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miércoles, 1 de abril de 2015

LA DINI AL DESNUDO



Una visión bastante completa de la DINI puede tenerse con mayor claridad ahora, a dos meses del primer destape periodístico sobre actividades irregulares realizadas por agentes de esta institución.

En primer lugar, se tiene claro que la institución no estaba operando bajo los cauces democráticos regulares desde hace bastante tiempo. El rastreo hecho desde Inteligencia a las propiedades inmobiliarias y vehiculares así como a las empresas de varias personalidades políticas, empresariales y periodísticas comenzó en el gobierno de Toledo, continuó en el gobierno de García y se incrementó en el actual. Los tres presidentes democráticos le deben una clara explicación al país respecto de una acción irregular. La excusa consabida de “en todos los gobiernos se hace” resulta inaceptable. No es normal que se espíen a rivales políticos.  No solo por cuestiones de principio –no debemos tener una policía política–, sino también por razones prácticas, pues se desvían recursos requeridos para vigilar a quienes sí constituyen una amenaza. De hecho, todo esto nos recordó cuando Augusto Álvarez Rodrich denunció que le armaron un file durante la gestión de Jorge del Castillo.

En segundo lugar, hay que señalar que, durante parte del gobierno de García, esta labor se compartió con empresas privadas de seguridad. El caso BTR comprobó la coexistencia - y, en algunos casos, el doble juego - de agentes en actividad y en retiro de los aparatos de las Fuerzas Armadas con quienes realizan esta misma actividad en agencias privadas de seguridad. Desconocemos hasta el momento si es que, en algún caso, durante la actual administración, la información fue vendida a empresas o clanes ilegales (como el vinculado a Rodolfo Orellana), pero esta es una pista de investigación que no debe descartarse.

En tercer término, ya concentrándonos en este gobierno, resulta claro que las acciones no solo se concentraron en el rastreo de las fichas registrales. Como indica un buen reportaje de Laura Grados y Marco Sifuentes de Utero.pe publicado hoy en La República, al menos se han podido registrar cuatro casos de seguimiento con víctimas bastante disímiles: Ciudadanos por el Cambio - el grupo de izquierda con varios exfuncionarios de este gobierno -, la congresista del PPC Marisol Pérez Tello, una empresa del congresista de AP Víctor Andrés García Belaúnde (quien destapó el caso Orellana), así como el periodista Aldo Mariátegui y su expareja, la consultora de imagen Laura Cáceres.

A partir de lo presentado por Grados y Sifuentes, se pueden establecer los siguientes patrones:

a) Los cuatro seguimientos se realizaron en la gestión de Óscar Valdés como Presidente del Consejo de Ministros. Este dato no es ocioso. De un lado, porque:

Como se ve, notoriamente fue durante la permanencia de Valdés en la PCM que se incrementó el número de rastreos. De hecho, los 3 meses con más búsquedas por nombre fueron enero del 2012 (1330 búsquedas), abril del 2012 (1319) y mayo de ese mismo año (1287). Los tres meses pertenecen a la época de Valdés. En total, 4 de cada 10 búsquedas de la DINI ocurrieron durante la gestión de Oscar Valdés.

De otro lado, porque fue con Valdés que se agudizó un síntoma de este gobierno. Indicaba Sifuentes en junio de 2012:
El presidente, reducido por propia voluntad a simple tuitero, tiene su propia burbuja de filtros. Su timeline privado y con candado. Como ya es de público conocimiento, se trata de una troika básicamente militar: su consejero, el coronel en retiro Adrián Vilafuerte; su primer ministro, el comandante en retiro Oscar Valdés, y su esposa, Nadine Heredia.

El problema es que la única que allí que no ha sido entrenada para obedecer sin dudas ni murmuraciones es precisamente la persona a la que no se le puede exigir ningún tipo de rendición de cuentas, porque legalmente no es parte del gobierno: la Primera Dama.

Y no, no hay nadie más. La comunicación con su partido es casi nula. El asesor brasileño Favre ha sido desplazado. No confía en los medios de derecha que le hicieron la guerra. No confía en la vieja guardia de izquierda que pateó el tablero junto con Lerner. Considera a sus ministros, en el mejor de los casos, dateros ilustrados. Para colmo, su familia en pleno lo trollea. Todos bloqueados y reportados como spam. ¿Qué queda? La soledad del poder. El filtro de la troika.

De hecho, la aparición de este dato motivó una disputa en Twitter entre Ana Jara y Valdés. Y hoy la presidenta del Consejo de Ministros dijo esto en Capital:

“Se sabe que ha habido ministros con formación militar que se pusieron de perfil frente a esta realidad, y a ellos sí hay que creerles cuando dicen que no sabían de esta situación, pero a Ana Jara sí hay que crucificarla”, se quejó.

