CON
LA DESAPARICIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS HAN CREADO UN VACÍO HISTÓRICO Y
COYUNTURA NACIONAL
La coyuntura nacional actual está
atravesada por diversos dilemas que deben ser pensados en el sentido más
holístico posible. Pues de otro modo podemos terminar dibujando un panorama con
variables que no son relevantes para la acción política. Con eso nos referimos
a personalizar el análisis desde sólo lo visible, y no las cosas que están
detrás de ello.
Cuando hablamos de Refundación
Democrática cómo estrategia del periodo político que vivimos estamos hablando
de tener en cuenta la contradicción central en éste momento histórico de
nuestro país. Esa contradicción central es entre democracia neoliberal –esta
que conocemos y vivimos- y democracia popular. No es menor perder de vista
aquello. Pues las fuerzas sociales bregamos por resolver la contradicción del
periodo con el triunfo de un proyecto de amplias mayorías. Triunfo no electoral
-no sólo electoral para ser exactos- sino triunfo en la hegemonía del proyecto
de país, de los valores, de los sentidos comunes, de la construcción de la
patria nueva.
Éste proyecto se basa en realidad
entera, alejarnos de ella deja de ser política y nos coloca en el plano de la
pura imaginación. La situación en la que nos encontramos es una en la que las
fuerzas sociales se encuentran estratégicamente en reflujo, las fuerzas
organizativa de los trabajadores en los sectores estratégicos de la economía
por poner un ejemplo. Si bien es cierto que hay resistencias dignas en varios
puntos de nuestra patria en general podemos señalar que luego de la dictadura y
la implantación del modelo neoliberal las fuerzas sociales han configurado lo
que podemos llamar un ‘Vacío Histórico’ , pues hay una evidente incapacidad
política por contrarrestar los avances de los sectores ultraneoliberales.
Llámese la Derecha Fujimorista y aprista. Tan es así que el 2016 se prevé una
disputa entre Alan Garcia y Keiko Fujimori. La derecha pura. La derecha
militarista. El paso previo al fascismo.
Este ‘vacío histórico’ por parte
de las fuerzas sociales ha llevado a la izquierda en su conjunto a los márgenes
de la vida nacional. En la centralidad de los temas nacionales la izquierda
está ausente. En los sectores popular la derecha tiene el control total vía el
asistencialismo. Ante ello las fuerzas sociales no tienen ningún peso para
poder enfrentarlas. Además de todo ello también en el Perú el poder ha ido
fragmentándose. Esto tiene que ver –falta analizar qué tan profundos son sus
vínculos- entre la tensión irresuelta en el Perú. La de Etnia/clase. Las
burguesías emergentes que vienen de una matriz cultural indígena (dependiendo
de cada caso podemos ver el grado generacional), que sin orientación alguna de
las fuerzas sociales se han acomodado al sistema neoliberal y actúan dentro de
él o a los márgenes del mismo, veamos los casos de contrabando masivo en el
sur. Estas burguesías en términos económicos son igual a las burguesías tradicionales,
sin embargo las diferencias culturales y algunas otras más como el
regionalismo, etc. las pone en disputa. Todo ello sucede fuera de los límites
discursivos y programáticos de las fuerzas sociales. Por ello podemos hablar de
un vacío histórico en este periodo que deviene desde poco antes del Golpe de
1992.
Ante este panorama es innegable
que necesitamos construir una estrategia de periodo, y necesitamos construir
organización, reconstruir el tejido social luego de más de 20 años. Devolver la
esperanza. Construir un proyecto para las amplias mayorías. Es muy importante
eso: un proyecto para las amplias mayorías. No estamos hablando de un proyecto
con banderas que identifiquen únicamente a las clases medias y que se
restrinjan a ser asimiladas sólo en esos espacios. Sino a un proyecto que
apunte a resolver las contradicciones pendientes históricamente y a salir de
este vacío histórico. Que pueda llegar a los sectores populares y desde ahí
poder atraer a las clases medias. Un proyecto que sea cotidiano, pasional, en
la idea mariateguista. Un proyecto para las amplias mayorías.
Regresando entonces a tener claro
que la contradicción principal en este momento es el neoliberalismo, y
caracterizando la sociedad actual, y la situación de las fuerzas sociales nos
tenemos que hacer la pregunta ¿qué toca hacer en la coyuntura del 2016?
La respuesta es sencilla. Usar la
coyuntura electoral -en términos de que es necesario enfrentar al
neoliberalismo por todos los medios- para disputar una propuesta y crecer. Sin
embargo, esto tiene una condición irrenunciable: Se tiene que articular
estrategia de periodo y programa, y forjar unidad –un gran bloque frente al
neoliberalismo- para afrontar la coyuntura de manera que permita esencialmente
salir de este vacío histórico e ir construyendo un proyecto para las amplias
mayorías. Pero ojo que estrategia de periodo tiene que abordar elementos
estratégicos de discusión de poder, de fuerzas estratégicas, de inserción a
sectores estratégicos, de crecimiento y formación de dirigentes en el campo
popular, de una autentica renovación de la izquierda, etc. En otras palabras,
abordar la coyuntura sin dejar de construir el largo plazo. Ésto no es sólo
unirse para postular. La política no es eso, es disputa de poder y es
cuestionamiento al viejo orden.
Sin embargo el panorama actual
está muy lejos de parecerse a algo que resulta ser de sentido común entre las
fuerzas de izquierda, que a contrario de lo que uno pensaría no es de sentido
común.
FUENTE: VÍCTOR CÁRDENAS
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