Sobre el
acercamiento político-electoral entre el Apra y el PPC
A pesar
que profeso gran simpatía por las nuevas figuras del PPC entre las que
destacan, por su sistemático trabajo parlamentario, Alberto Beingolea, Marisol
Pérez Tello y Juan Carlos Eguren no puedo negar que la potencial alianza entre
el PPC y el Apra traería al país, junto a otras propuestas, la cuota de madurez
que hace tiempo se reclama.
Como bien
ha señalado el secretario general del PAP Jorge del Castillo, dos de los
pilares de la Concertación en Chile fueron la Democracia Cristiana, vinculada
al socialcristianismo y el Partido
Socialista, este último socialdemócrata, que tienen sus pares equivalentes en
el Partido Popular Cristiano PPC y al PAP en nuestro país. Es cierto que allá
hubo gran cantidad de problemas, sin embargo para atenuarlos surgieron líderes
con peso político propio como lo fueron
en su momento Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, José Miguel Insulza, Nuñez,
Girardi, Eduardo Frei y la misma presidenta Michelle Bachelet, que pudieron
zanjar con su intervención los problemas que surgen en todo proceso de unidad
política. Aquí mismo, tanto en el PAP como el PPC, hay líderes importantes como el expresidente
García, los congresistas Mulder y
Velásquez Quesquén y el secretario general Jorge del Castillo por una parte, y
el patriarca Luis Bedoya, Lourdes Flores, Raúl Castro, Alberto Beingolea y
Marisol Pérez Tello por la otra. Si logran establecer una opción política
concreta, con una agenda de cara al Bicentenario, creo que el país saldría
beneficiado.
¿Por qué
este beneficio? Pues, como es obvio, surgirían otras propuestas que enfrenten
las de la naciente alianza. Se tiene una opción económica inclusiva como la que
encarna Pedro Pablo Kuzcynski y otra, defensora del actual modelo con ajustes
de actualidad, como la representada por Keiko Fujimori. Probablemente se animen
Perú Posible y Acción Popular a
establecer un compromiso conjunto. De la izquierda respeto la forma como hacen
política Marco Arana y Jorge Rimarachín, sin complejos y diciendo de manera
sesuda o apasionada lo que piensan es su visión de país. No como los
advenedizos de última hora que balbucean ante las definiciones y que son
consecuencia de sueños disparatados de entornos amicales que no entienden la importancia de la trayectoria
y la experiencia en la praxis política.
El Perú,
que enfrenta muchos retos y desafíos de cara al Bicentenario, no está para
experimentos ni para tolerar a advenedizos como la actual “pareja gobernante”.
Se requiere de madurez política y un debate profundo de ideas siempre en torno
a la visión de país que pretendemos. Eso no significa, de ninguna manera,
olvidarnos de aquellos que merecen ser investigados sino entender que en
democracia este es el tiempo del debate de ideas y que para el de rendición de
cuentas ya llegará la hora.
No hay
que temer a las alianzas. Ojalá este sea el primer paso para tener, en el país,
tan sólo un conjunto de cuatro o cinco partidos políticos en todo el sentido de
la palabra.
FUENTE:
Juan Sheput
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