El
presidente indonesio Joko Widodo quiere subvencionar masivamente los
biocombustibles en su país. Las empresas palmicultoras se frotan las manos –
pero cada vez más selvas están en peligro.
Unos 1,35 mil millones de dolares
(US$) al cambio fluirían a la caja de la industria de los biocombustibles.
Ecologistas indonesios se
oponen. “Los únicos que se benefician de esta política son las empresas
privadas palmicultoras”, dice Zenzi Suhadi de la organización Walhi. “Con los
impuestos de los ciudadanos se financia el robo de tierras”.
Nuestro contraparte Nordin,
de Save our Borneo SOB dice: “El aceite de palma está lleno de corrupción,
violaciones de derechos humanos y destrucción de la naturaleza”.
Las empresas van a establecer
nuevas plantaciones que destruyen las selvas. El clima se verá aún más
perjudicado. El pequeño campesinado e indígenas pierden sus tierras. Los
dineros de los contribuyentes no se utilizan para mecanismos de combate de la
pobreza ni para proteger el medio ambiente.
La industria de la palma en
Indonesia tiene en estos momentos problemas con los precios a la baja y con la
comercialización. Las subvenciones curvarán la demanda de tierras hacia arriba.
Las empresas dependen menos del mercado mundial. Cada litro de biodiesel estará
en el futuro cinco veces más subvencionado que hasta ahora.
También el biocombustible de
etanol estará más subvencionado. Hasta un millón de hectáreas de bosques
podrían ser destruidas.
Todavía en marzo el
parlamento indonesio tratará el plan gubernamental. Por favor, apoye a los
defensores de la selva indonesios a evitar la subvención sumándose a la
petición.
PARA: PRESIDENTE DE INDONESIA SR. JOKO WIDODO
Presidente de Indonesia Sr.
Joko Widodo ¡No subvencione con millones a quienes destruyen la selva!
Sr. Presidente Joko Widodo:
En Europa se han hecho malas
experiencias con las subvenciones para los agrocombustibles. Ahora hemos sabido
acerca de sus planes de subvencionar el biodiesel y el etanol con dinero de los
impuestos. De este modo, usted subvencionará la expansión de monocultivos y la
destrucción de las selvas.
Organizaciones indonesias que
defienden la naturaleza y los derechos humanos temen la deforestación en
aumento y el desplazamiento de muchas personas del campo y comunidades
indígenas.
Ya hoy día hay en Indonesia
más de diez millones de hectáreas de plantaciones de palma aceitera, donde
hasta hace pocos años crecían las selvas.
En el trasfondo de sus planes
parece estar, el hecho de que las empresas palmicultoras ven disminuidos sus
beneficios. Subvencionando el sector, los habitantes del campo y el medio
ambiente pagarán un precio inaceptablemente alto. Muchos de los daños son
irreparables.
Por favor, prescinda de las
subvenciones y de los biocombustibles.
Gracias.
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