Y, de hecho, una de las mayores disputas internas en este gobierno ha sido entre el bando civil y el bando castrense. Juan Carlos Tafur lo indicó cuando se negó el indulto a Fujimori, pero también en el reciente duelo Jara - Urresti, donde la presidenta del Consejo de Ministros resultó triunfante.

Dato curioso: al hacer las búsquedas, tanto Villafuerte como Valdés aparecen, pero no Daniel Urresti. Y, de acuerdo con una fuente, entre varios de los buscados aparecen miembros del arma de Comunicaciones del Ejército, a la que pertenecía el exministro del Interior.

b) El modus operandi de los files: ¿Cómo se armaban estos expedientes? El primer paso es el que descubrió Correo Semanal: búsquedas en Registros Públicos de propiedades, autos y empresas. Los siguientes son los registrados por Grados y Sifuentes: seguimiento a viviendas y vehículos y armar una presentación en PPT ante un superior. El caso de Pérez Tello es el más notorio en esta línea. El otro método era la infiltración en opositores, como lo hicieron con Ciudadanos por el Cambio.

c) ¿Para qué se hacían los files? Una hipótesis es la que se esgrime en el reportaje: justificar gastos en un presupuesto que precisamente se elevó con Valdés. De hecho, el informe publicado hoy en La República tiene un dato más que interesante:

Según esta versión, las disposiciones para la elaboración de estos informes vinieron de los distintos integrantes de la promoción de Ollanta Humala, “Héroes de Pucará y Marcavalle” que fueron asignados a la DINI. Las fuentes de inteligencia consultadas por Utero.Pe atribuyen a los integrantes de dicha promoción la “desprofesionalización” de la DINI.

– Las cadenas de mando se rompieron –dice una fuente–. Toda actividad fuera de lo normal era justificada con una frase: “estoy trabajando directamente para el Presidente”. Muchas veces, eran solo alardes.

Parte del desorden provino del súbito incremento presupuestal que gozó la DINI a partir del 2012. Eso explicaría por qué  –tal como detectó el buscador de DINILEAKS– las búsquedas aumentaron en ese año.

– Había que justificar el gasto. Ese presupuesto no se iba a devolver –dice la fuente–. También por eso se compraron equipos de chuponeo israelíes y varios automóviles, como el que detectó Marisol Espinoza.

El otro se vincula con el dato que Rosa María Palacios soltó cuando se presentaban las relaciones tirantes entre Jara y Urresti:

¿Quiénes son los facciosos? Eso no será muy difícil de determinar. Un buen trabajo de contrainteligencia puede detectarlos. Se trata de perso­nas ubicadas en posiciones de poder que pueden distribuir a la prensa información no autorizada que finalmente le hace daño a su propio gobierno. El enlace entre prensa y poder no requiere de mucha imagi­nación. Se puede empezar con algu­nos nombres del entorno de prensa de Palacio de Gobierno. Lo que es más difícil de encontrar es al agente que vincula a estos con el trabajo de los agentes de inteligencia que tra­bajan para cada uno de los institutos armados y policía y que pueden estar o no trabajando en la Dini.

Según el general Mora, se produ­cían al año 200,000 notas informa­tivas de las cuales solo 7,000 tenían alguna utilidad. El desperdicio de recursos es enorme si es que estas notas no se analizan y sirven para producir inteligencia útil y opor­tuna. El problema es que en ese desmadre cualquier mando medio puede mandar a hacer “trabajitos” para crear situaciones políticas como la que estamos viendo.

Finalmente, las consecuencias. Hoy Jara se juega el puesto en un Congreso donde por lo menos hay tres bancadas que quieren darle una “lección” al gobierno, en una situación de pronóstico bastante reservado. Pero podrían existir tres cosas jugando a favor de Jara: que busquen un presidente del Consejo de Ministros realmente malo (ver columnas de Palacios y Pedro Tenorio); la situación vinculada a los desastres naturales en todo el país y el hecho que, con la evidencia presentada hoy, pueda apuntar a Valdés como principal responsable político de los hechos e indicar que ella sí hizo todo para desactivar un aparato de poder paralelo.

El final de esta disputa política lo conoceremos probablemente esta madrugada. Pero la reconstrucción de un servicio de inteligencia sujeto a control democrático demorará mucho más tiempo.


FUENTE: Fernando Tuesta Soldevilla     (Foto: Utero.pe)

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