Río Teles
Pires, donde está planeada una de las represas que ponen el conflicto al
Gobierno brasileño con los grupos aborígenes lugareños. Foto: Christopher
Borges.
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Proyecto amenaza arrasar sus territorios ancestrales y sitios sagrados.
Representantes
de las tribus Munduruku, Apiaká, Kayabi y Rikbaktsa anunciaron su oposición a
las cuatro represas hidroeléctricas que el gobierno pretende construir en la
cuenca del río Teles Pires, un afluente del río Tapajós, que desemboca en el
Amazonas.
Valdenir
Munduruku, uno de los dirigentes indígenas, confirmó que las tribus se preparan
para “ocupar los sitios de construcción: no pueden seguir haciendo lo que hacen
sin ni siquiera escucharnos”, advirtió a las autoridades.
En un
primer comunicado conjunto aseguraron que de no detenerse la construcción de
las represas hidroeléctricas sus ancestrales lugares de vida común quedarán
arrasados.
“El
Gobierno construye presas sin realizar estudios ambientales, sin tratar de
comprender las consecuencias de la destrucción de la naturaleza en nuestras
vidas.” indica el comunicado.
“Se
autoriza el funcionamiento de las presas sin dar una respuesta a los pueblos
indígenas y dejando sus vidas sin peces, sin agua, sin caza. Tratan de ocultar
los impactos negativos sobre nuestras vidas, nuestros ríos y nuestros
territorios”, prosigue el pronunciamiento.
“Las
presas de Teles Pires y Colider ya mataron a toneladas de peces y miles de
animales. Por debajo de las presas los peces también están muriendo en nuestro
territorio debido a las inundaciones repentinas y a la bajada incontrolada del
río”, concluye las tribus.
Los
indígenas habían consultado a distintos técnicos de grupos ambientalistas, que
respaldaron la iniciativa de unión para la labor y el comunicado intentaba una
posibilidad de acuerdo conciliatorio con el gobierno.
Las
tribus de los Munduruku, Apiaká, Kayabi y Rikbaktsa, son conocidos del hombre
blanco desde el siglo XIX, cuando –tras luchar entre ellas desde tiempos
inmemoriales- formaron una primera alianza que enfrentó la ocupación de tierras
y el secuestro de indígenas para usarlos como esclavos.
La tribu
de los Munduruku, la mayor del grupo, es la más afectada ya que los proyectos
hidroeléctricos, avanzan hasta la zona del bajo Tapajós, incluyendo el área de
San Luis, donde viven cientos de aborígenes de la etnia, que no saben la
amenaza que se cierne sobre ellos.
Además,
los enfrentamientos ya han comenzado más allá de los discursos, desde que los
obreros para comenzar la construcción están ya a menos de medio kilómetro de
áreas pobladas por indígenas.
Además,
el asentamiento para comenzar a erigir el complejo se está desarrollando en un
área de sitios considerados sagrados por los habitantes originarios del lugar.
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