AMÉRICA
LATINA POLARIZADA
El año 2014, estaba marcado para
ser el punto de giro de una correlación que le ha sido desfavorable a los
intereses de los Estados Unidos en América Latina, por casi 15 años. La
sucesión de eventos electorales, el desgaste de los gobiernos progresistas y la
agudización de la crisis económica y política en Venezuela, daban el terreno
preciso para ensayar nuevamente una polarización extrema entre izquierda
gobernante y derecha opositora.
La idea era simple, los que
gobernaron antes debían volver a gobernar, con todo el paquete clasista que
representaban, y esta parte del mundo empezaría a recuperar su lugar que
siempre fue detrás del gigante del norte. Las victorias de Michelle Bachelet,
Evo Morales, Dilma Rousseff, Tabaré Vásquez, frenaron el impulso, donde algunos
cantaron victoria antes de tiempo. Y en los llanos de Venezuela se mantuvo un
empate catastrófico entre oficialismo y opositores de derecha que está
paralizando a este país, que parece no tener salidas, ya que ninguno de los dos
sectores tiene las fuerzas para imponerse al otro y los espacios de negociación
casi no existen.
El hecho es que hemos llegado al
siguiente año, sin que Washington que bastantes líos viene armando en otras
partes del mundo, haya logrado aalguna victoria significativa sobre su antiguo
patio trasero. Y eso, da la impresión, que endurece las tensiones. Lo que pasa
en Argentina da una idea de que ya no estamos disputando solo unas elecciones,
con candidatos, campañas y fanfarria política. A Cristina le han querido clavar
la muerte de un fiscal que la venía acusando de encubrir un atentado de hace
casi veinte años.
Pero la Justicia ha encontrado
que la denuncia carecía de sustento. El fiscal que murió encerrado en su casa y
con un arma que había pedido prestada a un amigo no tenía la causa suficiente
contra la presidenta. Pero su muerte si era como un disparo directo contra
ella. Sea lo que sea lo que pasó allí, la implicación de Cristina Kirchner en
el crimen era absurda, salvo que la presidenta tuviera afanes de suicidio.
El caso, sin embargo, muestra a
qué grado se escalan los enfrentamientos. Ni que hablar de Venezuela donde el
gobierno denuncia golpismo de la otra parte y la derecha más dura busca el
choque y la represión. En otros países también la polaridad es fuerte. Y, en el
Perú, donde el gobierno de Humala no tiene en verdad nada de progresista y ha
mantenido el programa económico que viene desde comienzos de los 90, la pelea
de todas maneras ha seguido subiendo de tono.
La derecha le ha estado
devolviendo al actual presidente, todo lo que hizo por ella, con los peores
modales y con todo su poder de prensa. Es, a su manera, parte de la vacuna
general que el imperio está intentando aplicar en el subcontinente para que
todo vuelva a ser como antes.
FUENTE: Raúl Wiener Periodista,
Analista Político y Económico peruano.
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