Una
visión bastante completa de la DINI puede tenerse con mayor claridad ahora, a
dos meses del primer destape periodístico sobre actividades irregulares
realizadas por agentes de esta institución.
En
primer lugar, se tiene claro que la institución no estaba operando bajo los
cauces democráticos regulares desde hace bastante tiempo. El rastreo hecho
desde Inteligencia a las propiedades inmobiliarias y vehiculares así como a las
empresas de varias personalidades políticas, empresariales y periodísticas
comenzó en el gobierno de Toledo, continuó en el gobierno de García y se
incrementó en el actual. Los tres presidentes democráticos le deben una clara
explicación al país respecto de una acción irregular. La excusa consabida de
“en todos los gobiernos se hace” resulta inaceptable. No es normal que se
espíen a rivales políticos. No solo por
cuestiones de principio –no debemos tener una policía política–, sino también
por razones prácticas, pues se desvían recursos requeridos para vigilar a
quienes sí constituyen una amenaza. De hecho, todo esto nos recordó cuando
Augusto Álvarez Rodrich denunció que le armaron un file durante la gestión de
Jorge del Castillo.
En
segundo lugar, hay que señalar que, durante parte del gobierno de García, esta
labor se compartió con empresas privadas de seguridad. El caso BTR comprobó la
coexistencia - y, en algunos casos, el doble juego - de agentes en actividad y
en retiro de los aparatos de las Fuerzas Armadas con quienes realizan esta
misma actividad en agencias privadas de seguridad. Desconocemos hasta el
momento si es que, en algún caso, durante la actual administración, la
información fue vendida a empresas o clanes ilegales (como el vinculado a
Rodolfo Orellana), pero esta es una pista de investigación que no debe
descartarse.
En
tercer término, ya concentrándonos en este gobierno, resulta claro que las
acciones no solo se concentraron en el rastreo de las fichas registrales. Como
indica un buen reportaje de Laura Grados y Marco Sifuentes de Utero.pe
publicado hoy en La República, al menos se han podido registrar cuatro casos de
seguimiento con víctimas bastante disímiles: Ciudadanos por el Cambio - el
grupo de izquierda con varios exfuncionarios de este gobierno -, la congresista
del PPC Marisol Pérez Tello, una empresa del congresista de AP Víctor Andrés
García Belaúnde (quien destapó el caso Orellana), así como el periodista Aldo
Mariátegui y su expareja, la consultora de imagen Laura Cáceres.
A
partir de lo presentado por Grados y Sifuentes, se pueden establecer los
siguientes patrones:
a)
Los cuatro seguimientos se realizaron en la gestión de Óscar Valdés como
Presidente del Consejo de Ministros. Este dato no es ocioso. De un lado,
porque:
Como
se ve, notoriamente fue durante la permanencia de Valdés en la PCM que se
incrementó el número de rastreos. De hecho, los 3 meses con más búsquedas por
nombre fueron enero del 2012 (1330 búsquedas), abril del 2012 (1319) y mayo de
ese mismo año (1287). Los tres meses pertenecen a la época de Valdés. En total,
4 de cada 10 búsquedas de la DINI ocurrieron durante la gestión de Oscar
Valdés.
De
otro lado, porque fue con Valdés que se agudizó un síntoma de este gobierno.
Indicaba Sifuentes en junio de 2012:
El
presidente, reducido por propia voluntad a simple tuitero, tiene su propia
burbuja de filtros. Su timeline privado y con candado. Como ya es de público
conocimiento, se trata de una troika básicamente militar: su consejero, el
coronel en retiro Adrián Vilafuerte; su primer ministro, el comandante en
retiro Oscar Valdés, y su esposa, Nadine Heredia.
El
problema es que la única que allí que no ha sido entrenada para obedecer sin
dudas ni murmuraciones es precisamente la persona a la que no se le puede
exigir ningún tipo de rendición de cuentas, porque legalmente no es parte del
gobierno: la Primera Dama.
Y
no, no hay nadie más. La comunicación con su partido es casi nula. El asesor
brasileño Favre ha sido desplazado. No confía en los medios de derecha que le
hicieron la guerra. No confía en la vieja guardia de izquierda que pateó el
tablero junto con Lerner. Considera a sus ministros, en el mejor de los casos,
dateros ilustrados. Para colmo, su familia en pleno lo trollea. Todos
bloqueados y reportados como spam. ¿Qué queda? La soledad del poder. El filtro
de la troika.
De
hecho, la aparición de este dato motivó una disputa en Twitter entre Ana Jara y
Valdés. Y hoy la presidenta del Consejo de Ministros dijo esto en Capital:
“Se
sabe que ha habido ministros con formación militar que se pusieron de perfil
frente a esta realidad, y a ellos sí hay que creerles cuando dicen que no
sabían de esta situación, pero a Ana Jara sí hay que crucificarla”, se quejó.
