RESTAURAR
PAISAJES DEFORESTADOS: MUCHO MÁS QUE PLANTAR ÁRBOLES
Cuenca de Chaina en Colombia. El
país sudamericano lidera esfuerzos de restauración ecológica en la región
latinoamericana. Foto: Sven Wunder, CIFOR
LIMA, Perú- Para detener la
pérdida de los bosques, países de todo el mundo se han fijado la ambiciosa meta
de replantar 150 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas
para el año 2020. Algunos países de América Latina y el Caribe se han
comprometido a iniciar la restauración de al menos 20 millones de hectáreas
para ese entonces. Pero, para cumplir el objetivo se necesita mucho más que
sólo sembrar árboles, de acuerdo a una serie de estudios publicados en un
número especial de la revista Forests.
Según indican los autores, la
forma en que los países gobiernan sus tierras de cultivo y sus bosques
desempeña un papel clave en el éxito o fracaso de los programas de
restauración.
La restauración ecológica, definida como “el proceso de
ayudar a la recuperación de un ecosistema que ha sido degradado, dañado o
destruido”, de acuerdo a la Sociedad para la Restauración Ecológica, exige un
compromiso a largo plazo por parte de todos los niveles de gobierno, y otros
involucrados como propietarios, empresas e investigadores.
Lea la investigación (en inglés)
Governing Forest Restoration:
Social, Environmental and Institutional Dimensions
“Queríamos saber hasta qué punto
la teoría y la práctica de la restauración forestal están siendo tomadas en
cuenta por esta amplia gama de actores. Para ello comparamos tanto las
oportunidades como los desafíos, a nivel local y global, en la aplicación de
instrumentos jurídicos y políticas intersectoriales”, explica Manuel Guariguata, coeditor de esta edición
especial y responsable de la investigación sobre bosques de producción en el
Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
“Como lo sugieren los trabajos de
esta edición especial, el éxito de las iniciativas de restauración forestal
está generalmente asociado a retos sistémicos de gobernanza que muchas veces se pasan por alto durante el
diseño de proyectos”, agrega el investigador.
Reuniendo los resultados de
estudios de restauración de bosques de todo el mundo, la edición especial
Governing Forest Restoration: Social, Environmental and Institutional
Dimensions (La gobernanza en la restauración forestal: dimensiones sociales,
ambientales e institucionales), reúne información sobre los éxitos, las
dificultades y los principios de gobernanza necesarios para ejecutar programas
de reforestación que beneficien tanto a la naturaleza como a las personas.
Según Pedro Brancalion, profesor
de silvicultura de especies nativas de la Universidad de Sao Paulo y coeditor de la edición especial, los países
deben decidir qué actividades van a incentivar, sean plantaciones forestales,
regeneración natural, plantaciones de especies exóticas, manejo forestal, o una
combinación de éstas; e identificar los principales retos para su
implementación.
“Los países también deben
identificar los lugares donde esas actividades pueden alcanzarse con la mejor
relación costo: eficiencia y definir un mapa de áreas prioritarias”, explica
Brancalion. “Por ejemplo, las pendientes pueden tener menor costo de
oportunidad en términos de ser ocupadas por actividades de restauración y a su
vez mayor capacidad de recuperación que las áreas planas.”
También sería conveniente proveer
incentivos económicos a los agricultores u otros propietarios de tierras, según
los investigadores. Estos podrían incluir pagos por servicios ambientales, o el
desarrollo de mercados para productos forestales maderables y no maderables en
áreas de restauración, por ejemplo, o asistencia técnica para la reforestación.
RESTAURACIÓN EN AMÉRICA DEL SUR
En América del Sur, ya se han
dado a algunos avances, según explica James Aronson, jefe del grupo de
restauración ecológica del Centro de Ecología Funcional y Evolutiva en
Montpellier, Francia, y cofundador de la Restoring Natural Capital Alliance,
una red de organizaciones y personas involucradas en investigación y acciones
de restauración ecológica.
“Ecuador y Colombia han aprobado
ambiciosos planes nacionales de restauración para sus paisajes. Además, en
noviembre del año pasado, un cambio en el código civil argentino reconoció al
medio ambiente como un “bien jurídico”, lo cual permite a los ciudadanos exigir
que el gobierno tome medidas para detener la degradación o para restaurar ecosistemas”,
detalla Aronson.
En la costa atlántica de Brasil,
donde sólo queda el 12% de la cubierta forestal original, una coalición de más
de 260 grupos de actores, incluyendo investigadores, organizaciones sin fines
de lucro, agencias gubernamentales y empresas privadas, se ha comprometido a
restaurar 15 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas para el
año 2050.
Con los gobiernos estatales
cumpliendo un papel importante, este Pacto de Restauración del Bosque Atlántico
es un ejemplo de enfoques de gobernanza tanto bottom-up, como top-down, dice
Aronson.
Además, Pará, se ha convertido en
el primer estado de la Amazonia brasileña en adoptar una definición clara de
“bosques secundarios”, basada en sus características biofísicas, poniéndose así
a la vanguardia de las acciones destinadas a la restauración de forma natural.
BOSQUES SECUNDARIOS: DESAFÍOS
Pero gestionar la regeneración
natural de bosques secundarios como herramienta de restauración plantea algunos
retos, dicen los autores en otro de los estudios publicados en la revista
Forests. Entre los desafíos encontramos términos y definiciones imprecisas,
normas inconsistentes en los diferentes niveles de gobierno, y una percepción
generalizada de que los bosques secundarios tienen poco valor, cuando en
realidad aportan beneficios para el restablecimiento de la degradación,
brindando servicios ecosistémicos y manteniendo la diversidad biológica.
Promover la restauración del
bosque a través de la regeneración natural es una práctica conveniente ya que
no depende de plantar árboles. Pero requiere de una combinación de
consideraciones técnicas, socioeconómicas, políticas y regulatorias, afirman
los autores, quienes sugieren un diálogo urgente entre quienes toman decisiones
agrícolas y ambientales, pues muchas veces los bosques secundarios caen en
vacíos legales y normativos.
NO HAY RECETA ÚNICA
Aún no se cuenta con un marco
único que permita guiar mejor los procesos nacionales y locales de la
restauración forestal, tanto en la toma de decisiones como en la ejecución,
afirman los autores de otro estudio publicado en Forests, sobre el caso
de Indonesia.
Frente a los crecientes
compromisos internacionales de restauración forestal en el mundo, una mayor
investigación podría ayudar a enfrentar desafíos
“La restauración forestal se ha
convertido en un tema mundial en muy poco tiempo. Esto ofrece muchas oportunidades de investigación y desarrollo,
pero también involucra grandes desafíos “, agrega.
“¿Cómo pueden estos loables
compromisos alcanzar el nivel local de manera eficiente y equitativa? ¿Dónde se
debe buscar el equilibrio entre las medidas de “mando y control” de las
instituciones gubernamentales y el rol de los actores no estatales, la
flexibilidad normativa y los instrumentos de mercado para que funcione la
restauración forestal? “. Aún queda mucho por resolver.
FUENTE: BARBARA FRASER
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