NOSOTROS
MISMOS DESTROZAMOS EL MEDIO EN QUE HABITAMOS
Escrito por José Carlos García
Fajardo
Asombra el incremento
espectacular del cáncer testicular en jóvenes menores de 25 años. Hasta hace
unos años, fuera de los ambientes sanitarios, nadie trataba de este tema.
Debido a la fortaleza de los jóvenes, esta enfermedad explota de manera súbita
y con amenazantes metástasis. Es conocida la espectacular agresión mediante
quimio y radioterapias, reserva de esperma y la intervención quirúrgica que
provoca conmoción en el paciente, en su pareja y en sus familiares. Resulta
dramático saber que sólo podrá tener descendencia mediante una inseminación que
obliga a vivir pendientes de los bancos de esperma.
Los estudios indican diversos
problemas de salud sistemáticamente asociados a los tóxicos persistentes, entre
ellos los derivados de su actividad promotora de varios tipos de cáncer y de su
actuación como disruptores endocrinos. La capacidad de estos compuestos para
afectar al sistema hormonal les permite desregular funciones básicas del
organismo y producir importantes efectos sobre el cerebro, la pituitaria, las
gónadas o el tiroides.
Como consecuencia, los PTS
afectan al desarrollo de los fetos y recién nacidos, causan la pérdida de
calidad en el esperma e incrementan la incidencia de diversas enfermedades
neurológicas o endocrinológicas, con efectos tan llamativos como el adelanto de
la pubertad en las chicas.
El Programa Ambiental de Naciones
Unidas en un interesante sigue evaluando su situación (www.chem.unep.ch).
Muchos de estos productos están
al alcance de cualquiera, a pesar de su peligrosidad. Algunos, como el lindano,
se venden en las farmacias como componente de productos antipiojos, ladillas y
contra la sarna.
Otros, como el endosulfan, forman
parte de la composición de más de 80 productos insecticidas de uso habitual en
la agricultura.
El informe de Naciones Unidas
alerta del uso de pesticidas estrogénicos en amplias zonas de América central.
Se sabe que el endosulfán interfiere en la actividad de los estrógenos y
aumenta hasta cuatro veces las posibilidades del cáncer de mama.
Preocupan productos como el
Bisfenol A, uno de los disruptores endocrinos más activos, que se usa en
grandes cantidades en Europa como base de los policarbonatos, los plásticos
rígidos con los que se fabrican desde los CD a los biberones.
Los factores desencadenantes del
cáncer testicular trajeron de cabeza a los científicos hasta que, en el
Hospital Universitario de Örebro (Suecia), lograron establecer una conexión
causal entre esta enfermedad y la exposición que sufrieron sus madres, decenas
de años atrás, a substancias químicas como los PCB, el hexaclorobenceno o el
clordano que transmitieron estos tóxicos a sus hijos durante el embarazo y la
lactancia.
La alarma se ha disparado ante la
dramática multiplicación de casos en países tan avanzados en cuidados
sanitarios como los europeos. Nos estamos acostumbrando al incremento de los
cánceres de mama en mujeres cada vez más jóvenes, y crece la sospecha de que
existe una relación causal con la ingesta de alimentos precocinados,
congelados, o de la llamada comida basura.
También tiene una enorme
importancia la exposición a un medio ambiente degradado por los carburantes y
por el salvaje incremento de las emisiones de CO2 procedentes de industrias que
se niegan a aplicar las medidas acordadas en la Conferencia de Kyoto.
Mientras tanto, la publicidad nos
satura hasta hacernos creer que el que no tiene coche casi no es persona,
porque impera la nueva moral que sostiene que no tener es pecado.
La capa de ozono se degrada ante
la inactividad de las autoridades cuya primera obligación es cuidar del
bienestar de los ciudadanos. Y la mayor prioridad es una vida sana pues, sin
ella, no es posible vivir en libertad y ejercer el derecho a la búsqueda de la
felicidad.
Se ha hecho creer a los
habitantes del Sur que, si imitan nuestro modelo de desarrollo, pasarán de
países en vía de desarrollo a países desarrollados. Esto es una falacia pues
los países del Norte sociológico no podríamos mantener nuestro nivel de vida,
de consumo y de despilfarro si no fuera porque explotamos las materias primas
que extraemos de esos países empobrecidos al precio y en las condiciones que
imponemos.
La Unión Europea necesita
importar más del 60% de las materias que necesita para mantener su industria.
Por otra parte, es falso que el subdesarrollo sea un estadio en el camino hacia
el desarrollo. Es una excrecencia de un seudo desarrollo explosivo y letal,
para personas y para el medio ambiente en el que vivimos, nos movemos y somos.
Si para convertirse en
desarrollados, China e India tuvieran que disponer, proporcionalmente, del
mismo número de coches, y de
motocicletas o de refrigeradores que los europeos o los norteamericanos la capa
de ozono no resistiría ni veinte años.
Los investigadores médicos se
muestran muy críticos ante esta situación y alertan del peligro sanitario en
que estamos inmersos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario