Humala y
gobernadora, otra vez, se lavan las manos por Tía María.
A la
pregunta qué piensa sobre el anunciado giro de la empresa Southern Perú para
estrechar los vínculos con las poblaciones adyacentes al proyecto minero “Tía
María”, el presidente Humala señaló, en una reciente entrevista, que la
“empresa debe esforzarse para sociabilizar el proyecto”, y que “Southern tiene
que comprender que de la noche a la mañana, no puede haber un cambio en la
población, si es que no hay muestras reales de esfuerzo”.
En el
mismo sentido, la Gobernadora Regional de Arequipa, Yamila Osorio, afirmó:
“dudo que existan condiciones para que la empresa y la población lleguen a un
acuerdo”. ¿Por qué las más altas autoridades del Ejecutivo y del gobierno
regional tiran la toalla en el esfuerzo por hacer viable un proyecto tan
importante para el Perú?
En
momentos en que la estrella del milagro económico peruano se extingue
lentamente, el presidente Humala y la gobernadora Osorio envían un mensaje que
suscita preocupación y desaliento en los mercados, que son organismos vivos que
se alimentan de información. El Estado actual simplemente no lidera.
Las
graves consecuencias de la ralentización de la economía nacional se empiezan a
sentir como temblores. Un ejemplo es que el presupuesto nacional por canon
minero de este año se redujo a S/. 1,270 millones. Las regiones que dependen
casi exclusivamente de la minería, como Arequipa o Cajamarca, son las más perjudicadas. En el 2011, el
canon minero para Arequipa fue superior a S/. 165 millones; este 2015 se ha
reducido drásticamente a S/. 89 millones, y para el próximo año, según el
ministerio de Economía y Finanzas, el canon disminuirá a S/. 32 millones,
alrededor de un 35% menos. Sin duda un panorama preocupante para Arequipa.
A pesar
de las sombrías proyecciones económicas, el presidente Humala y la señora
gobernadora parecen haberse olvidado de su rol de autoridades estatales. La
responsabilidad del estado, es más que dar permisos, también es asegurar las
condiciones mínimas para que las empresas privadas puedan invertir, generar
empleo y crear círculos económicos y productivos virtuosos. Contrario a eso, se
le pide a la empresa todo lo que no hace el Estado. No obstante, es bueno
recordar que el proyecto “Tía María”, de
US$ 1.400 millones, es de suma importancia para la economía local y que, según
un informe del Instituto Peruano de Economía (IPE), los proyectos mineros
paralizados por conflictos sociales, ineficiencia del estado o trabas
burocráticas suman más de US$ 21.000 millones.
El boom
de los minerales le permitió al estado cuantiosos recursos fiscales, pero ese
mismo estado fue incapaz de proveer servicios mínimos a las poblaciones
adyacentes a los proyectos mineros. En este contexto el radicalismo antiminero
moviliza a la población creando relatos, confrontando minería versus
agricultura, agudizando las contradicciones. Sin embargo el presidente Humala
se lava las manos y la señora gobernadora asume una postura de analista.
Ahora que
la empresa decide tener un mayor acercamiento con la población en la zona de
influencia directa al proyecto, las autoridades se desentienden dejando el
futuro de un proyecto tan importante en manos privadas.
Quizá
Osorio podría mirar la experiencia del ex gobernador de Moquegua, Martín
Vizcarra, quien consiguió el financiamiento de S/. 108 millones de la empresa
Cerro Verde para implementar una reforma meritocrática de la educación que ha
tenido -y sigue rindiendo- resultados extraordinarios.
Ni el
presidente Humala ni la gobernadora Osorio deben olvidar su papel como
autoridades. La minería responsable es una actividad productiva fundamental
porque beneficia a miles de peruanos y porque, además, llena las arcas fiscales
con fondos sin los cuales las autoridades no podrían ejecutar sus programas de
gobierno.
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