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TRADUCCIÓN A OTROS IDIOMAS - TRANSLATION TO OTHER LANGUAGES

miércoles, 20 de marzo de 2019

EE.UU Y SUS ALIADOS ESTÁ TRATANDO DE APLICAR EN VENEZUELA EL ESCENARIO “LIBIA-2011”





“Los ataques contra nosotros son constantes, despiadados y de toda índole. Y no son sólo económicos.

Por ejemplo, ahora, con las fiestas de fin de año, han llegado desde afuera, cruzando la frontera, decenas de comandos terroristas especializados en los sabotajes eléctricos”

Nicolás Maduro Moros, enero de 2019

Es un hecho conocido que la invasión a Libia ocurrida entre marzo y octubre del año 2011 fue una intervención militar encabezada por mercenarios extranjeros y fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comandadas por los Estados Unidos, en contra del Gobierno legítimo del Coronel  Muamar Gadafi, quien después de haber derrocado el corrupto gobierno monárquico del rey Idris cuarenta y un años antes, había unificado la nación, declarando en 1977 la Yamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista, que logró generar significativos avances en materia política, económica y social, que hicieron de Libia el país con la menor desigualdad y con el mayor ingreso per cápita  de todo el continente africano.

Oportuno es señalar que una parte importante de los mercenarios a los que hemos hecho referencia en el párrafo anterior eran de origen colombiano, tal como fue puesto en evidencia por las voces en idioma español con marcado e inconfundible acento colombiano, registradas en algunos videos del atroz linchamiento de Gadafi ocurrido a mediados de octubre de 2011, que fueron profusamente difundidos en aquellos días.

A pesar de que el imperio y sus aliados repitieron hasta la saciedad en todos los escenarios posibles, incluyendo el Consejo de Seguridad de la ONU, que el objetivo de tan vasta y desigual operación militar era el establecimiento de la “democracia” y la preservación de los derechos humanos de unos supuestos rebeldes libios que ellos mismos armaron e introdujeron al territorio libio a través de la frontera con Egipto, resulta evidente que el objetivo real era tomar posesión de las reservas de petróleo, y privatizar la industria petrolera del país, transfiriendo el control y la propiedad de la riqueza petrolera de Libia a manos extranjeras.

Se ha sabido posteriormente que el intento de Gadafi de promover una nueva moneda, el dinar libio respaldado por oro (1), como divisa convertible en toda la Unión Africana, así como el plan de dejar de vender el petróleo en dólares y empezar a comercializarlo por medio del dinar de oro, fue lo que motivó su atroz asesinato, a causa de los devastadores efectos que la aplicación de tales medidas hubiese causado sobre la economía estadounidense.

Una serie de hechos ocurridos entre febrero y octubre de 2011 habrán de servir para caracterizar apropiadamente la naturaleza y alcance de esta extremadamente artera operación injerencista ejecutada por el imperio y sus aliados; a continuación, presentamos una breve reseña de tales hechos:

Durante el mes de febrero, una serie de funcionarios de alto rango del gobierno de Libia decidieron desconocer la autoridad de Gadafi y sumarse a la “insurrección”, creando un presunto gobierno paralelo que llamaron Consejo Nacional de Transición (CNT), dirigido desde el exterior por Mustafá Abul Jalil, quien hasta el 21 de febrero se desempeñaba como Ministro de Justicia de Gadafi. Esta instancia espuria es la que solicita impúdicamente la intervención militar de su país, siendo reconocida por la Asamblea General de la ONU como autoridad legítima de Libia, sin haber formado gobierno alguno a mediados de septiembre, y por la Liga Árabe, organización creada a instancias de Gadafi en el 2001, pocos días más tarde.

