Imagen de una “hélice de ADN”,
vía Shutterstock
Pseudogenes, esos genes
degradados descritos cómo “chatarra” o basura genética están demostrando ser
responsables de cánceres agresivos, tales como algunos linfomas, según nuevas
pruebas presentadas por un extenso equipo científico liderado por el Instituto
de Investigación del Cáncer del Centro Médico Beth Israel Deaconess (BIDMC).
Estos pseudogenes son descritos
como una subclase de ARN (Ácido ribonucleico) no codificante, es decir que
perdió su capacidad para producir algún tipo específico de proteína necesario
para el ser viviente. Se pueden generar a partir de 20.000 genes codificadores
de proteínas del genoma.
“Estas "reliquias evolutivas"
no codificantes en realidad tiene un papel en el desarrollo del cáncer”, indicó
el reporte de BIDMC.
En su nuevo estudio en animales
vivos, publicado en la revista Cell el 4 de abril, los científicos informan de
que, “independientemente de cualquier otro tipo de mutación, las cantidades
anormales de pseudogenes [del tipo] BRAF condujeron al desarrollo de una
enfermedad similar a un linfoma agresivo”.
Ellos eligieron a los pseudogenes
BRAF, debido a su potencial capacidad para regular los niveles de la proteína
BRAF, un conocido proto-oncogén (generador de cáncer), relacionado con
numerosos tipos de cáncer; que se conoce que existe en los seres humanos y
también en los ratones, que analizaron en su experimento.
Los resultados sugieren que “los
pseudogenes pueden jugar un papel principal en una variedad de enfermedades”.
“Es importante destacar que el
nuevo descubrimiento también sugiere que con la adición de esta vasta
"materia oscura" -de pseudogenes- al genoma funcional, éste podría
ser enormemente más grande de lo que se pensaba: triple o cuádruple de su
actual tamaño conocido”, explicó el estudio, según BIDMC.
Los autores hicieron notar que
con frecuencia, en múltiples cánceres humanos, incluyendo los linfomas de
células B, se observan aberraciones de la transcripción genómica del BRAFP1.
El descubrimiento analiza un
concepto de competencia en el ARN endógeno, al que llaman CERNA, una capacidad
funcional de los pseudogenes descrita por el científico Pier Paolo Pandolfi
hace unos cinco años, quien también forma parte del estudio actual.
El informe señala que Pandolfi
descubrió que los pseudogenes y otros ARNs no codificantes eran potenciales
"señuelos" para desviar y secuestrar pequeñas piezas de ARN conocidos
como microARNs, alejándolos de sus homólogos, que tienen el papel de codificar
ciertas proteínas.
El descubrimiento reveló que el
ARN mensajero, más allá de servir como intermediario genético en el proceso de
fabricación de proteínas, en realidad podría en cierta manera regular la
correcta expresión de las proteínas a través de este nuevo y sofisticado
“lenguaje CERNA” de competencia, que había explicado Pandolfi.
El equipo demostró en un
experimentos de cultivo celular que cuando un microRNAs se ve obstaculizado en
el cumplimiento de su función reguladora, podría causar consecuencias graves,
incluyendo que las células del cáncer se vuelven más agresivas.
En el nuevo estudio los autores
querían saber si este efecto CERNA visto en las células, se podía probar en un
organismo vivo, y si daría lugar a consecuencias similares.
"Hemos investigado si este
pseudogene ejerce funciones críticas en el contexto de un organismo completo y
si su interrupción contribuye al desarrollo de la enfermedad”, dijo Florian
Karreth, quien llevó a cabo este trabajo en el laboratorio con Pandolfi.
Las consecuencias fueron
evidentes. Su experimento realizado en ratones, demostró el desarrollo de una
enfermedad similar a un linfoma muy agresivo.
El genoma humano se demuestra
siempre muy preciso y cualquier modificación genética produce un desbalance que
puede tener graves consecuencias.
FUENTE: Anastasia Gubin
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