Como bien
apunta Mirko Lauer en su columna de hoy, el conflicto alrededor de la
explotación del Lote 192 tiene varias aristas y encierra varios problemas. Por
ello, para no perdernos en medio de las distintas opiniones, reacciones y
ángulos de la noticia, aquí una explicación lo más didáctica posible.
¿QUE ES
EL LOTE 192?
Se trata
de un yacimiento petrolero ubicado en la región Loreto y que viene siendo
explotado - como Lote 1AB - desde hace cuatro décadas. Primero lo hizo la
Occidental Petroleum Company, luego Petroperú y, hasta el domingo a la
medianoche, Pluspetrol. Representa, como indica Paco Bardales, el 17% de la
producción petrolera peruana (que no es precisamente muy alta).
Durante
los últimos años, sin embargo, antes que por su volumen de explotación, por los
temas ambientales. Hace tres años, las congresistas Marisol Pérez Tello y
Verónika Mendoza constataron que Pluspetrol no ha remediado los pasivos
ambientales del pasado ni tampoco los suyos. De hecho, la compañía es una de
las más multadas por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental
(OEFA).
¿QUE HA
GATILLADO EL CONFLICTO EN LA ZONA?
Para
comenzar, hay que entender el contexto de fondo. Uno de los principales
problemas es que no se ha logrado determinar quien debe asumir la remediación
de los pasivos ambientales de las actividades realizadas anteriormente por la
Occidental Petroleum Company, así como el monto que implicará la compensación a
las comunidades (Ashuar, Kishwas del Pastaza, Shawis, organizados en cuatro
federaciones) por el uso de tierras comunales que ocupa la empresa Pluspetrol
por las actividades de exploración y explotación de petróleo en la zona. A estas demandas centrales se suman pedidos
por acceder a servicios básicos como educación y salud por parte del Estado.
Desde
hace algunos años, existía una Comisión de Desarrollo de las Cuencas del
Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañón del departamento de Loreto, formada por la
Presidencia del Consejo de Ministros por dos razones: mejorar las condiciones
de vida de las comunidades y, ojo, poder realizar con éxito el proceso de
consulta previa con miras a la concesión del Lote 192. De hecho, tan caliente estuvo el ambiente que,
en febrero pasado, las instalaciones del lote fueron tomadas por miembros de
las comunidades, como medida de fuerza.
Es en ese
contexto donde se tomó una decisión sobre la concesión. Explica Bardales:
Hace
poco, con solo 3 meses de anticipación (la convocatoria se realizó en mayo), el
Estado organizó a una licitación pública para adjudicar al nuevo concesionario.
El proceso quedó desierto debido a que ninguna de las empresas calificadas
ofertó algo. Los activos del Lote 192 están valorizados en 345 millones de
dólares.
Ante esta
situación, se debió armar un proceso extraordinario, que ganó la empresa
canadiense Pacific Exploration & Production Corporation, que se encargará
de la administración del lote por dos años. La retribución que la petrolera
entregaría al Estado es equivalente al 16% del valor de la producción.
El Frente
Patriótico, las organizaciones indígenas, el gobierno regional de Loreto y
algunos sectores políticos y mediáticos han rechazado esta medida. La respuesta
es simple: Petroperú.
Hace unas
semanas el gobernador regional Fernando Meléndez inició una campaña mediática
en calles, plazas y medios de comunicación: “El petróleo de Loreto para los
loretanos”. Esto se tradujo en una demanda, que el Lote 192 debería ser
íntegramente operado, es decir al 100%, por Petroperú. Diversas comunidades del
área de influencia del lote avalaron esta petición y rechazaron la llegada de
cualquier empresa internacional.
Y es aquí
donde debemos introducir a un nuevo jugador.
