Pensar
continuidades y rupturas en los actuales procesos de emancipación popular a
ambos lados del Atlántico. La crisis global y sus resistencias, el lugar del
progresismo, las concepciones sobre el populismo y la necesidad de defender las
conquistas alcanzadas
Forster y
Monedero comienzan su diálogo poniendo en valor el triunfo del No en el
referendo griego y la emergencia de Podemos en España, dos hechos que permiten
vislumbrar una Europa mediterránea capaz de hacer frente a la hegemonía
neoliberal. Monedero plantea una distinción entre legitimidad, gobernabilidad y
gobernanza, para pensar las dinámicas posibles entre los pueblos, los Estados y
los organismos que pretenden incidir en la agenda política de los países. Luego
lanza una crítica contra la izquierda y la socialdemocracia europeas y alerta
acerca del crecimiento de la extrema derecha en todo el continente. En este
contexto, argumenta que el 15M "no fue una respuesta sino una
pregunta" y propone que "Podemos tiene que desbordar estas
realidades", en referencia a la formación política que en las próximas
elecciones nacionales buscará romper el bipartidismo que forman el Partido
Popular y el Partido Socialista en España.
Desde una
lectura latinoamericana, Ricardo Forster señala que después del ciclo
dictatorial que entre los '70 y los '80 alcanzó a todo el continente, los
movimientos populares parecían derrotados. En pleno auge del neoliberalismo,
agrega, el progresismo supuso que el triunfo del mercado era inexorable y se
volcó a defender la república y los derechos civiles y a luchar contra los
vicios de la democracia -como la corrupción-, renunciando así a todo proyecto
de transformación social.
Forster
señalando que, mientras en Europa el progresismo suele asociar el populismo al
nacionalismo xenófobo o fascista, en América Latina su irrupción a mediados del
Siglo XX significó la emergencia pública de los olvidados y los subalternos.
Las dictaduras militares serían, desde su perspectiva, intentos de cortar ese
proceso por medio la violencia. El Secretario de Coordinación Estratégica para
el Pensamiento Nacional agrega que la movilización popular es un elemento
ineludible para la profundización de la democracia: "La democracia
liberal, el acto eleccionario, es un acto querido por el pueblo. Los pueblos
han dado sangre. Lo que no podemos hacer es pensar que el momento eleccionario
ocupa la totalidad de la experiencia democrática".
Monedero,
por su parte, analiza la estrategia de construcción hegemónica de Podemos desde
la teoría del intelectual argentino Ernesto Laclau y cuestiona que en Europa se
utilice de forma peyorativa el calificativo de "populista" hacia
quienes cuestionan un sistema institucional y representativo que no responde a
las necesidades de la mayoría: "Nos han robado las palabras. La lucha por
el diccionario es una lucha donde nos jugamos muchas cosas".
Como
cierre de la mesa, Juan Carlos Monedero y Ricardo Forster coinciden en dos
diagnósticos y en un llamamiento. Por un lado, que los derechos alcanzados no
son irreversibles y que la actual crisis del neoliberalismo no lo hará más
débil sino que lo llevará a redoblar la apuesta. Y al mismo tiempo, que debemos
reconocernos como pueblo para conformar proyectos políticos emancipadores y defender
las conquistas mediante la institucionalidad y la movilización popular.
"Hoy estamos en condiciones democráticas, ampliando la idea misma de
democracia, de seguir avanzando -concluye Forster- pero teniendo conciencia de
que no hay garantías en la historia, ni mucho menos conquistas irreversibles.
Hay que luchar para mantenerlas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario