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sábado, 20 de junio de 2015

EL USO DEL TECNOPOR ES UN ACTO DE AUTOENVENAMIENTO



Quizá no se haya dado cuenta hasta ahora, pero todos los días, para cumplir sus quehaceres diarios, hace uso de un gran número de materiales hechos de plástico, específicamente de tecnopor. Este producto lo encontramos como envase de muchas de las bebidas y alimentos que consumimos, así como en los electrodomésticos que compramos; sin embargo pocos conocemos los efectos nocivos que provoca su consumo.

Por su composición química, el tecnopor aparece en la lista de agentes cancerígenos de instituciones internacionales como la  OMS.

¿Pero por qué el tecnopor se ha convertido en unos de los materiales más usados en la industria del consumo? La respuesta la hallamos en su fácil portabilidad y, principalmente, en su bajo costo de producción. Por ello, muchas empresas de alimentos, entre ellas supermercados, restaurantes y cafés, prefieren utilizar este producto, el cual es no biodegradable, para la conservación de sus productos.

Pero lo que las empresas ven como “beneficio utilitario” y económico, en realidad constituye el principal problema para nuestro medio ambiente. Sucede que el tecnopor, por sus compuestos químicos, tarda más de 500 años en degradarse, tiempo de sobra para contaminar mares, ríos y tierras, lugares donde suele ser desechado o simplemente arrojado. Pero su impacto no termina allí, dado que en el proceso de su lenta “descomposición”, este plástico empieza a despedir estireno en forma de gas, el cual se mescla con el aire que respiramos, y toma contacto con las plantas y peces que consumimos, así como con el agua que bebemos.

Asimismo, médicos advierten que por efecto del calor, las grasas o los ácidos de los alimentos, cantidades de estireno – compuesto principal del tecnopor- “se sueltan” de este plástico y pasan a la comida y bebida que consumimos. Lo que es prácticamente un autoenvenenamiento.

En respuesta a estos efectos, en la actualidad ya hay 70 ciudades en el mundo, entre ellas Nueva York, que han prohibido el uso indiscriminado del tecnopor. Sin embargo, en el Perú todavía no existen leyes que regulen el comercio y consumo de este plástico, y mucho peor aún, empresarios que con un sentido de responsabilidad social y valor ético para con su público consumidor, decidan por iniciativa propia restringir y disminuir su demanda como recipiente de sus productos comestibles.


Bajo esa situación, a la ciudadanía no le que más que estar alerta de las nuevas investigaciones sobre las consecuencias del uso de este plástico, y adquirir, de forma gradual, una conciencia más ecológica que pueda ayudarla a cuestionar el hábito de consumir, ya sea de forma indirecta el tecnopor, y cambiar esta praxispor una más amigable con su salud personal y con la del medio ambiente en el cual vive y se desarrolla.

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