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TRADUCCIÓN A OTROS IDIOMAS - TRANSLATION TO OTHER LANGUAGES

domingo, 12 de abril de 2015

LA PAZ EN GUERRA



Morir debería escogerse: cómo, cuándo y con quién, pero no es posible. O por lo menos poder imaginar la gracia de lo vivido, que tampoco es posible y eso da cierta tristalgia.

Si fuese así acordaríamos juntos, para hacer homenaje a los que acompañan, y darle descanso a la agradecida compañera soledad.

Seguramente colgaría una hamaca bajo la sombra de su cuerpo, merendaría recostado en el fogón tibio de su pecho, embriagados mirando las estrellas sobre la tierra en el patio de los recuerdos, o el crepúsculo desde una madera moldeada traída por el mar que escrita dice “lo único serio es la alegría”, o tomando en el inicio un trago dentro del oasis, viendo sus ojos que llorarían después por otras razones que todavía me conmueven.

Nunca alcancé a suponer siquiera como se entrelaza la dificultad cuando la libertad y la prisión duermen en la misma cama, sin haber develado el argumento, sin tener otro lenguaje que nos habilitara comprender lo poderoso de un tabú ni haber derribado el esquema que nos hace amar y defender lo que nos mata.

Usted quiere Amar libre como lo desea pero no me deja amar igual como usted vive no era un reto ni quisiera inmiscuirme en los asuntos internos de sus emociones sino la necesidad de explorar como se salta la rutina del pensamiento occidental hasta meternos en otra opción, donde el río sea el mismo cuantas veces nos de la gana.

Lástima el tiempo que ha pasado para poder saberlo.

Sin embargo, todo prejuicio desaparece cuando nos desnudamos juntos para volver a sentir el placer de lo originario.

No pido volver ni clemencia para evitar irme, me basta la belleza de haber tenido la oportunidad de existir en este tiempo convulsionado, creativo y
revolucionario, y por fortuna en este país, incluyente y desesperado por convertirnos en participativos y protagónicos.

Si la impotencia de no acertar en todo esto me llegase a deprimir, sería por no tener más brazos para liberarla con el sentimiento propio de otro mundo haciéndose, del atavío que la endolece o por lo menos la capacidad indudable de invitar a alguien para unidos abrazarla toda y sacarla del cerco y acercarla a la naturaleza de otro paisaje.

Aunque también he pensado fríamente que la único por lo cual zafaría sin duda mis manos de sus senos, donde me sostengo todavía como un naufrago a su tabla de matemática, como un malabarista de su cuerda para no caer al vacío doméstico de la lágrima, sería partir a no ser fatalmente indiferente a un decreto que avisa con alevosía morirnos malamante.

Esa ridiculez de cedernos el título de ser el país más amenazante y peligroso del planeta sin siquiera avisarnos que estábamos postulados a ese galardón, no logró más que juntar grandes sentimientos soberanos. Aunque no obstante, sea la distinción más importante al que orgullosamente pudiera optar cualquier sociedad socialista, fue otra extravagante mentira que nos sirvió mucho para soliviantar lo que quizás por un instante dudábamos.

Igual continúo hacia ella, sobre un rayo de luz que viene de su mirada.

Ella hacia a mí, guiada por una raya blanca de sol sobre el pavimento para juntarnos hacía una definición.

Ellos los mezquinos, los legalizadores de la muerte por el voto democrático de sus parlamentos, los de sólo su camino ya han sido obligados a partir también,
cada uno desde una punta del arco iris. La batalla final será en el lugar de la imagen, a la izquierda de la belleza, en algún documentado instante de lo multicolor o hasta que todos descansemos de la estupidez de lo incorrecto o el cansancio de haber llegado a una especie de fronda no frontera, donde se comprende ineludible que  materializar un sueño colectivo comunmente será más acertado que matarlo. Aunque nada existe en este universo capaz de abatir la amorosidad de una idea por lo vivo no muerto, extinguirla y sacarla definitivamente de los archivos íntimos más espléndidos que describen la querencia por este mundo. De ser así, en un supuesto negado, volverán como fantasmas desde el caído corazón humano de la verdadera humanidad, para volver a repoblar.

Es brutalidad no saber que usted ejerce la libertad de hacer lo que le interesa como un orgasmo pero no acepta que otros amen justamente distinto a su política de vivir, lo que interpreta eyeculativamente como terrorismo virtual, como declaración de guerra.

En fin, si algo entristece no seguir amarrado a la integridad de su cuerpo, cosido a la respiración y atado a este mundo sería cesar continuar ejerciendo a conciencia la razón casi insomne e inquebrantable de ser por siempre y eternamente antimperialista…


FUENTE: Carlos Angulo.

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