EL ROLLO
CON PETROPERU:
Uno de
los temas irresueltos de la década de 1990 se llama Petroperú. La empresa
petrolera estatal fue seccionada, privatizada en parte y, cuando a Fujimori se
le agotó todo atisbo reformista de mercado, dejada a su suerte. Dado que, desde
el Arequipazo del 2002, vender lo que queda de la compañía es inviable
políticamente, se han buscado algunas fórmulas de modernizar la empresa, sin
éxito.
La más
reciente fue el intento de Humberto Campodónico para convertir la empresa, a
mediano plazo, en participante - como socio minoritario - en actividades de
explotación y en la modernización de la refinería de Talara. El problema es
que, para varios expertos, Petroperú no tiene la capacidad logística -
entendida como recursos, trabajadores y buena administración - para participar
en actividades de lo que se denomina upstream.
Asimismo,
existe un candado legal. Mediante la Ley 30130, se impide que Petroperú
intervenga en explotación hasta que no cumpla con la meta de modernizar la
refinería de Talara, principal activo de la compañía a estas alturas.
Y es aquí
donde viene el debate ideológico que ha sintetizado muy bien el politólogo Iván
Lanegra:
1. Post extractivismo. Debemos reducir al mínimo
la extracción de minerales e hidrocarburos. Hay que transitar hacia una economía
que no dependa de los combustibles fósiles –fuente de gases de efecto
invernadero que causan el cambio climático– mudando hacia fuentes renovables y
sostenibles, así como diversificando las actividades productivas. No debe
permitirse la extracción sin considerar sus efectos sobre poblaciones locales
–en particular los más vulnerables– y los ecosistemas. Por lo tanto, dados sus
antecedentes y su situación actual (pasivos ambientales sin remediar) el Lote
192 debería cerrarse.
2. Neo extractivismo. El Estado debe elegir la
opción que le permita obtener la máxima porción posible de las ganancias que se
obtengan al aprovechar los recursos mineros e hidrocarburíferos. Con dicha
renta, el Estado podrá financiar programas sociales o la inversión pública.
Estos deberían beneficiar en particular en la población del área de influencia
de la operación. Lo que correspondería, en consecuencia, es elegir el mejor
esquema –sea estatal, privado o una combinación de ambos– que convenga más a
las arcas del Estado.
3. Nacional extractivismo. El control de los
recursos naturales forma parte de la soberanía de un país. Por dicha razón, es
necesario escoger la alternativa que asegure que el Estado mantenga el dominio
pleno sobre el aprovechamiento de los minerales e hidrocarburos. Para esta
posición, solo Petroperú debería manejar el Lote 192.
4.
Neoliberal extractivismo. Solo la empresa privada debe dedicarse al
aprovechamiento de los recursos naturales. Es lo más eficiente. Quienes asumen
esta posición suelen resaltar la experiencia de inoperancia y corrupción de las
empresas públicas (aunque esto también puede presentarse en las privadas). De
otro lado, se argumenta que al asumir los riesgos del negocio la empresa
privada, los contribuyentes no se verían afectados. El Estado se beneficiaría
–a través de los tributos– de la mayor eficiencia económica. Aunque admite la
redistribución de dichos ingresos, considera que lo más importante son los
beneficios del aumento de la inversión privada. Para ellos, Petroperú no debe operar
el Lote 192.
5. Clepto extractivismo. Los funcionarios que
toman decisiones sobre los recursos naturales – generalmente en complicidad con
actores privados– presionan a favor de optar por el modelo de gestión de los
recursos naturales que maximice sus oportunidades para extraer ilegalmente
–corrupción– la mayor de la renta que genera la actividad extractiva. Así, se
elegirá a la empresa pública o la empresa privada en virtud de dichos
objetivos. Obviamente, a diferencia de los otros enfoques, este no se defiende
públicamente.
LA ARISTA
POLÍTICA:
Como
sabemos, estamos en campaña electoral y, a río revuelto, ganancia de políticos.
Así que la disputa sobre si Petroperú debe entrar o no a explotar el Lote 192
ha pasado a ser debate nacional.
