La
mayoría de los veterinarios en el desempeño de su oficio han aprendido mucho
sobre los perros. Es por ello por lo que suelen destacar, entre sus muchas
virtudes, sus agudos sentidos y su comportamiento social.
Algunas
historias publicadas en prensa demuestran qué amigo tan fiel puede llegar a ser
un perro, especialmente en situaciones extremas. Una de estas fascinantes
historias lo relata una señora diabética de 61 años que debe su vida a Fibi,
una perrita mestiza que llamó la atención de sus vecinos cuando su dueña yacía
en el suelo sin poder levantarse.
El
segundo héroe fue un perro que salvó la vida a una mujer, a la que sin embargo
no conocía de nada, y sucedió cuando un hombre que paseaba con su perro se
extrañó de que repentinamente el animal cambiase de dirección, y esto porque a
través de su sexto sentido había olido a una mujer accidentada. Sin lugar a
dudas que su vida podría haber peligrado de no haber dado el perro la voz de
alarma.
Pero
estos ejemplos no son casos aislados, al contrario, existen muchísimos que
demuestran lo entregados y serviciales que pueden llegar a ser los perros, y
cómo ayudan a las personas que lo necesitan. Por ejemplo en Filipinas un
pitbull ayudó a dos mujeres que fueron atacadas por una cobra.
El animal
se interpuso entre ellas y fue mordido por la serpiente, lo que le produjo la
muerte.
En
Kasachistán un hombre borracho se tendió sobre las vías del tren, pero su perro
lo sacó aunque por desgracia fue atropellado por el tren y murió.
Y en
Hannover un joven labrador salvó a un muchacho del hielo, el chico se había
hundido en un canal helado, y el perro a pesar de su juventud, tiró de la manga
sacándolo del agua helada.
Cualquier
ayuda que hubiese llegado más tarde habría sido inútil.
Existen
miles de ejemplos de seres humanos rescatados por perros: en avalanchas de
nieve, incendios, terremotos y catástrofes de todo tipo, un sinfín de relatos fascinantes
pero imposible de recopilar.
Lo que
viene a demostrar que este animal tiene una percepción de su entrono más fina
que nosotros los seres humanos, y que en determinadas circunstancias están
incluso dispuestos a arriesgar su vida.
Esto es
algo en lo que se piensa poco, quizás porque envueltos en nuestro severo
egocentrismo, creemos que los perros, como el resto de seres vivos, están
únicamente para servirnos a nosotras las personas. Pero si un comportamiento
tal lo tuviera un ser humano se diría de él que se trata de una persona
valiente, noble, generosa, y altruista, es decir características que la ciencia
niega a los animales, pues se cree que en la naturaleza no existe el altruismo,
es decir el actuar sin buscar beneficio propio, reservándose los valores
elevados únicamente a los seres humanos.
¿Se
podría entonces afirmar que el ser humano puede confiar en los perros? La
respuesta es sí. Y no sólo en situaciones extremas de auxilio, sino también en
la vida diaria.
De hecho
cualquiera que haya tenido un perro como amigo sabe cuán cercanos y confiados
son, y como su fidelidad está fuera de toda duda, y esto tanto en nuestras
alegrías como en nuestras penas, comportamientos y cualidades que por desgracia
difícilmente se pueden aplicar a los seres humanos.
FUENTE: Ana
Sáez Ramirez
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