Y,
de hecho, una de las mayores disputas internas en este gobierno ha sido entre
el bando civil y el bando castrense. Juan Carlos Tafur lo indicó cuando se negó
el indulto a Fujimori, pero también en el reciente duelo Jara - Urresti, donde
la presidenta del Consejo de Ministros resultó triunfante.
Dato
curioso: al hacer las búsquedas, tanto Villafuerte como Valdés aparecen, pero
no Daniel Urresti. Y, de acuerdo con una fuente, entre varios de los buscados
aparecen miembros del arma de Comunicaciones del Ejército, a la que pertenecía
el exministro del Interior.
b)
El modus operandi de los files: ¿Cómo se armaban estos expedientes? El primer
paso es el que descubrió Correo Semanal: búsquedas en Registros Públicos de
propiedades, autos y empresas. Los siguientes son los registrados por Grados y
Sifuentes: seguimiento a viviendas y vehículos y armar una presentación en PPT
ante un superior. El caso de Pérez Tello es el más notorio en esta línea. El
otro método era la infiltración en opositores, como lo hicieron con Ciudadanos
por el Cambio.
c)
¿Para qué se hacían los files? Una hipótesis es la que se esgrime en el
reportaje: justificar gastos en un presupuesto que precisamente se elevó con
Valdés. De hecho, el informe publicado hoy en La República tiene un dato más
que interesante:
Según
esta versión, las disposiciones para la elaboración de estos informes vinieron
de los distintos integrantes de la promoción de Ollanta Humala, “Héroes de
Pucará y Marcavalle” que fueron asignados a la DINI. Las fuentes de inteligencia
consultadas por Utero.Pe atribuyen a los integrantes de dicha promoción la
“desprofesionalización” de la DINI.
–
Las cadenas de mando se rompieron –dice una fuente–. Toda actividad fuera de lo
normal era justificada con una frase: “estoy trabajando directamente para el
Presidente”. Muchas veces, eran solo alardes.
Parte
del desorden provino del súbito incremento presupuestal que gozó la DINI a
partir del 2012. Eso explicaría por qué
–tal como detectó el buscador de DINILEAKS– las búsquedas aumentaron en
ese año.
–
Había que justificar el gasto. Ese presupuesto no se iba a devolver –dice la
fuente–. También por eso se compraron equipos de chuponeo israelíes y varios
automóviles, como el que detectó Marisol Espinoza.
El
otro se vincula con el dato que Rosa María Palacios soltó cuando se presentaban
las relaciones tirantes entre Jara y Urresti:
¿Quiénes
son los facciosos? Eso no será muy difícil de determinar. Un buen trabajo de
contrainteligencia puede detectarlos. Se trata de personas ubicadas en
posiciones de poder que pueden distribuir a la prensa información no autorizada
que finalmente le hace daño a su propio gobierno. El enlace entre prensa y
poder no requiere de mucha imaginación. Se puede empezar con algunos nombres
del entorno de prensa de Palacio de Gobierno. Lo que es más difícil de
encontrar es al agente que vincula a estos con el trabajo de los agentes de
inteligencia que trabajan para cada uno de los institutos armados y policía y
que pueden estar o no trabajando en la Dini.
Según
el general Mora, se producían al año 200,000 notas informativas de las cuales
solo 7,000 tenían alguna utilidad. El desperdicio de recursos es enorme si es
que estas notas no se analizan y sirven para producir inteligencia útil y
oportuna. El problema es que en ese desmadre cualquier mando medio puede
mandar a hacer “trabajitos” para crear situaciones políticas como la que
estamos viendo.
Finalmente,
las consecuencias. Hoy Jara se juega el puesto en un Congreso donde por lo
menos hay tres bancadas que quieren darle una “lección” al gobierno, en una
situación de pronóstico bastante reservado. Pero podrían existir tres cosas
jugando a favor de Jara: que busquen un presidente del Consejo de Ministros
realmente malo (ver columnas de Palacios y Pedro Tenorio); la situación
vinculada a los desastres naturales en todo el país y el hecho que, con la
evidencia presentada hoy, pueda apuntar a Valdés como principal responsable
político de los hechos e indicar que ella sí hizo todo para desactivar un
aparato de poder paralelo.
El
final de esta disputa política lo conoceremos probablemente esta madrugada.
Pero la reconstrucción de un servicio de inteligencia sujeto a control
democrático demorará mucho más tiempo.
FUENTE:
Fernando Tuesta Soldevilla (Foto: Utero.pe)
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