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TRADUCCIÓN A OTROS IDIOMAS - TRANSLATION TO OTHER LANGUAGES

lunes, 7 de septiembre de 2015

GUIA PARA ENTENDER EL CONFLICTO ALREDEDOR DEL LOTE 192



Como bien apunta Mirko Lauer en su columna de hoy, el conflicto alrededor de la explotación del Lote 192 tiene varias aristas y encierra varios problemas. Por ello, para no perdernos en medio de las distintas opiniones, reacciones y ángulos de la noticia, aquí una explicación lo más didáctica posible.

¿QUE ES EL LOTE 192?

Se trata de un yacimiento petrolero ubicado en la región Loreto y que viene siendo explotado - como Lote 1AB - desde hace cuatro décadas. Primero lo hizo la Occidental Petroleum Company, luego Petroperú y, hasta el domingo a la medianoche, Pluspetrol. Representa, como indica Paco Bardales, el 17% de la producción petrolera peruana (que no es precisamente muy alta).

Durante los últimos años, sin embargo, antes que por su volumen de explotación, por los temas ambientales. Hace tres años, las congresistas Marisol Pérez Tello y Verónika Mendoza constataron que Pluspetrol no ha remediado los pasivos ambientales del pasado ni tampoco los suyos. De hecho, la compañía es una de las más multadas por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA).

¿QUE HA GATILLADO EL CONFLICTO EN LA ZONA?

Para comenzar, hay que entender el contexto de fondo. Uno de los principales problemas es que no se ha logrado determinar quien debe asumir la remediación de los pasivos ambientales de las actividades realizadas anteriormente por la Occidental Petroleum Company, así como el monto que implicará la compensación a las comunidades (Ashuar, Kishwas del Pastaza, Shawis, organizados en cuatro federaciones) por el uso de tierras comunales que ocupa la empresa Pluspetrol por las actividades de exploración y explotación de petróleo en la zona.  A estas demandas centrales se suman pedidos por acceder a servicios básicos como educación y salud por parte del Estado.

Desde hace algunos años, existía una Comisión de Desarrollo de las Cuencas del Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañón del departamento de Loreto, formada por la Presidencia del Consejo de Ministros por dos razones: mejorar las condiciones de vida de las comunidades y, ojo, poder realizar con éxito el proceso de consulta previa con miras a la concesión del Lote 192.  De hecho, tan caliente estuvo el ambiente que, en febrero pasado, las instalaciones del lote fueron tomadas por miembros de las comunidades, como medida de fuerza.

Es en ese contexto donde se tomó una decisión sobre la concesión. Explica Bardales:

Hace poco, con solo 3 meses de anticipación (la convocatoria se realizó en mayo), el Estado organizó a una licitación pública para adjudicar al nuevo concesionario. El proceso quedó desierto debido a que ninguna de las empresas calificadas ofertó algo. Los activos del Lote 192 están valorizados en 345 millones de dólares.

Ante esta situación, se debió armar un proceso extraordinario, que ganó la empresa canadiense Pacific Exploration & Production Corporation, que se encargará de la administración del lote por dos años. La retribución que la petrolera entregaría al Estado es equivalente al 16% del valor de la producción.

El Frente Patriótico, las organizaciones indígenas, el gobierno regional de Loreto y algunos sectores políticos y mediáticos han rechazado esta medida. La respuesta es simple: Petroperú.

Hace unas semanas el gobernador regional Fernando Meléndez inició una campaña mediática en calles, plazas y medios de comunicación: “El petróleo de Loreto para los loretanos”. Esto se tradujo en una demanda, que el Lote 192 debería ser íntegramente operado, es decir al 100%, por Petroperú. Diversas comunidades del área de influencia del lote avalaron esta petición y rechazaron la llegada de cualquier empresa internacional.

Y es aquí donde debemos introducir a un nuevo jugador.

EL ROLLO CON PETROPERU:
Uno de los temas irresueltos de la década de 1990 se llama Petroperú. La empresa petrolera estatal fue seccionada, privatizada en parte y, cuando a Fujimori se le agotó todo atisbo reformista de mercado, dejada a su suerte. Dado que, desde el Arequipazo del 2002, vender lo que queda de la compañía es inviable políticamente, se han buscado algunas fórmulas de modernizar la empresa, sin éxito.

La más reciente fue el intento de Humberto Campodónico para convertir la empresa, a mediano plazo, en participante - como socio minoritario - en actividades de explotación y en la modernización de la refinería de Talara. El problema es que, para varios expertos, Petroperú no tiene la capacidad logística - entendida como recursos, trabajadores y buena administración - para participar en actividades de lo que se denomina upstream.

Asimismo, existe un candado legal. Mediante la Ley 30130, se impide que Petroperú intervenga en explotación hasta que no cumpla con la meta de modernizar la refinería de Talara, principal activo de la compañía a estas alturas.

Y es aquí donde viene el debate ideológico que ha sintetizado muy bien el politólogo Iván Lanegra:

1.  Post extractivismo. Debemos reducir al mínimo la extracción de minerales e hidrocarburos. Hay que transitar hacia una economía que no dependa de los combustibles fósiles –fuente de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático– mudando hacia fuentes renovables y sostenibles, así como diversificando las actividades productivas. No debe permitirse la extracción sin considerar sus efectos sobre poblaciones locales –en particular los más vulnerables– y los ecosistemas. Por lo tanto, dados sus antecedentes y su situación actual (pasivos ambientales sin remediar) el Lote 192 debería cerrarse.

2.  Neo extractivismo. El Estado debe elegir la opción que le permita obtener la máxima porción posible de las ganancias que se obtengan al aprovechar los recursos mineros e hidrocarburíferos. Con dicha renta, el Estado podrá financiar programas sociales o la inversión pública. Estos deberían beneficiar en particular en la población del área de influencia de la operación. Lo que correspondería, en consecuencia, es elegir el mejor esquema –sea estatal, privado o una combinación de ambos– que convenga más a las arcas del Estado.