A comienzos de marzo, la Corte Penal Internacional (CPI) pidió investigar a Gadafi por supuestos crímenes de lesa humanidad por las acciones militares emprendidas en las manifestaciones antigubernamentales y a estas acusaciones se le sumó una de la Interpol, que consideraba que el líder libio había ordenado bombardeos aéreos contra civiles indefensos. El 19 del mismo mes, cuando el gobierno de Gadafi se encontraba a punto de derrotar a los “rebeldes”, retomando las zonas transitoriamente ocupadas al este del país, a la vez que estaba intentando una solución política del conflicto con la intermediación de la Unión Africana, las fuerzas militares de los Estados Unidos y Francia iniciaron una brutal e injustificada serie de bombardeos sobre las fuerzas gubernamentales, con la falsa excusa del establecimiento de la zona de exclusión aérea que “ingenuamente” había sido autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El 13 de junio, la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton “exigió” a los países miembros de la Unión Africana que abandonaran al gobierno libio, cerraran sus embajadas en Trípoli y reconocieran al Consejo Nacional de Transición como gobierno legítimo, siendo oportuno señalar que en aquella oportunidad esa instancia sostuvo que no era posible alcanzar una solución a la crisis en Libia, sin que Gadafi formase parte de ella.

Sostengo responsablemente que el imperio está tratando de aplicar en Venezuela un escenario bélico de similares características al que instrumentó en el 2011 en Libia, con la sola substitución de la OTAN por una fuerza multilateral regional que llevan años tratando de conformar, porque es totalmente imposible que sean meramente casuales las coincidencias y similitudes de hechos como los anteriormente reseñados, con algunas de las acciones injerencistas que ha venido desarrollando el imperio en los últimos días, con el propósito de defenestrar a la Revolución Bolivariana; en este sentido podemos señalar, entre otras, las siguientes acciones:

El desarrollo del plan denunciado por el Presidente Maduro el pasado 12 de diciembre (2), encomendado al secretario de seguridad nacional, John Bolton, con el propósito de “llenar de violencia a Venezuela y para buscar una intervención militar extranjera, un golpe de estado, asesinar al Presidente e imponer lo que llaman ellos un consejo de gobierno transitorio”, evidenciado por los siguientes hechos: el entrenamiento de mercenarios colombianos y venezolanos en territorio colombiano y estadounidense, en complicidad con el gobierno de Iván Duque, que en una cantidad aproximada  de 734 efectivos, se estarían aprestando para ejecutar acciones de falsa bandera (falsos positivos), portando uniformes e insignias del ejército venezolano, del lado colombiano de la frontera; el entrenamiento de fuerzas de comando, en la Base Aérea Englin, al sur de la Florida (EE UU), con el propósito de intentar una “agresión quirúrgica” contra bases aéreas y navales venezolanas; siendo objetivos prioritarios: la Base Aérea Libertador de Palo Negro (estado Aragua); la Base Naval Agustín Armario, de Puerto Cabello (estado Carabobo) y la Base Aérea de Barcelona (estado Anzoátegui); y el entrenamiento de agrupaciones paramilitares destinadas a atacar a Venezuela, en la Base Aérea de Tolemaida, ubicada en el municipio de Melgar, en el departamento de Tolima,  una de las siete bases estadounidenses instaladas en Colombia desde hace varios años

El ingreso al país través de la frontera occidental, aprovechando las pasadas fiestas decembrinas, de decenas de comandos terroristas especializados en sabotajes a los sistemas eléctricos, de tratamiento y distribución de aguas y de transporte público, así como en acopiar ingentes cantidades de papel moneda para llevarlo a Colombia con fines de desestabilización económica, tal como lo denunciase el propio Presidente Maduro en una entrevista difundida el pasado 01 de enero (3); siendo oportuno señalar que infortunadamente algunos de estos comandos ya han actuado exitosamente sobre el sistema eléctrico en el estado Zulia, como lo ha venido señalando el ministro de energía eléctrica, Luis Motta Domínguez (4), mientras que otros se han visto frustrados en sus intentos, como un grupo que intentó sabotear la planta de llenado de gasolinas de Yagua, hace pocos días

La anunciada retirada de Siria de las tropas estadounidenses, que habrá de dejar cesante a una cantidad importante de mercenarios que habían venido actuando en combinación con ellas; teniendo en cuenta que muchos de estos mercenarios son de origen latinoamericano, especialmente colombianos, resulta más que probable que sean incorporados a la “aventura” bélica en Venezuela.

