Un genocidio que no interesa a los grandes
medios de comunicación serviles y puestos a disposición del dinero
Como los
medios de comunicación corporativos tienen sus prioridades informativas bien
definidas y orientadas, especialmente contra Cuba, Venezuela u otros países que
no se subordinan a Occidente; usted no sabrá que la nación indígena Wayúu [1],
la mayor de Colombia, se muere de hambre y sed porque el río madre de la región
donde radican fue represado y su agua privatizada para el servicio de la
industria agrícola y la explotación de la mina de carbón -a cielo abierto- más
grande del mundo. Por esa misma razón,
ignorará, seguramente, la denuncia que esta comunidad ha presentado ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH-, de la OEA, con sede en
Washington, por la violación de sus derechos vitales fundamentales.
Los datos
que existen del crimen que se comete contra la etnia Wayúu no son precisos,
informa la web las dos orillas.com. Según esta fuente, en el extenso territorio
que ocupan en el extremo Norte del país sudamericano, la nación de origen
prehispánico carece de controles y presencia estatal colombiana. En cualquier caso, según Armando Valbuena,
autoridad tradicional Wayúu, unos 14 mil niños de la etnia han muerto de
inanición y la mortandad no se detiene.
A todo
esto hay que agregar que la escasa ayuda que el gobierno colombiano los Wayúu no
llega a los indígenas. El caso del
Programa de Alimentación y Nutrición, en el que se invierten más 15 millones de
dólarez, es un ejemplo. Buena parte de
ese dinero – denuncian los voceros de Wayúu Armando Valbuena y Javier Rojas
Uriana– se queda en redes de corrupción y termina siendo utilizado en las
campañas políticas para la compra de votos.
Téngase en cuenta, además, que La Guajira posee una población de 500 mil
habitantes y ha recibido, durante los últimos 20 años, más de mil millones de
dólares por la extracción de sus recursos naturales (carbón y gas), además del
dinero que le corresponde cada año del presupuesto nacional. Pero ese dinero es robado por la corrupción
que domina las administraciones públicas locales.
En medio
de ese panorama, en febrero de este año cinco autoridades tradicionales
indígenas, a través de su representante legal Javier Rojas Uriana, solicitaban
a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que dictase medidas
cautelares urgentes que les permitan recuperar el uso del único río que poseen
para detener la actual mortandad por inanición de niños y adultos mayores. La acción pretende que el organismo
interamericano ordene la apertura inmediata de las compuertas que restringen el
paso del agua del río Ranchería, que es acumulada en la represa El Cercado.
Según la
abogada Sáchica Moreno, del Consultorio Jurídico de la Universidad de Bogotá,
el agua del río, un bien público, fue privatizado y la primera consecuencia de
ello es el proceso de exterminio en que se encuentra esta etnia colombiana,
sumida en la miseria y el abandono.
La cruda
realidad para estos seres humanos es que la mayor parte del río quedó
completamente seco, pues su caudal hoy está destinado exclusivamente a grandes
haciendas del sur de La Guajira y a las operaciones industriales de las minas
de carbón de Cerrejón.
De
acuerdo a la solicitud presentada ante la CIDH, la legislación internacional y
nacional, y a estudios de la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de
la República de Colombia, los primeros destinatarios del agua deben ser
siemprelos seres humanos. Solamente
después de que ellos la tengan garantizada a satisfacción, los excedentes que
resulten pueden ser usados en menesteres agrícolas, industriales y otros.
Por otra
parte, además de pedir la apertura inmediata de las compuertas de la represa
para que el agua llegue cuanto antes a los indígenas, se pide que se ordene
suspender de manera inmediata las tomas de agua de La Guajira que Cerrejón
obtiene de otras fuentes públicas distintas al río, principalmente
subterráneas, hasta que una evaluación técnica idónea e imparcial determine si,
después de abastecer satisfactoriamente a los seres humanos en la región,
quedan excedentes de agua para destinarlos a la agricultura a gran escala y a
la explotación de las minas.
Finalmente,
del conjunto de pruebas judiciales que serán presentadas a la Comisión se
destaca el documental inédito que acaba de terminar el periodista colombiano
Gonzalo Guillén, “El río que se robaron”, donde se testimonian los hechos
denunciados a través de imágenes sobrecogedoras de La Guajira y declaraciones
de los protagonistas.
[1] El Nobel de literatura colombiano
Gabriel García Márquez tuvo linaje Wayúu por parte de madre y la influencia de
esa cultura está presente en una buena parte de su obra
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