El actual
presidente del Perú, Martín Vizcarra, se encontraba en la cima de su popularidad.
Las encuestas le daban altos índices de aprobación debido a su supuesta lucha
contra la corrupción. Estamos, una vez más, frente a la ingenuidad
generalizada, y la manipulación de información por los medios de prensa. La
verdad tiene otro rostro. Vizcarra es tan paladín en la lucha contra la
corrupción como lo son dos conspicuos miembros de la banda de ex presidentes
peruanos: Alan García o Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Lo cierto es que Vizcarra
es un político sinuoso y criollón más: típico espécimen de la vieja y
vergonzosa política peruana. Si bien es cierto que su talante es algo más
discreto, su prontuario tiene poco que envidiarle al de sus predecesores.
No hay que
olvidar que Vizcarra accedió a la Presidencia de la República, en marzo del año
pasado, porque el ex presidente Kuczynski debió renunciar, al enfrentar una
denuncia por compra de votos de congresistas para amnistiar al asesino-en-serie
Alberto Kenya Fujimori Fujimori. Tal medida fue el agradecimiento al partido de
este, Fuerza Popular, al haber votado contra la moción de vacancia a Kuczynski
por la imputación de recibir millonarios sobornos de la empresa brasileña
Odebrecht.
Al ser Vizcarra
vicepresidente de Kuczynski, ¿se puede creer que no sabía en qué estaba metido
su jefe? De ninguna manera. Vizcarra fue cómplice de aquella compra de votos
para evitar la vacancia; y fue, por lo tanto, cómplice de encubrimiento de un
delito. ¿Qué es lo mínimo que debió haber hecho? Irse con Kuczynski. En
cualquier puesto de alto rango (en el Estado, empresas privadas y hasta ONGs),
cuando el jefe renuncia también lo hace el equipo que ha llevado. Es una
cuestión de ética. Pero esta palabra es desconocida para el actual mandatario.
¿Qué hizo Vizcarra? Se atornilló cómoda y cínicamente al vetusto sillón
presidencial.
Sin embargo, la
carrera delincuencial de Vizcarra no comienza con este encubrimiento y acomodo;
ya que enfrenta una serie de procesos penales que van desde peculado hasta
malversación de fondos. Veamos. En un reportaje del programa televisivo
“Panorama” –y también en otras investigaciones periodísticas–, se demostró que
CyM Vizcarra es una empresa grande, con 25 años de trayectoria, conformada por
los hermanos César y Martín Vizcarra Cornejo. Y que, según el estatuto de la
constructora moqueguana, el gerente general –que era su hermano César Vizcarra–
y el gerente de operaciones gozaban de amplias facultades y atribuciones para
representar y administrar los negocios de la sociedad.
Por lo tanto,
Martín Vizcarra conocía cada movimiento de su empresa, estaba encargado de
supervigilarlos. Ya se sabe que contrató con la firma brasileña Odebrecht: la
misma que está hundida en denuncias por haber sobornado a todos los gobiernos
del Perú desde los años 80 en adelante. No solo hizo negocios (‘entripados’,
sería una palabra más exacta) con la principal consorciada de Odebrecht, que es
Graña y Montero S.A, sino con Conirsa- Odebrecht y otras consorciadas de la transnacional
carioca, como se puede leer aquí.
La denuncia más
notoria es por haber favorecido a la Sociedad Aeroportuaria KunturWasien la
licitación para la construcción del aeropuerto de Chinchero en Cusco. El
director de este consorcio habría financiado la campaña de Kuczynski. Y aunque
el mes pasado se archivó la investigación contra el actual presidente del Perú,
la Procuraduría Anticorrupción, que impulsó desde un inicio la denuncia por
presunto delito de colusión contra Vizcarra, tiene la prerrogativa de
interponer un recurso que revierta la decisión de darse el caso. Bajo la óptica
del procurador Amado Enco, la adenda del proyecto Chinchero implicaba un
beneficio irregular a favor de KunturWasi, sustentado en un documento de 20
páginas que contienen sólidos elementos de sospecha (Ver aquí).
