Será
porque no despega en las encuestas. Porque sabe que un quinto lugar pesa mucho
más siendo un viejo conocido sin mucho nuevo que ofrecer y con denuncias que lo
agobian. Como fuera, Alejandro Toledo ha sido el primero en usar un mito
electoral que nos amenazará en esta campaña. El mito del populismo criminal: la
mano dura, militares y servicio militar, contra la inseguridad ciudadana.
Toledo ha
pedido “la participación de nuestras Fuerzas Armadas (FF.AA.) por seis meses,
prorrogable hasta un año” para enfrentar la delincuencia, (…)“un estado de
emergencia para poner en orden la casa en el Perú”. Y, como no, la vuelta del
servicio militar obligatorio “para que [los jóvenes] tengan una profesión y no
caigan en la tentación de la delincuencia” (El Comercio 19/8).
Sabe que
el tema preocupa a la población. Sabe también que las encuestas indican que
este mito está presente en la cabeza de los votantes. De acuerdo a una encuesta
de IPSOS de Junio del 2015, más del 85% de ciudadanos apoyan estas o similares
acciones.
Toledo, y
la mayoría de peruanos, están equivocados. Se trata de medidas simbólicas, no
son eficaces. Las Fuerzas Armadas no tienen la capacidad de realizar el trabajo
policial necesario para controlar el crimen ni están entrenados para patrullar
las calles. Y el servicio militar no tiene nada que ver con aumentos o caídas
de la delincuencia.
Más bien,
debería preocuparnos otro tipo de vínculo entre el entrenamiento militar o
policial y la delincuencia. De acuerdo a la ONG Ciudad Nuestra en un reporte de
julio pasado el 22% de sentenciados pertenecieron en algún momento a las
Fuerzas Armadas o la Policía Nacional. Diez puntos por encima de cualquier otro
país de la región incluido en el reporte. ¿No da como para pensar un poco esta
relación entre entrenamiento en el uso de armas y delincuencia?
Como
discutiremos en esta página a lo largo de los próximos meses, Toledo y la gran
mayoría de peruanos están equivocados en su defensa del populismo criminal.
Pero esa mayoría tiene algunas razones para estarlo: resiente la inacción de
sus autoridades y busca una solución; al reclamar militares en las calles está
pidiendo, en realidad, una presencia estatal efectiva en su vida cotidiana.
Toledo no tiene excusa, sabe que está equivocado. Conoce como Presidente y
académico reportes serios sobre el tema. Y sin embargo, en vez de hacer el
trabajo difícil de presentar una propuesta coherente, abre la puerta para que
otros populistas introduzcan el tema en campaña. Triste forma de enfrentar una
mala posición electoral.
En tal
sentido, Cintya Felix pidió a las autoridades del ministerio reorganizar este
tipo de actividades en un horario que no
coincida con el horario de atención a los pacientes. Puedes ver el video en la
parte superior.
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