¿QUÉ LEEN?, ¿QUÉ MÚSICA
ESCUCHAN?
Desde
hace casi 70 años, Corea del Norte mantiene un experimento social y político
único en el mundo, aunque poco se sabe de él. ¿Cómo es su cultura? ¿Qué leen?
¿En qué creen? ¿Conocen algo del exterior? Un equipo de RT ha viajado al país y
trata de acercarnos la cultura norcoreana.
El
templo Kwang Bob es uno de los primeros que se construyeron en Corea del Norte.
Sin embargo, la mayoría de los norcoreanos son ateos, no profesan ninguna
religión. En el país sólo se permiten tres oficialmente: el budismo, el
chondoísmo y el cristianismo.
Pero
al mismo tiempo, está prohibido el proselitismo. Al estadounidense Jeffrey
Fowle lo liberaron en octubre tras seis meses en las cárceles norcoreanas.
Había dejado una biblia en inglés y coreano en un club nocturno.
Por
el contrario, la propaganda del pensamiento y de la teoría revolucionaria
norcoreana inunda la capital, donde nada parece dejarse librado al azar.
El
orden, la simetría y la pulcritud hasta el extremo, construyen una ciudad en
torno a sus líderes y a un sistema único y aislado, que sobrevive desde hace
casi 70 años presidiéndola la llama de la idea Juche.
Desde
lo alto de la torre a la idea Juche, a 150 metros, hay vistas panorámicas
impresionantes de Piongyang. Un monumento al pensamiento propio y único de los
norcoreanos, basado –dicen- en el sujeto, en el hombre como dueño de todo. Y
una vez más, Kim Il Sung aparece como creador, no sólo de la nación sino
también de su ideología.
"Podemos
decir que la revolución coreana empezó gracias a la música y sigue triunfando
gracias a la música. Y es una política única en el mundo. Cuando el presidente
Kim Il Sung estaba en los días de la lucha antijaponesa, desplegó una política
musical, él mismo compuso el canto de la nostalgia", dice el director del
conservatorio.
A
los Kim, se les atribuye la música, la literatura, el teatro y las obras más
importantes de la nacionalista cultura norcoreana.
"Para
las películas norcoreanas lo más importante es el espíritu nacionalista. Hacer
la película de acuerdo al sentimiento, al arte y a la cultura norcoreana. Pero
también tenemos en cuenta los avances, no queremos perder el desarrollo del
resto del mundo", afirma Ri Yun Ho, director de cine norcoreano.
También
las construcciones, fábricas, museos, hospitales y hasta los supermercados,
llevan la marca de la mano del líder. La decoración del nuevo hospital
pediátrico de Piongyang, por ejemplo, repleto de dibujos infantiles en las
paredes, fue orden del joven Kim Jong Un, dice la guía.
La
guía del Museo de la Victoria recuerda cómo fue la visita del estimado
mariscal, que también allí supervisó personalmente las obras.
"Fue
muy raro verlo, fue extraño, no fue solamente extraño, me sentí simplemente
como '¿es esto real?'. Después él pasó delante de mí y lo conocí, realmente lo
conocí, en mi realidad, en mi vida", cuenta la guía.
Este
fue el punto final del viaje del equipo de RT de diez días al país más
hermético. Más bien, una ruta turística por los éxitos del régimen y por un
medido día a día, que deja algunos momentos -aunque pocos- a la cotidianidad.
En
la peluquería del centro de estética y belleza de Changkwang nos explican que
no hay cortes de pelo obligatorios, pero sí habituales. Y que el pelo largo
suelto en las mujeres no está bien visto.
Y
en el Palacio de Estudio del Pueblo, en dos de sus clases de idiomas, las más
demandadas, estudian chino e inglés. Allí, algunos estudiantes utilizan la
intranet de un país donde no hay acceso público a internet y en una sala vacía,
atesoran la ingente cantidad de letras que escribió el fundador de Corea del
Norte.
En
la sala del Palacio del Estudio del Pueblo están las obras más importantes de
Kim Il Sung, más de 700 volúmenes entre libros, discursos, sus memorias e
incluso obras de teatro. 'Para la construcción y la consecución de la causa
socialista' es su obra más reconocida, en la que el presidente pide que se
apoye a su hijo Kim Jong Il, para la continuación de su proyecto.
Un
proyecto que custodian férreamente frente al exterior. El control estatal sobre
los visitantes extranjeros es muy estrecho. Del hotel es impensable salir solo.
Turistas y periodistas siguen un calculado programa, con guías y traductores
que no se separan.
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