían    de que sea la ubicación  correcta.

La tierra  en  el "Cementerio Covid" es arcillosa. Hay basura por todos lados y un fuerte  olor a descomposición. Se ven bolsas negras  de cadáveres  tiradas por el suelo.

Durante la semana  funcionarios de la DIRESA pusieron palos de madera de medio  metro  con banderas azules. Estas banderas indican los supuestos pabellones y las sepulturas. También  se han  colocado  cintas azules  que separan los espacios que corresponden  a cada cuerpo.  "Es sólo simbólico,   no   sabemos    quién está  debajo  de  cada  bandera", dice Joaquín García.

El padre  de  García tenía  72 años.  Cuando  enfermó lo internaron  en  el Hospital  Regional. Durante   cuatro   días   Joaquín hizo colas de 12 horas para  conseguirle oxígeno.  El 29 de abril falleció.

"Yo estaba comprando oxígeno cuando  me avisaron. Entonces, fui a comprar el ataúd,  pero cuando  llegué al hospital ya no estaba el cuerpo de mi padre. Lo habían   enterrado,  envuelto  en una bolsa negra, en el Cementerio Covid", recuerda. Tuvo  que devolver el ataúd.

"No creo que ningún hijo, ningún  padre, ningún  hermano quisiera que  su familiar se encuentre en este lugar. Mi madre no tiene  consuelo  por  no saber dónde está enterrado mi padre", dice Joaquín.

A Glendy Hernández Echevarría (46) su hija de ocho años le pregunta cuándo  podrán llevar flores a la tumba  de  su  padre. Glendy  no le puede  responder. Su esposo  falleció en Iquitos  el 30 de abril y fue enterrado en el "Cementerio Covid".

"No   es  un   cementerio.   Es un  botadero.  Cuando   fui,  estaba  inundado por la lluvia y había   un  cadáver  envuelto  en una  bolsa  negra  flotando.   Olía a cuerpos  en  descomposición", dice Glendy. La mujer quiere exhumar el cuerpo para enterrarlo  en  un  nicho.  "Nos  han dado un croquis de la fosa, pero la  ubicación  de los cuerpos   no corresponde al lugar  donde  están   enterrados",  dice   Glendy Hernández.

La viuda cuenta que la mañana del pasado  30 de abril llevó a  su  esposo  de  emergencia  al Hospital Regional de Iquitos porque no podía respirar. No había  balones  de  oxígeno  y su esposo murió ese mismo día. "Mientras estábamos en el hospital   fallecieron   unas   40  personas  más. 

Una  detrás de otra.

Yo, desesperada, pedía  oxígeno para mi esposo,  pero  no había .

De la angustia, me desmayé. Cuando desperté, él ya había muerto",  dice. Los enfermeros  embolsaron el  cuerpo  y le  dijeron  que  regresara  a la  mañana siguiente.

Glendy se fue a hacer las coordinaciones  con una funeraria para enterrarlo.    "Llegué   temprano y me dijeron  que  ya se habían llevado  a mi esposo  al "Cementerio  Covid".  Lo hicieron sin mi autorización   y  sin  esperar   siquiera  las 24 horas  que  dice la norma",  cuenta.  No  le  dieron más información.

Recorriendo diferentes instituciones  para reclamar el cuerpo  de  su  marido,  la  mujer fue conociendo   a gente  en  su  misma situación, que exigía saber la ubicación  de los cuerpos de sus familiares. Finalmente, a inicios de junio,  consiguieron que la DIRESA les  diera un croquis  con la supuesta ubicación  de los cadáveres.

El pasado  martes 9, el día del cumpleaños de su esposo, sumida en una  profunda depresión, la  mujer  visitó  por primera vez el terreno donde  está la fosa común.  Pensó que saber dónde estaba   enterrado  le  daría  algo de calma.  Le llevó flores y una carta  de su hija. Estaba  llovien­ do y el terreno arcilloso se había vuelto lodo.



"Daba   temor   ingresar.   Me caí en el barro varias veces y no pude dejarle  las flores ni la carta a mi esposo  porque todo  era charco", recuerda. Glendy volvió a casa y leyó la carta delante de una fotografía de su marido.

El 11 de junio, a pedido de las familias, la Fiscalía de Iquitos autorizó la exhumación de cuatro cuerpos.  El fiscal argumentó que los familiares  no habían  autorizado que los cuerpos  fueran llevados al "Cementerio Covid". Tres de los cuatro cuerpos no estaban en el lugar que señala el croquis de la DIRESA.

"Ahora sabemos  que el lugar donde  dicen que están los cuerpos  no  corresponde a la  realidad. Sé que esta fosa se hizo en un  momento de desesperación, que  las  autoridades  no  sabían qué hacer con los muertos.  Pero yo no puedo dormir sin saber dónde  está mi esposo. Nosotros vamos a cavar y a seguir cavando  hasta encontrarlo",  dice Glendy Hernández.

CEMENTERIO COVID

Según  cifras  de la  DIRESA  de Iquitos, hasta el 10  de junio  fallecieron 1,736 personas en esa región.  En el pico de la pandemia, del 3 al 10 de mayo, murieron 553 víctimas  del covid­19.

A mediados  de abril, ante el desborde de fallecidos, la DIRESA pidió a la Municipalidad de San Juan  la cesión de un terreno de cuatro hectáreas para enterrar a los muertos por covid­19.

"Llamábamos  a los  familiares  de  los  pacientes,   pero  por temor no asistían al hospital. Como no los encontrábamos, se volvió  un  problema enterrar  a sus parientes. Así se decidió por el 'Cementerio  Covid'",  explica el médico Carlos Calampa, di­ rector de la Diresa.

