El
escenario político nacional se ha visto saturado de acciones ligadas a la
corrupción, con escandalosos blindajes a los principales líderes políticos,
impunidad, intercambio de insultos y canje de favores como sus principales
atractivos.
Este desalentador
panorama que presencian los frustrados electores, parece importarles poco a los
partidos políticos tradicionales que no hacen nada por acabar con ese triste
espectáculo, agravado por el hecho de tener a caudillos regionales convertidos
en gobernantes presos por su irregular manejo de los fondos públicos, lo cual
ha generado dudas en la otra opción válida para elegir a los gobernantes
regionales y locales que en su momento apareció como una gran alternativa para
el elector y ahora es la decepción que ha sellado nuestra desgracia nacional.
A pesar
de hacerse urgente su voluntad de cambio, no asoma para nada esa convicción que
debe mostrar la clase política en su labor al servicio de la democracia,
necesaria en todo momento y en todos sus espacios, es decir, antes, durante y
después de cada proceso para elegir a los gobernantes, y como partido de
gobierno o de oposición. Por el contrario, su actitud complaciente ante la
corrupción o su evidente complicidad, simplemente justifican la alta
desaprobación a la clase política en general, especialmente a su representación
parlamentaria.
Es
necesario construir nuevos espacios de creación y formación de los líderes
políticos que demanda la exigencia popular, especialmente en provincias, para
que cada proceso electoral sea vivido como una verdadera fiesta democrática,
con la presentación de propuestas con diferentes ideologías partidarias, pero
encarnados en candidatos con credibilidad y con formación política, exponiendo
y sustentando planes de gobiernos locales y regionales, que sean viables y
articulados con otros de alcance nacional, con una visión país y con claros
objetivos de integración e inclusión social.
La
sociedad civil podría ser una gran aliada de la clase política en esa tarea.
Los colegios profesionales, la Cámara de Comercio, las universidades y las
diferentes organizaciones representativas, podrían organizar eventos dirigidos
a nuestros jóvenes con participación de los mejores exponentes de cada tienda
política, para que vayan generando en ellos su interés por la política, por la
problemática regional y nacional, y para que vayan despertando al mismo tiempo
sus dotes de liderazgo.
La clase
política tradicional tendrá que quitarse la venda de los ojos y enfrentar la
realidad que tiene enfrente si quiere recuperar la credibilidad del elector. La
sociedad civil, sedienta de una verdadera democracia, que se puede garantizar
con la presencia de sólidos partidos políticos, puede ser su aliada perfecta.
Manos a la obra, urge una nueva hornada de líderes políticos.
FUENTE: Cesar Cordova Ponce
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