3.  Nacional extractivismo. El control de los recursos naturales forma parte de la soberanía de un país. Por dicha razón, es necesario escoger la alternativa que asegure que el Estado mantenga el dominio pleno sobre el aprovechamiento de los minerales e hidrocarburos. Para esta posición, solo Petroperú debería manejar el Lote 192.

4. Neoliberal extractivismo. Solo la empresa privada debe dedicarse al aprovechamiento de los recursos naturales. Es lo más eficiente. Quienes asumen esta posición suelen resaltar la experiencia de inoperancia y corrupción de las empresas públicas (aunque esto también puede presentarse en las privadas). De otro lado, se argumenta que al asumir los riesgos del negocio la empresa privada, los contribuyentes no se verían afectados. El Estado se beneficiaría –a través de los tributos– de la mayor eficiencia económica. Aunque admite la redistribución de dichos ingresos, considera que lo más importante son los beneficios del aumento de la inversión privada. Para ellos, Petroperú no debe operar el Lote 192.

5.  Clepto extractivismo. Los funcionarios que toman decisiones sobre los recursos naturales – generalmente en complicidad con actores privados– presionan a favor de optar por el modelo de gestión de los recursos naturales que maximice sus oportunidades para extraer ilegalmente –corrupción– la mayor de la renta que genera la actividad extractiva. Así, se elegirá a la empresa pública o la empresa privada en virtud de dichos objetivos. Obviamente, a diferencia de los otros enfoques, este no se defiende públicamente.

LA ARISTA POLÍTICA:

Como sabemos, estamos en campaña electoral y, a río revuelto, ganancia de políticos. Así que la disputa sobre si Petroperú debe entrar o no a explotar el Lote 192 ha pasado a ser debate nacional.

Ya mencionamos a Fernando Meléndez, el actual gobernador regional de Loreto, quien está a favor de la medida. Últimamente se le ha visto cerca de PPK, quien se ha abstenido de pronunciar palabra alguna en torno a este lío.

La situación generó crisis en dos partidos. En el nacionalismo, Palacio de Gobierno se pronunció en contra del ingreso de Petroperú a la actividad exploratoria, mientras que en el Congreso, estaban a favor de esta medida por lo menos 17 parlamentarios oficialistas, que firmaron un pedido para que este tema se viera en el pleno, pero fue finalmente archivado. Hasta allí, un clásico de nuestra música criolla en tiempos de Humala.

Pero lo que sorprendió fue la actitud del fujimorismo. En un inicio retiraron su firma del acuerdo multipartidario para ver el tema del Lote 192 y Petroperú en el pleno parlamentario de la semana pasada. Pero luego, sorprendentemente, Keiko Fujimori salió a favor de la empresa petrolera estatal. La cuestión no debería llamar a sorpresa. Lejos de estar ante unos liberales austriacos, los fujimoristas son campeones mundiales del populismo económico y, por tanto, no sorprende este giro. Pero también pesa que, a nivel regional, al fujimorismo le esté yendo bien en Loreto, por lo que la declaración de Keiko intentó aplacar las iras que ya se habían manifestado frente al local de Fuerza Popular en Iquitos.

Los únicos que se mantienen en su posición contraria al ingreso de Petroperú al Lote 192 son los apristas. Ellos señalan que, como anda Petroperú, sería irresponsable darle la concesión temporal en tan breve plazo.

LA CONSULTA PREVIA

Para concluir, la arista más compleja de este tema. El proceso de consulta previa sobre el Lote 192 debía ser, en principio, el más exitoso en su género, pero también el más complicado para el gobierno. Hace unos años, anotaba Marco Sifuentes, al inicio del diálogo:

La Occidental Petroleum, que perforó los primeros pozos, es responsable de la mayoría de pasivos ambientales de la zona hasta el año 2000. Luego, vino Pluspetrol, a la que también acusan de contaminar. Los apus solo quieren que se determine el registro de esas zonas contaminadas y que el Estado se comprometa a limpiarlas, además de beneficios reales de la explotación (o sea, participación en la renta).

Todas esas comunidades tienen 40 años conviviendo con la actividad petrolera. No solo están acostumbradas a ella, sino que su modo de vida mismo se ha organizado alrededor de esta industria. No son intransigentes, solo desconfían de un Estado que, por primera vez en la historia, ha decidio escucharlos.

—El gobierno tiene voluntad de diálogo pero no sabemos sus mentes, sus corazones, en qué están pensando si recién nos escuchan —dice el apu Aurelio Chino—. Con qué estrategia estarán.

Pero el proceso, en esta última etapa, ha tenido algunos problemas. Indica Julio Arbizu:

Las organizaciones representantes de la mayor cantidad de comunidades afectadas por la explotación del lote en el pasado, y que lo serán sin duda en el futuro (Fediquep y Feconaco), hicieron llegar una propuesta con 27 puntos que debían ser estudiados por el Ejecutivo en el proceso de negociación. Pero los representantes del MINEM, lejos de discutir las demandas (que iban desde la titulación de tierras para las comunidades hasta la atenuación del impacto ambiental que dejará la explotación en el lote) decidió cerrar el diálogo únicamente con el acuerdo de una organización de representatividad limitada y una ONG, que se arroga una representación que nadie parece haberles conferido, excluyendo a las dos más grandes e importantes.

Y ahora puede entenderse mejor porque mañana Loreto tendrá un paro de 48 horas. La pregunta es: ¿cómo manejará el gobierno esta crisis?


FUENTE: José Alejandro Godoy

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