Estas son solo
algunas perlas del frondoso prontuario de Vizcarra.Los ilusos, que piensan que
Vizcarra encabeza una frontal lucha contra la corrupción, se olvidan de que
este personaje preside un gobierno al servicio del gran capital internacional
(en la misma línea de su depuesto jefe, el trapichero lobista al servicio,
principalmente, del capital yanqui, Pedro Pablo Kuczynski). En coherencia con
esta trayectoria política, al sancionar el presupuesto 2019 exoneró de
impuestos las grandes empresas mineras afectando la realización de
imprescindibles obras públicas. De igual manera, ha presentado un proyecto de
ley sobre reforma laboral que es una puñalada contra la clase trabajadora.
El conocido
sociólogo y catedrático Francisco Durand lo ha sintetizado de este modo:
“Vizcarra es
‘más de lo mismo’, un continuador de PPK en cuanto a materia económica se
refiere. La muestra más palpable es la manera cómo el grupo Rodríguez Pastor
(dueño de IPAE y principal constructor y operador de centros comerciales que
contratan mano de obra joven) ha preparado, con ayuda del ex ministro Zavala,
su nuevo gerente (InRetailPeruCorporation), una Política Nacional de
Competitividad y Productividad. Esta ‘nueva política’ mejora y aumenta la
impopular ‘Ley Pulpín’ re-introduciendo regímenes laborales con menos derechos
en momentos que los grandes empresarios solo pueden aumentar sus ganancias por
estas vías. Mientras el país estaba en vilo con la corrupción en la Fiscalía y
el caballazo de Chavarri, Zavala, el grupo Intercorp vía IPAE, y la CONFIEP
dirigida por el minero Roque Benavides, preparaban otro caballazo, el DS
345-MEF, emitido también en vísperas de Año Nuevo. El Estado sigue estando
capturado por la CONFIEP y el DS 345 demuestra que el decretismo y el
secretismo en la manera como la legislación ha sido privatizada y opera de
forma inconsulta”
(https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10156365908281312&id=265279311311).
Así que la
problemática del trabajo vuelve al centro del debate, en el Perú, con dichas
medidasantipopulares. Nuevamente se imponen, como política de Estado, los
intereses del grancapital y sus operadores políticos en el gobierno y medios de
comunicación. Lo anterior se puede resumir en la siguiente lógica perversa:
para ser productivos, hay que ser competitivos, y ser competitivos significa
estar en capacidad de competir con otras economías, lo que se consigue
abaratando costos, entre otros, los derechos de los trabajadores conquistados
en décadas de lucha. Flexibilización y desregulación laboral, en una palabra,
sobreexplotación de los trabajadores, es la receta que vienen aplicando los
gobiernos desde la dictadura militar de Morales Bermúdez, en los 70, y aun con
mayor durezay autoritarismo durante el fujimorato.
En suma, Martin
Vizcarra no solo es un pendejo criollo más, sino un suertudo. De la nada, le
cayó la Presidencia,y a la vez se montó en la ola de la llamada lucha contra la
corrupción, donde ha sabido posicionarse en una de las dos grandes fracciones
en pugna por el control del Estado peruano y, esta vez, contra los apristas y
fujimoristas. Su régimen representa a aquella fracción del capitalismo
burocrático que tiene la libre empresa como eje; en función de lo cual el
Estado refuerza su rol de cautelar los intereses, negociados y prácticas
lesivas del interés mayoritario, por parte de la empresa privada,
principalmente la vinculada al gran capital multinacional.
Con el cuento
del combate a la corrupción, busca manipular a las masas para aplicar mayor recorte
de derechos y lanzar sus paquetazos antipopulares; a la vez que, mediante
leguleyadas y estratagemasnon sanctas, trata de evadir su responsabilidad en
las más de 25 denuncias que pesan sobre su cabeza por corrupción ligada a la
venta del país como presidente regional y como ministro de Kuczynski.
Pero, como
demuestra la historia en todo tiempo y lugar, cada ataque contra la clase
trabajadora genera, a su vez, su respuesta, y vuelveurgente su organización y
lucha indesmayable. Como en otras épocas, el resultado de dicho procesoserá un
salto cualitativo que vuelva a poner en jaque a las élites en el poder, a sus
amos multinacionales, a esta política de explotación laboral y saqueo nacional
que los serviles medios de prensa callan. Con decisión, claridad y firmeza, el
resultado será la victoria final de las masas,al haber cerrado el pasado con
gruesas lágrimas de acero, como entrevió el joven poeta y guerrillero Javier
Heraud, y para que por fin el cielo sea nuestro, nuestro el pan de cada día,
así como el trigo y la tierra.
POR GABRIEL ADRIAN Y SANTIAGO LA CHIRA
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