Un sinnúmero de intentos fallidos para instaurar un gobierno paralelo de naturaleza espuria, apoyándose en decisiones inconstitucionales de la Asamblea Nacional en desacato o del Tribunal Supremo de Justicia, también espurio, al haber sido designado por esa asamblea estando en estado de desacato, que impúdicamente viene sesionando en la sede del congreso de Colombia. Dicho gobierno no ha podido ser constituido a pesar de que llevan años intentándolo, debido a la profunda fragmentación por la que vienen atravesando las fuerzas de la contrarrevolución, así como por su imposibilidad de ser reconocido hasta ahora por la maltrecha OEA de Luis Almagro; siendo evidente que, al igual que en la Libia del 2011, su primera ejecutoria sería el solicitar la intervención militar del país

La solicitud de investigación de supuestos crímenes de lesa humanidad y abusos a los derechos humanos ocurridos en Venezuela desde el 12 de abril de 2014 bajo el gobierno de Nicolás Maduro, introducida ante la Corte Penal Internacional (CPI) a finales del mes de septiembre del pasado año por los gobiernos cipayos de Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay y Perú (5); siendo oportuno y necesario apuntar que hace pocos días, después de reunirse con el secretario de estado Pompeo, el presidente Duque, en lacayuno gesto que le retrata de cuerpo entero como el servidor incondicional del imperio que es, exhortó a  otros países de la región a que se sumasen a dicha vergonzosa solicitud (6).

Un sinnúmero de reuniones del secretario de estado norteamericano, Mike Pompeo, con cancilleres y jefes de gobierno de los países cipayos de la región, todas ellas celebradas con el propósito de intentar la conformación de una fuerza multilateral regional para intervenir militarmente en Venezuela, así como para transmitirles de manera directa las órdenes de su gobierno sobre la postura a asumir en ocasión del inicio del segundo período constitucional del Presidente Maduro, el próximo 10 de enero; siendo las más recientes: la celebrada en Brasilia con el canciller del Perú, el pasado 1° de enero; la celebrada en Cartagena de Colombia con Iván Duque, el día 2 de enero; y la celebrada vía videoconferencia con los cancilleres del “Grupo de Lima”, durante la reunión de ese esperpento diplomático celebrada el día 4, en la cual, con la sola excepción de México, los gobiernos de 12 países de la región y el del Canadá, han anticipado su desconocimiento al próximo gobierno legítimo de Maduro a la vez que le instan a entregar el ejecutivo en manos de la Asamblea Nacional en desacato (7).

Unas más que infelices declaraciones en las que a título personal pero comportándose vergonzantemente como el “ministro de colonias” del imperio, el inefable Luis Almagro llega mucho más lejos que el autodenominado “Grupo de Lima”, al decir sin el apoyo de la organización que en mala hora preside, que la OEA reconocería a un eventual gobierno provisorio de Venezuela, al decir textualmente: “Apoyamos que la Asamblea Nacional asuma el poder de manera provisoria el 10 de enero como ha sido debidamente estipulado por el Tribunal Supremo de Justicia legítimo, ambos poderes legítimos y constitucionales” (8).

Un solapado llamamiento al golpe militar proferido por el nuevo presidente de la Asamblea Nacional en desacato en la sesión inaugural del día de hoy, en la que se pronunció por la instalación de un gobierno de transición el próximo día 10, sólo que descargando en la FANB la principal responsabilidad de crearlo (9). La coincidencia del discurso de este pichón de neofascista con la posición del imperio es tal, que me atrevería a decir que el mismo le fue redactado en la embajada norteamericana.

Es ante tal cúmulo de evidencias que he formulado la hipótesis de la aplicación del escenario “Libia-2011” en Venezuela. La única variante previsible sobre este escenario consiste en que no habiendo logrado conformar la pretendida fuerza multilateral regional, según se desprende de los acuerdos alcanzados en la última reunión del “Grupo de Lima”, y habiendo sido destituido recientemente el belicoso presidente de Guyana, David Granger, los gringos tendrán que jugársela sólo con el apoyo de las fuerzas armadas de Brasil, Canadá y Colombia, a menos que otros gobiernos de la OTAN decidan sumarse en apoyo de sus socios americanos.

