“AQUÍ
NUNCA HAY TREGUA”
Valeria Cortés es una microempresaria
venezolana, de 44 años edad. Tiene un hijo de 25 y esta es su segunda visita a
Gaza como brigadista internacional. Ha acompañado familias palestinas en el más
reciente ataque de Israel. Llegó a Gaza en el mes de abril, de este año, y permanece
allí durante este periodo de “cese el fuego”. A continuación su testimonio
desde Palestina.
FSJ: ¿En qué parte de Gaza está y
con quién se encuentra? ¿Cuál es el panorama tras la declaración del cese al
fuego?
VC: Estoy en Nuseirat, en el
centro de la franja de Gaza, una de las zonas más castigadas durante la
agresión de Israel a Gaza. Duermo ahí pero trabajo en toda Gaza, sur y norte.
No me muevo como las personas de
las ong en hoteles cinco estrellas. Los brigadistas dormimos en las
ambulancias, en la mitad de la calle, en las aceras, en colchonetas, sentados
en sillas de plástico.
Estoy esperando la entrada de
otros brigadistas de Unidakum que están en El Cairo pero Israel no ha otorgado
los permisos, hay otros cuatro o cinco activistas extranjeros pero de otro
grupo.
Hoy Israel disparó contra
pescadores contra barcos de guerra y campesinos contra tanques. Seguimos
rodeados de tanques en tierra y naves en el mar. Aquí nunca hay tregua, siempre
hay drones sobrevolando.
A los pescadores les dieron solo
seis millas para pescar, no son suficientes porque cada vez que bombardean las
primeras millas son contaminadas y el espacio está saturado de pescadores.
FSJ: ¿Cuándo decidió que
convertirse en “escudo humano” -para proteger vidas palestinas- sería su manera
de practicar la solidaridad internacional?
VC: No me considero un escudo
humano. No somos guardaespaldas, somos testigos. Me siento hermana de esta
gente y los acompaño como lo haría con un hermano, no uso casco, ni chaleco
antibalas. Observé toda la masacre en carros destartalados, estuve en
ambulancias y queríamos saber si esto detendría a los asesinos. Me avergüenza
que mi vida valga más porque no soy palestina, Me avergüenzan las diferencias:
un niño palestino vale igual que uno estadounidense.
“Estar aquí no es heroico, ni un
carrizo, es algo natural”. Cuando tu hermano está en una mala situación no lo
piensas: ayudas! He llorado con ellos, dormido, con ellos y son personas muy
parecidas a los venezolanos: son todo corazón, no calculan, ni para lo bueno ni
para lo malo.
FSJ: Los israelíes no respetan la
vida de brigadistas como usted. Lo digo porque usted sobrevivió al bombardeo al
hospital de Al- Wafa[1] el pasado 17 de julio. ¿Cuántas vidas han salvado
ustedes acompañando a los palestinos?
VC: Israel siempre cruza los
límites. Disparó contra refugios de niños, contra un hospital de personas
minusválidas y yo ya no sentía que estábamos protegiéndolos.
Siendo testigos los protegemos
porque Israel prefiere obrar sin testigos. No somos guardaespaldas pero nunca
han asesinado a un campesino ante nuestras cámaras o teniendo nuestros lápices
para escribir, no quieren testigos.
FSJ: Usted es madre. ¿Cuál fue su
reacción al encontrarse con Mohamed Baker, padre de los niños[2] asesinados por
Israel mientras jugaban fútbol en la playa y qué tipo de ayuda psicológica
recibe esa familia?
VC: Mi reacción fue de mucha
tristeza, no puedo imaginar un dolor más grande, una desesperación más grande y
ese sentimiento de pérdida. Pero sé que no habrá justicia y eso da más dolor.
Les matan a sus hijos y además los calumnian llamándolos terroristas.
En las ambulancias cargué niños
muertos. En mis brazos murió un niño de 7 años, mutilado mientras yo intentaba
acomodarle los intestinos porque los tenía afuera. No hay ayuda psicológica ni
nada para estas familias.
FSJ: Si aproximadamente 60% de
los palestinos en Gaza son menores de 18 años. ¿El objetivo de este ataque
Israelí era exterminar una generación que podría continuar defendiendo su
territorio?
VC: ¡Definitivamente! Es un plan
de limpieza étnica, un genocidio. El objetivo son los niños palestinos, suena
sensacionalista pero las cifras lo avalan, mujeres embarazadas y la mayoría de
ataques fueron contra hogares multifamiliares.
FSJ: El asesinato de niños por
parte de Israel no es nuevo, pero sí invisibilizado hasta ahora. El Twitter nos
ha permitido ver, con horror, cuerpecitos de niños destrozados. Pero más allá
del horror que produce la información que circula, ¿cuál ha sido el impacto concreto
de campañas en redes sociales para frenar este ataque?
VC: Es una herramienta de
difusión que sirve para visibilizar, sin pasar por medios masivos, situaciones
que antes no veíamos.
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