Ya mencionamos
a Fernando Meléndez, el actual gobernador regional de Loreto, quien está a
favor de la medida. Últimamente se le ha visto cerca de PPK, quien se ha
abstenido de pronunciar palabra alguna en torno a este lío.
La
situación generó crisis en dos partidos. En el nacionalismo, Palacio de
Gobierno se pronunció en contra del ingreso de Petroperú a la actividad
exploratoria, mientras que en el Congreso, estaban a favor de esta medida por
lo menos 17 parlamentarios oficialistas, que firmaron un pedido para que este
tema se viera en el pleno, pero fue finalmente archivado. Hasta allí, un
clásico de nuestra música criolla en tiempos de Humala.
Pero lo
que sorprendió fue la actitud del fujimorismo. En un inicio retiraron su firma
del acuerdo multipartidario para ver el tema del Lote 192 y Petroperú en el
pleno parlamentario de la semana pasada. Pero luego, sorprendentemente, Keiko
Fujimori salió a favor de la empresa petrolera estatal. La cuestión no debería
llamar a sorpresa. Lejos de estar ante unos liberales austriacos, los
fujimoristas son campeones mundiales del populismo económico y, por tanto, no
sorprende este giro. Pero también pesa que, a nivel regional, al fujimorismo le
esté yendo bien en Loreto, por lo que la declaración de Keiko intentó aplacar
las iras que ya se habían manifestado frente al local de Fuerza Popular en
Iquitos.
Los
únicos que se mantienen en su posición contraria al ingreso de Petroperú al
Lote 192 son los apristas. Ellos señalan que, como anda Petroperú, sería
irresponsable darle la concesión temporal en tan breve plazo.
LA
CONSULTA PREVIA
Para
concluir, la arista más compleja de este tema. El proceso de consulta previa
sobre el Lote 192 debía ser, en principio, el más exitoso en su género, pero
también el más complicado para el gobierno. Hace unos años, anotaba Marco
Sifuentes, al inicio del diálogo:
La
Occidental Petroleum, que perforó los primeros pozos, es responsable de la
mayoría de pasivos ambientales de la zona hasta el año 2000. Luego, vino
Pluspetrol, a la que también acusan de contaminar. Los apus solo quieren que se
determine el registro de esas zonas contaminadas y que el Estado se comprometa
a limpiarlas, además de beneficios reales de la explotación (o sea,
participación en la renta).
Todas
esas comunidades tienen 40 años conviviendo con la actividad petrolera. No solo
están acostumbradas a ella, sino que su modo de vida mismo se ha organizado
alrededor de esta industria. No son intransigentes, solo desconfían de un
Estado que, por primera vez en la historia, ha decidio escucharlos.
—El
gobierno tiene voluntad de diálogo pero no sabemos sus mentes, sus corazones,
en qué están pensando si recién nos escuchan —dice el apu Aurelio Chino—. Con
qué estrategia estarán.
Pero el
proceso, en esta última etapa, ha tenido algunos problemas. Indica Julio
Arbizu:
Las
organizaciones representantes de la mayor cantidad de comunidades afectadas por
la explotación del lote en el pasado, y que lo serán sin duda en el futuro
(Fediquep y Feconaco), hicieron llegar una propuesta con 27 puntos que debían
ser estudiados por el Ejecutivo en el proceso de negociación. Pero los
representantes del MINEM, lejos de discutir las demandas (que iban desde la
titulación de tierras para las comunidades hasta la atenuación del impacto
ambiental que dejará la explotación en el lote) decidió cerrar el diálogo
únicamente con el acuerdo de una organización de representatividad limitada y
una ONG, que se arroga una representación que nadie parece haberles conferido,
excluyendo a las dos más grandes e importantes.
Y ahora
puede entenderse mejor porque mañana Loreto tendrá un paro de 48 horas. La
pregunta es: ¿cómo manejará el gobierno esta crisis?
FUENTE: José
Alejandro Godoy
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