Finalmente, quiero decir que tengo el firme convencimiento de que Venezuela no es la Libia del Coronel Gadafi, quien bastante antes de la invasión había materializado su decisión de destruir todo su arsenal de armas estratégicas confiando ingenuamente en las falsas promesas del imperio.

Y es que si estúpidamente deciden venir por nosotros tendrán que enfrentarse a un pueblo armado, que: entre soldados regulares, milicianos y voluntarios sumaría más de 3 millones de combatientes que representan la mitad de la población total de Libia en aquellos días; cuenta con modernísimos sistemas de armas, tales como los mísiles S-300, conocidos como el terror de la aviación sionista israelí; y que sin duda alguna habrá de recibir la solidaridad ofrecida por todos los países del ALBA-TCP, así como de las potencias amigas de escala planetaria: Rusia, China, Irán y Turquía.

¡Hasta la Victoria, Siempre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

TODOS LOS PRESIDENTES QUE ORDENARON A MADURO NO REPRIMIR A LA OPOSICIÓN SE OLVIDARON QUE EN SUS PAÍSES REPRIMEN, DETIENEN, HAY HERIDOS Y MUERTOS





El presidente francés, 🇫🇷 Emmanuel Macron, ordenó a Nicolás Maduro de no reprimir a la oposición PERO SE OLVIDÓ de las 3.300 detenciones, de los 2.000 heridos y de los 8 muertos vinculados a la represión de los chalecos amarillos.

El presidente del gobierno español, 🇪🇸 Pedro Sánchez, da ocho días a Nicolás Maduro para convocar elecciones PERO OLVIDÓ que está en su puesto solo por una mención de censura y no por elecciones libres.

El presidente de los Estados Unidos, 🇺🇸 Donald Trump, acusa a Nicolás Maduro de no ser legítimo por haber sido electo con tan solo 30,45% de los electores inscritos PERO OLVIDÓ que solamente 27,20% de los electores estadounidenses votaron por él.

El presidente colombiano, 🇨🇴 Ivan Duque, vocifera contra la “narco-dictadura venezolana” PERO OLVIDÓ que 65% de la cocaína en el mundo está siendo fabricada en Colombia, bajo los auspicios complacientes de las autoridades de este país.

El presidente de Brasil, 🇧🇷 Jair Bolsonaro, está preocupado por los derechos humanos en Venezuela PERO OLVIDÓ su declaración donde califica como organizaciones terroristas a los movimientos sociales que se oponen a su política.

El presidente argentino, 🇦🇷 Mauricio Macri, culpa a Nicolás Maduro de corrupto PERO OLVIDÓ que solo su nombre, y no el de su homólogo venezolano, aparece en la lista escandalosa de los Panamá papers.

Portugal 🇵🇹 deplora la crisis venezolana que empujó, según la ONU, al 7,2% de los venezolanos a migrar PERO OLVIDÓ que 21% de los portugueses tuvo que abandonar a su país para vivir en el extranjero, según las mismas fuentes.

El presidente peruano, 🇵🇪 Martin Vizcarra, habla de dictadura en Venezuela PERO OLVIDÓ que fue nombrado presidente sin ningún voto popular, sino para reemplazar al precedente presidente destituido por corrupción.

En Reino Unido, 🇬🇧 los dirigentes denuncian amenazas a la libertad de expresión en Venezuela PERO OLVIDARON que contribuyen a mantener recluido al periodista Julian Assange en reclusión, sin ningún motivo jurídico.

Bélgica 🇧🇪 se preocupa de la situación económica en Venezuela PERO OLVIDÓ que, en Bruselas, la empresa Euroclear retiene 1.250 mil millones de dólares pertenecientes al Estado venezolano, afectando seriamente la disponibilidad financiera del país.

En boca de los propagandistas, Venezuela se convirtió en esta “escuela del mundo al revés”, descrita por Eduardo Galeano. Las falsas acusaciones, repetidas hasta la saciedad por columnas del ejército mediático, buscan legitimar en la opinión publica internacional cualquier acto guerrerista contra la República Bolivariana de Venezuela. 🇻🇪

Ya la bombas mediáticas empezaron a caer.

