¿DONDE ESTÁN LOS ALCALDES?
PROCURADURÍA:
92% DE ALCALDES DEL PERÚ SON INVESTIGADOS POR CORRUPCIÓN
“Mientras
no haya un control debido, continuarán los alcaldes corruptos” por la facilidad
que tienen para disponer de los bienes del Estado. Un caso concreto es lo que
viene ocurriendo en Carabayllo, un alcalde con cientos de denuncias y no le pasa nada. Lo que ocurre es que en el
Perú todo esta podrido.
Escribia
Rospigliosi:
"Hoy
día, la actividad política se ha convertido, para la mayoría de personas que
incursionan en este campo, en un mero asunto de negocios. Irrumpen o persisten
en la política con el deliberado propósito de obtener un empleo, de conseguir
ingresos que no alcanzarían en su actividad cotidiana o, crecientemente, de
robar todo lo que pueden.
A
continuación posteamos una nota que por su alto contenido reflexivo
recomendamos leer y difundir
¿TENEMOS
ALCALDES?
Si
tenemos que atenernos a la etimología de la palabra corrupción encontraríamos
muchas respuestas al estado de descomposición que vivimos en el mundillo de los
gobiernos locales. Corromper viene del latín corrumpere que significa “con
ruptura” y que ilustra las desviaciones que podrían ocurrir, en algunas
administraciones municipales, respecto a
la normalidad.
Los
alcaldes del país, en su mayoría, han corrompido el objeto de sus funciones. Ya
no se trata de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, ello ha quedado en
segundo plano, sino de obtener la mayor cantidad de renta, de dónde sea. Se
abusa de la obra física que, como bien señalan organismos internacionales como
el Banco Mundial, suelen ser, cuando no hay
controles, focos de corrupción. Pero lo peor no está allí sino en la
forma como conciben el ejercicio municipal. En los últimos días, a manera de
ilustración, he tenido la oportunidad de leer sendas entrevistas a diversos
alcaldes de la ciudad. Desde Surco hasta Surquillo, pasando por Magdalena o los
distritos de Lima Norte o Sur, todos, absolutamente todos hablan de las
oportunidades para la inversión en inmuebles comerciales o para oficinas que
piensan impulsar en su localidad. Entusiasmados, indican la disponibilidad de terrenos y si no
los hay de los planes que tienen para obtenerlos, todo sea en nombre de los
nuevos centros comerciales o bloques de oficinas con los que sueñan para su
comunidad. Esto es una distorsión por completo de la función municipal. Lo
único que significa es que los alcaldes ni siquiera controlan sus ansias
recaudadoras de rentas olvidando por completo su función de generar bienestar
para la vecindad.
Es
necesario en este sentido comparar, tener otro plano de referencia, con el
comportamiento de alcaldes de otras ciudades, en otros países. En Medellín,
Bogotá y Cali en Colombia; en Guayaquil en Ecuador; en Valparaíso y Puerto
Montt en Chile, los alcaldes también están preocupados por los terrenos, pero
no para hacer grandes centros comerciales ni bodoques de cemento para oficinas sino
para hacer espacios públicos para la comunidad. Si no tienen los terrenos
disponibles los compran, sí señores los compran, pues el objetivo es construir
la biblioteca y no la playa de estacionamiento; la piscina pública y no el
strip-mall; el parque para la recreación y no el centro comercial; los espacios
deportivos y no los bloques de oficinas. Saben perfectamente que siendo sus
dramas, al igual que nosotros salud, transporte y seguridad, pues la provisión
de espacios públicos ayuda a organizar y desarrollar mejor la vida de la
comunidad.
Aquí no.
En nuestro país lo meritorio es la obra física, esa que sirve para satisfacer
las proyecciones de ingresos de empresas de construcción e inmobiliarias y
–cómo no- de algún funcionario corrupto. La cultura, el bienestar, la calidad
de vida de los vecinos, eso en nuestro
país simplemente no importa, pues para lograr elegirse basta con el
clientelismo que se financia con lo que sobra de la obtención abusiva de
rentas, a costa de la comunidad.
FUENTE: Juan
Sheput
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