El Tiempo
(Piura), La Industria (Trujillo) Correo (Regiones), Los Andres (Puno), 05 Jul
2015
Cuando
converso con padres de familia de niños de 2 a 6 años sobre la formación
que requerirán para ingresar a la
universidad al egresar del colegio, la gran mayoría tiene en mente a las
universidades de hoy y sus requisitos de admisión que giran en torno a ciertos
conocimientos de matemáticas y otros efímeros de cultura general del siglo XX.
Les cuesta trabajo entender que lo que puede ser relevante para la preparación
de un joven de 16 años de 5to de secundaria de hoy no es lo mismo que lo que
será válido para un niño menor de 7 años que egresará dentro de 10 a 15 años.
Es difícil imaginar que existirán nuevas profesiones que desplazarán las
actualmente conocidas, nuevas formas de
estudiar en formatos virtuales e internacionales con enfoques globalizados, que
las carreras universitarias ya no durarán todas el mismo tiempo ni se
sostendrán con el mismo sistema de evaluación, que habrá más alternancia entre
períodos de estudios y períodos de trabajo,
que áreas como la neurociencia y robótica invadirán las otras
profesiones, y tantas otras variantes que aún resultan inimaginables para la
mayoría. En lo que no cabe duda, es que esas universidades y los requisitos de
admisión de ese momento se parecerán poco a los actuales y por lo tanto la
preparación escolar para el éxito en la vida universitaria tendría que ser
diferente al que actualmente se asume como válido.
No hay
ninguna profesión en la cual quien hace hoy las cosas de la misma manera como
las hacía hace 10 ó 20 años pueda tener éxito y menos aún mantenerse en la
vanguardia de su actividad. La única excepción (por poco tiempo más) es la
educación y las instituciones que la ofertan: colegios y universidades. Su
desactualización es evidente y los síntomas más visibles son por un lado el
aburrimiento de los alumnos que están muy lejos de desarrollar su máximo
potencial, y el mercado laboral que está crecientemente insatisfecho con los
graduados de las universidades e institutos.
Tarde o
temprano se producirá la revolución y los padres de familia y estudiantes
tendrán que escoger entre ser los últimos en instituciones obsoletas o ser los
primeros en las innovadoras.
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