APRENDA DE QUÉ SE TRATA Y CÓMO LO REALIZAN POR MUCHOS AÑOS, TAL COMO LOS OCURRIDOS EN CHILE, CUBA Y AHORA CON VENEZUELA: EL BLOQUEO, EL ARMA COBARDE DE EEUU




En Latinoamérica la Revolución ha comenzado con Venezuela 

 La prensa mundial dedica a diario extensos espacios (de preferencia titulares y columnas de opinión) para resaltar todas las dificultades por las que atraviesa el pueblo venezolano. Al hacerlo, siempre culpa de ello a la gestión del presidente, Nicolás Maduro. Periodistas, opinólogos, cantantes, actores, académicos y políticos opinan con fruición en los principales medios del mundo acerca de Venezuela. Pero esa obsesión mediática con el país caribeño siempre oculta una variable clave para cualquier análisis mínimamente riguroso: el bloqueo.

Al igual que ha ocurrido por décadas con Cuba, se juzga y critica el proceso político y la situación venezolana como si no existiera esa tremenda variable. No es novedad que un país cuyo Gobierno intenta hacer una política interior y exterior de manera independiente y que, además, plantea una crítica al sistema capitalista sea bloqueado brutalmente. Le ocurre a Cuba desde hace mas de 50 años. Le ocurrió al Gobierno de Salvador Allende quien, desde el inicio de su mandato, tuvo que lidiar con un bloqueo económico internacional que impulsó el congelamiento de las ventas del cobre en el exterior. De hecho, en su discurso de diciembre de 1972 ante las Naciones Unidas, Allende denunció “el bloqueo financiero y económico ejercido por los Estados Unidos”. Lo mismo hizo este año el presidente Maduro en las 73aAsamblea General de las Naciones Unidas.

La estrategia es la misma: bloquear política y económicamente a los países disidentes (o sea, soberanos) y ocultar mediáticamente el bloqueo, así como sus consecuencias, ante la opinión publica mundial. Le ha pasado a Cuba, le ocurrió a Chile y le sucede a Venezuela.

Sin embargo, en cada caso el bloqueo adquiere expresiones y modalidades particulares. Para el caso de Venezuela podemos distinguir cuatro: 1) bloqueo a través de decretos extraterritoriales, 2) bloqueo a través de intermediarios, 3) bloqueo mediante agencias de calificación de riesgo y, 4) bloqueo informativo impulsado por las corporaciones mediáticas.

La primera modalidad se formalizó el 9 de marzo de 2015, cuando Barack Obama firmó un decreto ejecutivo que declaró a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria”. Literalmente, este decreto dice: “Por medio de la presente, informo que he emitido una Orden Ejecutiva declarando una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos representada por la situación en Venezuela”. Esa orden ejecutiva se ha ido extendiendo en el tiempo y ampliando en sus efectos. En mayo de 2018, Donald Trump, en respuesta a la insolencia chavista de convocar (una vez más) a elecciones, decretó sanciones del Departamento del Tesoro para prohibir la compra, por parte de ciudadanos estadounidenses, de cualquier deuda del Gobierno de Venezuela, incluidas las cuentas por cobrar. Estas sanciones incluyen al Banco Central y a la estatal petrolera PDVSA. Al día de hoy, Venezuela no puede hacer uso del Dólar como moneda internacional, ni puede negociar ninguna transacción internacional a través de dicha divisa. Esto implica la imposibilidad de negociar la deuda externa, ya que la mayoría de los contratos de deuda pertenecen a jurisdicción estadounidense.

En esa línea, gran parte del sistema financiero internacional ha venido propiciando, en los últimos años, un esquema de bloqueo hacia las operaciones financieras de Venezuela. Se han sucedido cancelaciones unilaterales de contratos de corresponsalía bancaria del Citibank, Comerzbank, Deutsche Bank, etc. Desde julio de 2017, el agente de pago de los bonos emitidos por PDVSA, Delaware, informó que su banco corresponsal (PNC Bank) en Estados Unidos se negaba a recibir fondos provenientes de la estatal petrolera.

