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TRADUCCIÓN A OTROS IDIOMAS - TRANSLATION TO OTHER LANGUAGES

miércoles, 30 de enero de 2019

¿DONALD TRUMP HA SIDO OBLIGADO A ‎RENUNCIAR?




¿DONALD TRUMP HA SIDO OBLIGADO A ‎RENUNCIAR?
 
1.     ‎¿Ha renunciado el presidente Donald Trump a cambiar la política estadounidense? ‎‎
2.     ¿Se ha sometido a la antigua clase dirigente de su país?

Durante los dos últimos ‎meses, su administración parece haber redefinido los objetivos del AfriCom, del ‎CentCom y del SouthCom:

1.     El primero parece haber sido autorizado a luchar contra los ‎proyectos chinos en África,
2.     el segundo se dedicaría ahora a exacerbar la división entre ‎árabes y persas en el Gran Medio Oriente y
3.     el tercero a iniciar la destrucción de las ‎estructuras de los Estados en los países de la Cuenca del Caribe.

Esas nuevas misiones ‎se acompañan ahora con un regreso de los neoconservadores.
Desde las elecciones legislativas conocidas como (midterm), realizadas el 6 de noviembre de 2018, el presidente Trump enfrenta ‎una presión extremadamente fuerte. Las instituciones federales tuvieron que cerrar el 22 de ‎diciembre (shutdown) porque el Congreso rechazó el presupuesto presentado por la ‎administración, presupuesto que incluía el financiamiento del famoso muro a lo largo de la ‎frontera con México. La crisis duró 35 días, hasta el 25 de enero de 2019. El presidente Trump ‎acabó inclinándose temporalmente ante las exigencias del Partido Demócrata. Según S&P Global ‎Ratings, el shutdown costó más de 6 000 millones de dólares, o sea mucho más de lo que ‎habría costado el muro.‎

Durante ese periodo, la administración Trump dio numerosas muestras de abandono de su política ‎exterior y de defensa y de sometimiento al imperialismo estadounidense. También es posible que ‎este promotor inmobiliario haya optado por simular un cambio radical y que acabe desmintiéndolo ‎el 15 de febrero, fecha de expiración del acuerdo sobre el presupuesto. En todo caso, al menos ‎por el momento, numerosos elementos hacen pensar que Donald Trump ha renunciado a ‎concretar el cambio que había prometido. ‎

 El 13 de diciembre de 2018, el consejero para la seguridad nacional, John Bolton, exponía ante ‎la Heritage Foundation la nueva estrategia de Estados Unidos en África: ‎
1.     ‎desarrollar el comercio, ‎
2.     ‎luchar contra el terrorismo islámico, ‎
3.     ‎verificar el uso que se hace de la ayuda estadounidense. ‎

Nada muy diferente a lo de antes, exceptuando el hecho que los objetivos comerciales fueron ‎ampliamente expuestos ya no como una rivalidad con las antiguas potencias coloniales (Francia y ‎Reino Unido) sino como un feroz combate contra China y Rusia. ‎
 El 20 de diciembre, el secretario de Defensa, el general James Mattis, presentaba su dimisión al ‎presidente Trump en una carta pública. Aunque ‎la prensa dijo lo contrario, Mattis expresaba en esa carta su conformidad con la retirada de las ‎fuerzas estadounidenses presentes en Siria. Pero también decía temer la manera en que ‎los aliados miembros de la coalición anti-Daesh podían interpretar esa retirada y que ese ‎movimiento pudiera poner fin al liderazgo estadounidense. Trump estimó que nadie puede pretender darle ‎lecciones, y menos en público, y revocó inmediatamente a Mattis, o sea no le permitió ‎mantenerse en el cargo hasta que se le designara un sucesor. ‎

Sin embargo, ante la lluvia de críticas, Trump acabó por retroceder y admitió que la retirada ‎estadounidense ya anunciada será más larga que lo previsto inicialmente. ‎

 El 3 de enero de 2019, al iniciarse el 116º periodo de trabajos del Congreso de Estados Unidos, ‎el representante demócrata Eliot Engels y el senador republicano Marco Rubio presentaban ‎‎2 proyectos de ley (H.R. 31 [6] y S. 1 ). En ambos proyectos aparece un pasaje casi idéntico ‎tendiente a la adopción de sanciones que impidan la reconstrucción de Siria. Después, ‎Eliot Engels –que ya había sido el redactor de la Syria Accountability Act, adoptada en 2003– ‎fue elegido presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara de Representantes mientras que ‎James Rich era elegido para presidir la comisión equivalente en el Senado. Rich se alió ‎de inmediato al proyecto de ley contra Siria. ‎

