CASTAÑEDA
Y LA AVENIDA SALAVERRY
Esta corrosiva imagen de Álvaro
Portales fue dibujada a raíz de un episodio ocurrido cuando Luis Castañeda
Lossio era alcalde, en agosto de 2009. Augusto Álvarez Rodrich reseñó así el
evento en su columna diaria en La República:
Los que viven entre las cuadras
11 y 14 de la Av. Prolongación Paseo de la República despertaron anteanoche, a
las dos de la mañana, creyendo que era viernes 13 y Jason Voorhees estaba
suelto por Chorrillos con la motosierra buscando una nueva víctima.
No era, sin embargo, el homicida
de las películas ‘Viernes 13’ el que andaba por el barrio, sino cuarenta
obreros y 200 policías que el alcalde Luis Castañeda había enviado para tirarse
150 árboles –de entre 20 y 30 años de antigüedad– para reemplazarlos por un terminal
de buses que algún día, solo Dios sabe cuándo, llegarán como parte del Cosac.
Augusto se refería a uno de los
terminales del Metropolitano que se terminó de construir al año siguiente. Y
como manifiesta en otros párrafos de su columna, el problema no solo estaba en
el arbolicidio (que mereció una llamada de atención del Ministerio del
Ambiente), sino en la falta de comunicación frente a un acto hecho de sorpresa,
de madrugada y frente al cual el propio alcalde tuvo que reconocer que habían
generado molestias en los vecinos.
Peor aún, como indicamos en este
blog en aquel momento:
Como lo descubrió el Instituto
Prensa y Sociedad, esta obra se ha hecho sin un estudio de impacto ambiental,
dado que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones no dio certificación
ambiental al Metropolitano ya que la Municipalidad Metropolitana de Lima inició
la ejecución de la obra sin que se emitiera este documento. Peor aún, el MTC
devolvió los expedientes a ProTransporte - entidad de la Municipalidad
encargada del Metropolitano -, dado que ya se habían mandado a ejecutar la obra
sin cumplir con un requisito fundamental. Amen de otras irregularidades que se
han visto en el proyecto. (Como la grosera sobrevaloración de la obra, por
ejemplo)
Seis años después, otra amenaza
se cierne sobre otro punto de la ciudad. Ayer, en entrevista con El Comercio,
el alcalde de Jesús María, Carlos Bringas, militante de Solidaridad Nacional,
dio las siguientes declaraciones:
— ¿La avenida Salaverry está
hecha para soportar la afluencia de vehículos que genera el centro comercial?
(Real Plaza Salaverry, inaugurado hace algunos meses, nota de DTP)
Hemos conversado con el alcalde
[Luis] Castañeda y estamos trabajando para incrementar a tres vías la Salaverry
en sentido de ida y vuelta, con lo cual se aliviaría el tránsito. Él manifestó
su interés en ello.
— Ello implicaría afectar al
jardín central y la ciclovía.
Por los dos lados. [La
ampliación] también puede ser por el lado de la vereda, depende del tramo. Hay
sitios donde la vereda tiene 4 a 5 m de ancho.
— ¿No se plantea acabar la parte
central de la vía entonces?
Vamos a tratar, en su mayoría, de
no afectar las áreas verdes en esta vía de cerca de 4 km de largo.
Y si bien hoy Bringas ha querido
poner paños fríos, la preocupación continúa, tanto por el arbolicidio posible
(cualquiera que vaya por la Av. Salaverry aprecia en toda la vía una importante
cantidad de árboles en una ciudad con escasez de áreas verdes), como por la
insensatez que sería ampliar un carril más a una avenida que está
congestionada, sobre todo, por la actuación de los automovilistas. La opinión
del regidor Augusto Rey:
Aumentar la capacidad vial en
zonas céntricas de la ciudad puede ser una solución en el corto plazo, pero a
mediano y largo plazo solo agrava el problema. Construir un carril adicional
motivará que quienes transitaban por otro lado, ahora lo hagan por la avenida
ampliada: la vía colapsará nuevamente en muy poco tiempo y se requerirá una
nueva ampliación; y así hasta ahogarnos en asfalto y humo.
Lima debería seguir el ejemplo de
otras ciudades en las que la cantidad de autos también está creciendo y el
espacio ya les queda chico. En lugar de aumentar la capacidad vial, se debe
buscar implementar políticas que desincentiven o restrinjan el uso de autos.
Más y mejor transporte público es el primer paso.
Y ya saben que acaba de hacer
Castañeda con la reforma del transporte. Es decir, lo contrario a lo que se
sugiere y a la línea en la que - parcialmente - iba la anterior gestión.
Desde un punto de vista técnico,
Luciano Stucchi escribe en el blog Ingeniería y Negocios de la Universidad del
Pacífico:
El otro fenómeno que trata Beaty
es el de los cambios de carril, un fenómeno bastante conocido entre los
expertos de ingeniería vial. Es sabido desde hace décadas que uno de los
principales problemas por los cuales se producen embotellamientos es el
incesantecambio de carriles que efectúan los automovilistas en una vía. Este
cambio puede deberse a varios motivos, que van desde la idiosincracia hasta la
necesidad. Parte del tema tratado en el artículo del inicio se fundamenta en
este punto: cuantas más opciones sienta un conductor que tiene para desplazarse
en una vía, mayor capacidad tendrá de buscar optimizar su beneficio propio. Y
eso, superpuesto a centenas o miles de conductores,converge en un equilibrio de
Nash. Al no haber ninguna garantía de que este equilibrio representa el óptimo
general, lo que podemos terminar teniendo es un resultado torpe e ineficiente.
Para evitar esa conclusión solo hay dos alternativas: se condiciona la
circulación a través de la red, para no promover la búsqueda de óptimos
individuales, o bien se cambia la idiosincracia de los elementos, para promover
la búsqueda del óptimo general. Como se ve entonces, la solución nunca viene de
priorizar al individuo particular, pues esta determinación lo que termina
provocando es la subutilización de los recursos y una engañosa solución
parcial.
En otras palabras, en términos
racionales, ampliar una avenida para hacer un carril más es insensato.
Posible arbolicidio, terminar de
colapsar una avenida que ya tiene problemas, soluciones que no son técnicas. El
estilo Castañeda en su esplendor.
Vuelven las obras.
(Imagen: Álvaro Portales) FUENTE: José Alejandro Godoy
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