La segunda forma, el bloqueo mediante intermediarios, es una expresión propia de estos tiempos. El objetivo es evitar que cualquier intermediario que realiza transacciones con Venezuela las lleve a cabo, impidiendo toda interacción y relacionamiento de Venezuela con empresas de los Estados Unidos. Y no sólo de allí: el Novo Banco (Portugal) notificó en agosto de 2017 la imposibilidad de realizar operaciones en dólares con instituciones públicas venezolanas por bloqueo de intermediarios. Se impide, así, que los intermediarios de pago actúen, bloqueando cualquier acción de pago. Esta modalidad ha tenido consecuencias humanitarias en tanto se han visto afectadas, por ejemplo, las compras de medicamentos y de alimentos.

En 2017, 300 mil dosis de insulina pagadas por el Estado venezolano no llegaron al país porque el Citibank boicoteó la compra de este insumo. El banco estadounidense se negó a recibir los fondos que Venezuela estaba depositando para pagar la importación de este inmenso cargamento, necesario para los pacientes con diabetes. En consecuencia, la insulina quedó paralizada en un puerto internacional, a pesar de que existían los recursos para adquirir el medicamento. A eso se suma que el laboratorio colombiano BSN Medical impidió la llegada de un cargamento de Primaquina, medicina usada para tratar la malaria. Un total de 23 operaciones en el sistema financiero internacional fueron devueltas (entre ellas 39 millones de dólares para alimentos, insumos básicos y medicamentos). Finalmente, desde noviembre del año pasado, 1.650 millones de dólares de Venezuela destinados a la compra de alimentos y medicinas están secuestrados por parte de la empresa de servicios financieros Euroclear, en cumplimiento de las sanciones del Departamento del Tesoro de EE. UU.

El bloqueo de intermediarios no sólo apunta a las operaciones financieras. También afecta la movilidad de los venezolanos en los más diversos ámbitos. Desde 2014 se han ido de Venezuela Air Canada, Tiara Air, Alitalia, Gol, Lufthansa, Latam Airlines Aero México, United Airlines, Avianca, Delta Airlines, Aerolíneas Argentinas, etc. Es cada vez mas difícil llegar por aire a Venezuela.

También las agencias de viaje se unen al cerco. Por ejemplo: 15 boxeadores venezolanos no pudieron presentarse al evento clasificatorio para los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 (CAC), debido a la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las agencias, las cuales pusieron varias limitaciones, entre ellas, el precio del pasaje: éste pasó de 300 a 2.100 dólares por persona al enterarse la empresa que se trataba del traslado de la Federación Venezolana de Boxeo. Cuando, luego, un privado ofreció un vuelo chárter para trasladar al equipo, Colombia y Panamá no autorizaron el uso de sus espacios aéreos, por lo que México también decidió negarse a ceder su espacio para el vuelo. Antes había ocurrido una situación similar con la selección femenina de voleibol. Este año, Guatemala negó visados a la selección de rugby venezolana para participar en el Sudamericano 4 Naciones B y, también, a la selección nacional de lucha para el Campeonato Panamericano.

También se bloquea las expresiones culturales: a principios de año, el banco italiano Intensa Sanpaolo bloqueó los recursos para la participación del pabellón de Venezuela en la XVI Bienal de Arquitectura de Venecia. Como un “crimen cultural” lo calificó el Ministro Ernesto Villegas quien logró, tras arduas gestiones y denuncias, romper ese cerco.

Y no sólo vemos trabas para que manifestaciones culturales y deportivas venezolanas salgan al exterior y representen a sus país, puesto que el boicot también opera a la inversa: artistas y deportistas de otros países se niegan a ir a Venezuela y, con desparpajo, hablan acerca del Gobierno venezolano y del chavismo. Tal vez Miguel Bosé y Jaime Bayly son los ejemplos más esperpénticos en ese sentido. Este boicot cultural y deportivo es muy efectivo a la hora de incidir en la opinión pública mundial y una poderosa herramienta para la construcción de un sentido común negativo hacia Venezuela, debido a la popularidad de quienes como Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Kevin Spacey, Gloria Stefan o Francisco Cervelli (receptor de los Pittsburg Pirates) diseminan propaganda negativa, en un contexto de bloqueo multidimensional.

