Dr. Pablo
Pino-Lozano
Médico
neurocirujano
Secretario
general del Sindicato ESSALUD SIN CAS
Al
parecer, los asesores del Presidente no le han informado sobre los principales
problemas de la salud en el Perú. Lo que ha mencionado en su mensaje equivale a
solo poner un curita sobre una herida de una extremidad con un absceso piógeno.
Los supuestos logros y los anuncios sobre próximas acciones en el sector salud,
como ampliar la cobertura del SIS a los recién nacidos y sus padres, el sistema
de ambulancias, los ínfimos aumentos en las remuneraciones del personal de
salud, etc. no tocan los problemas de fondo en la grave crisis por la que
atraviesa el sector salud.
El atraso
en salud en nuestro país, con respecto a los demás países latinoamericanos y
del mundo entero, es creciente. No se está haciendo nada efectivo para revertir
esta grave crisis. Esto es inconcebible cuando el Perú reúne las condiciones
para el desarrollo. Como ya lo ha señalado, con precisión, la Academia Peruana
de Salud, dos grandes deficiencias desatendidas, de larga data, explican este
atraso:
1) En el
aseguramiento social, la ausencia de financiamiento moderno es causa principal
de que la mayoría de la población no tenga acceso al derecho a la salud ni a la
atención integral.
2) En el
sistema nacional de salud, la inexistencia de evaluaciones perpetúa la
desactualización, con deficientes rectoría, descentralización, prestación de
servicios, financiamiento y articulación.
Ambas
deficiencias, o problemas, inciden negativamente en los recursos humanos y
determinan la alta emigración de profesionales al extranjero, su insuficiencia
en muchos hospitales, bajos sueldos y pensiones y huelgas frecuentes.
No se
afronta los obsoletos financiamiento y recaudación, convertidos ahora en
severos problemas soslayados. Solo la cuarta parte de trabajadores peruanos
aporta al aseguramiento social en salud. El proceso de privatización encubierta
de los hospitales, iniciada en el gobierno anterior, y promovida activamente
por este, la persistencia del sometimiento de EsSalud al ámbito de Fonafe, el
desfinanciamiento progresivo de EsSalud y la carencia de un plan de verdadera
reestructuración y modernización de EsSalud, llevarán al colapso de esta
institución, para perjuicio de los casi 10 millones de asegurados y derecho
habientes.
Y con
respecto al Seguro Integral de Salud (SIS), continúa en menos de 50 dólares al
año el gasto per cápita, con una limitación sustancial de cobertura a muchas
enfermedades y condiciones médicas. En la práctica, el SIS no es un seguro, es
solo un programa.
Los
objetivos de un sistema nacional de salud son: (a) Mejorar la salud de toda la
población; (b) responder a sus expectativas y (c) protegerla contra los riesgos
financieros de la enfermedad y la discapacidad. Los sistemas de salud que
responden a otros objetivos, por ejemplo neoliberales, no desarrollan, sino que
atrasan más.
Recordemos
también que un sistema nacional de salud tiene cuatro funciones elementales
para el desarrollo: (1) Rectoría. (2) Financiamiento, incluida la recaudación.
(3) Prestación de servicios. (4) Generación de recursos humanos y físicos. La
mayor o menor eficiencia en el desempeño de estas funciones explica las grandes
brechas existentes entre los sistemas de salud que funcionan bien y aquéllos
que no lo hacen.
La
llamada "reforma" de salud que ha emprendido este gobierno tampoco
considera estos problemas y nada se está haciendo para revertir la crisis. Más
bien se ha dado prioridad al mercado que al derecho fundamental a la salud. Por
ello el interés del Gobierno en las Asociaciones Público-Privadas (APP).
Para la
salud, el aseguramiento y sus recursos humanos no está claro el panorama. El
mensaje presidencial no ha abordado ninguno de estos problemas. Las acciones y
anuncios, no son para nada suficientes para contribuir a solucionar las severas
deficiencias o problemas sustanciales en el sector salud. Y lo más terrible es
que se evade concertar una cabal política de Estado en salud y se insiste en un
discurso político lejos de la realidad y las necesidades, propio del
subdesarrollo.
El Perú
debe emprender acciones, con sustento ético, solidario, financiero y técnico,
hasta recuperar en salud el lugar que le corresponde en Sudamérica y que tuvo
hasta la década de 1950. Pero no podemos esperar que un gobierno o un solo
grupo político tenga las soluciones. Para lograr el cambio esperado es
indispensable una POLÍTICA DE ESTADO EN SALUD, que sea producto de un consenso
a largo plazo de todas las fuerzas políticas, académicas, sociales, gremiales,
etc.; es decir, con la participación activa de todos los actores involucrados
en el sector salud.
El Perú
debe concertar una cabal POLÍTICA DE ESTADO EN SALUD. La resultante será un
proceso exitoso de reforma, donde se afronte la crítica situación del sistema
nacional de salud, del financiamiento y de los recursos humanos. También se
debe lograr una verdadera Ley de Aseguramiento Social Universal en Salud:
solidario, equitativo, inclusivo, ético, obligatorio, factible, moderno y
progresivo, financiado con estrategias efectivas, recaudación con tecnología de
última generación y una inversión mayor al promedio sudamericano.
Por lo
tanto, es imprescindible organizar un amplio y moderno diálogo nacional a fin
de concertar el desarrollo, terminar con la elusión de los problemas
fundamentales del sector y afrontarlos con éxito.
"HERMANO, HAY MUCHO QUE HACER",
PERO ¡HAGÁMONOS YA!
)
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