El croquis  de la  DIRESA  tiene  "pabellones"  de la "A"  a la  ''I''  y colores  diferenciados para  fallecidos en viviendas, en el Hospital Regional del MINSA y en ESSALUD.

El cuerpo del padre de Yadin Sinacay Pérez fue uno de los exhumados.  El hombre falleció el
11  de  mayo  en  el Hospital  Regional  de  Loreto.  Después  que el personal  sanitario  embolsara  el cuerpo, Yadin  escribió  el nombre de su padre en la bolsa. Quería cremado y tener la urna
en casa y para  ello se fue a contratar a  una  funeraria.   Estaba en pleno trámite cuando  le avisaron del hospital que el cuerpo ya había sido llevado al "Cementerio  Covid". Yadin  cuenta que envió una  carta a la DIRESA para que  exhumaran el cuerpo de su padre, pero le dijeron que el trámite demoraría mínimo unos cuatro  meses.

Entonces recurrió a la Defensoría del Pueblo  y a la  Fiscalía de Iquitos, que le dio la razón y ordenó la exhumación de su padre y de otras tres personas, cuyos respectivos  parientes también  presentaron una  denuncia ante el Ministerio Público.

"Según los planos  de la DIRESA, mi padre  estaba en un lugar, pero cuando  cavamos  no  estaba  allí, ni al costado  ni al otro lado...  hemos   estado   cavando por horas, bajo la lluvia. Todos los cuerpos estaban en total desorden.  Si yo ponía  flores donde decían  que estaba  mi padre, se las hubiese  puesto  a otra persona", dice Yadin Sinacay.

Los operarios de la funeraria que  exhumaron los cuerpos  removieron tierra durante todo el pasado domingo  14. Un día después Yadin logró por fin sacar la bolsa con el cadáver de su padre y llevarlo a un  crematorio.  "Yo cumplía años ese día. Cuando saqué  el cuerpo,  fue como  encontrar un tesoro", dice.

El empresario funerario Juan López Galarza, que participó  en la recuperación de los cadáveres,  describe   un  escenario   de terror.  "En  ese  cementerio  los cuerpos sobrepasan los 500. En muchos  casos ya se han  borrado los nombres  de las personas. Recomendé  a los familiares que se acuerden cómo estaban  vestidos sus parientes porque el croquis  no se  corresponde  con la  realidad.  Será muy  difícil  la exhumación. Muchos cuerpos están sin ataúdes,  envueltos  en bolsas negras de basura", dice López.

"El que no ha vivido la crisis de Loreto, no entiende la situación.  Era  un  momento  dramático que nos llevó a tomar  esas decisiones de entierros masivos. Pero  comparto  la  necesidad  de la gente de tener  a sus familia­ res. Yo también querría  lo mismo  si  fuera  un  familiar  mío", dice el director de la DIRESA, Carlos  Calampa. El médico dice que se está  evaluando  la exhumación de los 386 cuerpos.



OLOR A MUERTE

El técnico  agropecuario  Armando   Pezo  García  (49)  llega al "Cementerio Covid" con unas flores para su esposa. Las coloca donde el croquis señala que está su  cuerpo,  pero  reconoce   que no sabe si las está dejando  en el lugar adecuado.  Después saca el celular y pone  boleros. "De esa forma  si no está  donde  nos dicen, por lo menos  escuchará la música que le gusta", dice. Lo acompañan dos cuñadas.

Armando   cuenta  que   llevó a su esposa  al hospital el 11  de mayo.  Los  médicos   le  dijeron que necesitaba oxígeno con urgencia y él se fue a comprar  un balón.  "Cuando regresé, ella ya estaba embolsada.  No me pidieron permiso para traerla  a este cementerio.  La trajeron  a  este lugar donde nadie quiere estar", dice.


Cuando Armando  Pezo se enteró de  que  el cuerpo  de  su mujer estaba  rumbo a la fosa común,   intentó   llegar   al   cementerio para  impedir el enterramiento, pero en la carretera había infantes de marina que no le dejaron continuar el camino.

Después,   cuando    preguntó en  la  DIRESA  por  la  ubicación del cuerpo,  le dieron dos lugares  distintos.  "Esto  es burlarse de un deudo  que  está tratando de superar todo", dice Armando Pezo.

Patricia Cárdenas Mozam­ bique  (19) llega al cementerio con la fotografía de su abuelo, quien  murió frente al hospital esperando  a  que   lo  atendieran,  sentado en su motocar. Al amanecer fue  trasladado  a  la morgue.

Su familia juntó  dinero como pudo,  compró un ataúd  y pagó un nicho en un cementerio de Loreto. "Ya teníamos todo, pero no nos dejaron llevar el cuerpo. Nos dijeron  que  mi abuelo  debía ser llevado al 'Cementerio Covid'. Tardaron un mes en decirnos   dónde,   supuestamente, está enterrado", recuerda Patricia mientras camina por encima del lugar donde debería estar su abuelo.  Pero en esta  zona de la fosa común  ni siquiera hay  estacas ni banderas que señalan las sepulturas. Todas están tiradas  por el suelo. "Mi abuelito nos repetía  que quería  ser enterrado sin tristezas,  sin lágrimas, pero si no sabemos  dónde  está es imposible no llorar", dice.

"Nuestros familiares merecen que podamos  dejarles flores. Lo único que queremos saber es dónde están  nuestros  muertos", dice Joaquín  García de Freitas. El hombre tiene  entre sus  manos una foto de su padre.

Por CARLOS PORTUGAL