La tercera modalidad se expresa a través de la arbitraria e injusta calificación de riesgo que hacen las agencias. El riesgo país (RP) otorgado por las agencias de calificación es improcedente si observamos el cumplimiento de Venezuela con el pago de la deuda externa. En los últimos 4 años la República ha honrado sus compromisos de pago por un total de 73.359 millones de dólares. No obstante, el RP ha seguido subiendo. Como denuncia el economista Alfredo Serrano, “van 32 meses en los últimos 14 años en los que el RP contra Venezuela ha subido, a pesar del incremento del precio del petróleo. En la actualidad, el RP, dado por JP Morgan (EMBI +), se encuentra en 4.820 puntos, es decir, 38 veces más de lo que le asignan a Chile, aun cuando este país tiene una ratio de deuda/PIB similar al venezolano. Todo esto encarece y prácticamente impide cualquier posibilidad de obtención de créditos”.

Estos tres bloqueos están teñidos de cinismo y paradojas: mientras que, por un lado, la prensa mundial denuncia ‘hambruna y crisis humanitaria’ en Venezuela, por otro, en acción coordinada, países e instituciones proestadounidenses bloquean el ingreso de medicamentos y alimentos al país. Mientras el Grupo de Lima, Estados Unidos y la Unión Europea muestran consternación por la emigración venezolana, las lineas aéreas de esos mismos países abandonan el territorio. Y, en tanto se cumplen los compromisos de pago, aumenta el riesgo país.

Es una absurda inversión de la realidad. Sin embargo, por muy absurda que sea se sostiene ideológicamente gracias a la cuarta modalidad de bloqueo: el mediático. Este bloqueo también es muy paradojal pues Venezuela es el país del que más hablan los medios de las corporaciones internacionales. Se trata, pues, de un ‘bloqueo ruidoso’, diferente, por ejemplo, al bloqueo silencioso que hay respecto de Guantánamo, de las masacres en Yemen y Palestina o de los constantes asesinatos de periodistas en México. Por el contrario, con Venezuela hay profusión informativa, continuidad de agenda escandalera y festín verborrágico .

Efectivamente, durante el 2017, sobre una muestra de 90 medios estadounidenses, se contabilizaron 3.880 noticias negativas sobre Venezuela, es decir, una media de 11 diarias, encabezadas por Bloomberg y el Miami Herald. En cuanto a las agencias, Reuters y AFP juntas reúnen el 91% de las noticias negativas. A su vez, el diario El País de España mencionó a Venezuela en ¡249! de las 365 ediciones del 2017, casi a diario y siempre negativamente. Y si eso parece una exageración, falta el adjetivo adecuado para calificar lo de la cadena alemana Deutsche Welle (DW): ésta publicó 630 noticias sobre el presidente Maduro…¡casi 2 diarias! Para el caso de la prensa latinoamericana son los medios de México, Colombia y Chile (es decir, los principales integrantes de la Alianza del Pacífico), los que más y con menor rigor periodístico informan: 4.200 noticias negativas aparecieron en México el 2017, 3.188 en Colombia y 3.133 en Chile.

¡NINGUNA MENCIONÓ EL BLOQUEO!

El cerco mediático opera generando inmenso ruido y, a la vez, invisibilizando tanto al bloqueo como al pueblo chavista. Ambos no existen en los medios de las corporaciones y, al no existir ambos, la opinión pública mundial, que mayoritariamente accede a información sobre Venezuela a través de la agenda informativa hegemónica, es proclive a formarse una visión sesgada de la realidad.

Esa es la fórmula del bloqueo actual, impulsado a modo de política exterior por los Estados Unidos contra los países periféricos que, como Venezuela, buscan construir con soberanía sus propios caminos. Podemos ver una continuidad con los casos de Cuba y Chile durante el siglo 20, pero también vemos rasgos característicos del siglo 21 y de esta etapa del imperialismo.

POR PEDRO SANTANDER