Ambos proyectos afirman que no son los yihadistas sino el gobierno sirio el que torturó a las ‎personas cuyos cadáveres aparecen fotografiados en el llamado «Informe Cesar», lo cual es ‎presentado como justificación para impedir la reconstrucción en la República Árabe Siria. El texto ‎del Senado incluso respalda la ayuda militar de Estados Unidos a Israel, precisamente ‎en momentos en que el Estado hebreo reconoce haber iniciado una campaña de ataques aéreos ‎contra Siria. ‎

 El 10 de enero de 2019, el secretario de Estado Mike Pompeo enunciaba la nueva estrategia de ‎Estados Unidos para el Gran Medio Oriente en una conferencia impartida en la Universidad ‎Americana del Cairo (Egipto) [8]. Esa política ‎consistiría en:‎

1.     ‎ luchar contra el terrorismo islámico, ‎
2.     ‎luchar contra Irán y sus aliados,
3.     ‎retirar de esa región las tropas estadounidenses favoreciendo simultáneamente la creación ‎de una «OTAN» israelo-árabe. ‎

Sin embargo, además de que dividir la región entre árabes y persas resulta más peligroso aún que ‎la situación actual, la creación de una alianza militar israelo-árabe parece improbable. ‎Por supuesto, los creadores de tal alianza se apoyarían en una serie de gobiernos que ya están ‎colaborando en secreto con Israel. El problema es que lo hacen en contra de la opinión de sus ‎propios pueblos. ‎

Al mismo tiempo, el consejero para la seguridad nacional, John Bolton, construía una internacional ‎terrorista contra Irán, aglutinando en ella elementos árabes sunnitas provenientes del Emirato ‎Islámico (Daesh) y persas chiitas miembros de los Muyahidines del Pueblo (MEK).‎

 Ese mismo día, 10 de enero, el secretario de Estado Mike Pompeo publicaba una declaración ‎contra Venezuela, dando con ello a Juan Guaidó la señal para ser autoproclamará presidente ‎interino del poder ejecutivo.

Mientras la prensa occidental y los propios venezolanos veían al gobierno bolivariano como ‎blanco de este conflicto, desde este sitio web nosotros anunciábamos –adelantándonos a los ‎acontecimientos– que el Pentágono está aplicando en la Cuenca del Caribe la estrategia que ya ‎utilizó en la región africana de los Grandes Lagos y que luego reprodujo en el Gran Medio Oriente. Esa es también la interpretación del ministerio de Exteriores de la Federación Rusa. Moscú declaraba: ‎

«La creación deliberada y notoriamente bien orquestada de un doble poder y de un centro ‎alternativo de decisión en Venezuela abre la vía al caos y a la erosión del Estado ‎venezolano.»‎

 El 22 de enero, el Partido Demócrata adoptó en la Cámara de Representantes una ley que ‎prohíbe al presidente Donald Trump sacar a Estados Unidos de la OTAN. Eliot Engels había participado en la ‎redacción de esa ley. ‎

Ese proyecto de ley no se había mencionado durante la campaña de las elecciones legislativas de ‎medio término, pero el Partido Demócrata lo priorizó, dejando de lado sus compromisos sobre el ‎Obamacare. En julio de 2018, Eliot Engels había redactado, junto al ex secretario general de ‎la OTAN Anders Fogh Rasmussen, un artículo de opinión en favor de la alianza atlántica.‎

 El 26 de enero, Mike Pompeo anunciaba que el neoconservador Elliott Abrams será su enviado ‎especial para Venezuela. Hace sólo 2 años, Abrams era el candidato de los imperialistas al sillón ‎de secretario de Estado. Su nombre está indisolublemente asociado a las peores acciones ‎secretas de Estados Unidos en América Latina durante la guerra fría. ‎

Los neoconservadores provienen del trotskismo, o sea su origen ideológico es una extrema ‎izquierda que se unió al aparato estatal estadounidense en tiempos de la administración Reagan. ‎Sus partidarios han emigrado constantemente de la “izquierda” a la derecha, al ritmo de los ‎cambios en la cúpula del poder estadounidense. Los neoconservadores se opusieron a la elección ‎de Donald Trump, pero ahora se unen a su administración. ‎

En definitiva, se han redefinido los objetivos del AfriCom, del CentCom y del SouthCom [15] autorizándolos a defender intereses que no son los ‎del Pueblo estadounidense sino los intereses de ciertas empresas transnacionales y de Israel. ‎Asociados –como siempre– a esa política, los neoconservadores entran nuevamente en escena. ‎

Esos factores tienden a demostrar que el Partido Republicano y la administración Trump han ‎cambiado radicalmente de política y que –aunque mantienen la decisión de no permitir ‎que los grupos terroristas administren Estados– regresan a la política del Partido Demócrata, de Barack ‎Obama y de Hillary Clinton: el imperialismo militar al servicio de las transnacionales. ‎

Los principales donantes del Partido Republicano parecen haber tomado nota de ese abandono. ‎Los hermanos Koch acaban de anunciar que no apoyarán la reelección de Donald Trump.

POR THIERRY MEYSSAN: Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las "primaveras árabes" (2017).