Los casos de Venezuela, Argentina,
Brasil y Bolivia
José López, viceministro de Obra
Pública durante el largo periodo del régimen kirchnerista, fue encontrado por
la Policía Federal argentina enterrando más de ocho millones de dólares.
Gabriela Zapata, ex pareja del presidente boliviano Evo Morales, ha sido
acusada como la cabeza del tráfico de influencias en favor de una firma china
proveedora del Estado; Morales sería parte de esta organización delictiva. En
Brasil, autoridades, políticos y funcionarios son acusados y llevados al
banquillo por formar parte de uno de los andamiajes de corrupción más grandes
de la historia, en el llamado caso “Lava Jato”. En Venezuela, desde el régimen
del extinto ex presidente Hugo Chávez hasta el ahora presidente Nicolás Maduro,
se conocen graves y escandalosos casos de corrupción. Solo para poner un
ejemplo, las cifras oficialistas señalan un millón de viviendas sociales
construidas, y una investigación de la oposición democrática indica solo
300,000. ¿Adónde se fue el dinero?
¿Qué tienen de común los escándalos
de corrupción en los cuatro países de la región? Allí en los países donde se
instalaron regímenes estatistas y populistas terminaron en estrepitosos fracasos
económicos y funestos escándalos de corrupción. El estatismo de cuño
izquierdista y el populismo siempre van acompañados. La historia demuestra que
los régimenes estatistas se legitiman en democracia y elecciones, para luego
entronarse construyendo un hiperestado y destrozando luego el equilibrio de
poderes, la libertad de opinión, al sector privado y a la libertad. El software
político ha sido igual en Venezuela, Argentina, Brasil y Bolivia. Mientras la
región gozó del ascenso del precio de los commodities, en los países
mencionados el caudillo —ya sea Chávez, Kirchner, Evo o Lula— agrandó el Estado
a través de voluminosos programas sociales que se convirtieron en proyectos de
clientelaje y chantaje hacia los más pobres. Así, el caudillo pudo cambiar
Constituciones, re-reelegirse y arrinconar a la oposición y a la prensa libre.
Pues bien, la historia también indica
que los estatismos y los populismos no duran para siempre. Allí tienen el
proyecto soviético que se esfumó en un tris, apenas hubo aires de libertad y
cambio. Pero además, allí donde se ha impuesto el estatismo el descalabro
económico se convierte en realidad. Venezuela atraviesa por la peor crisis
económica de toda su historia republicana, y la recesión brasileña tiene hasta
el 2021. Argentina se ha ajustado para equilibrar el enorme déficit fiscal; y
Bolivia, a pesar del buen juicio macroeconómico mostrado los primeros años, ya
empieza a conocer el desbalance que han provocado los quince programas
sociales.
No hace falta ser pitonisa para saber
que el estatismo y el populismo llevan al fracaso. Hoy en la región hay dos
modelos: uno, el estatismo populista fracasado; y el otro modelo que con países
como Chile, Perú o Colombia, a pesar del delicado contexto internacional, sigue
creciendo y reduciendo la pobreza.
Desde este portal insistiremos en
defender la libertad, la democracia, el mercado y al sector privado contra el
cáncer de los estatismo y populismo.
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