Si, como se repite hasta la saciedad,
las encuestas son fotos de momentos de la realidad, ya tenemos suficientes y desde
distintos ángulos como para poder ver ya parte de la película de las elecciones
del 2016. Estamos a mes y medio de la primera vuelta electoral por lo que es
bueno tomar un tramo significativo de tiempo para apreciar la foto que tenemos
en febrero.
Keiko Fujimori, candidata de Fuerza
Popular, con el 30% de intención de voto, según la última encuesta de Ipsos,
mantiene constante su apoyo, pero lejos de alcanzar un triunfo en primera
vuelta. Sin embargo, lo que antes parecía poco probable, con el incremento de
Julio Guzmán, se va configurando una segunda vuelta con alternativas abiertas.
Keiko Fujimori, la candidata de derecha popular, que ha trabajado
laboriosamente su campaña desde que perdió en el 2011, parece llegar a su
límite de crecimiento, pues si bien no reduce su intención de voto, no crece
hace muchos meses. Su voto fiel, instalado fuertemente en sector de provincias,
zona rural y nivel socioeconómico de base popular no ha sido afectado por la
distancia que ha marcado con su padre Alberto Fujimori, pero si esta actitud ha
tenido algún beneficio, recién se podrá valorar en la segunda vuelta.
Julio Guzmán con su 18% se coloca en
segundo lugar. Logró lo que quería desde hace un par de años, instalarse como
el (autodenominado) “outsider”. Sus problemas en la inscripción de su
candidatura, su falta de partido sólido, inexperiencia política y casi nulos
operadores políticos, no le han afectado, sino por el contrario lo han hecho
más conocido en aquella porción del electorado que no sabía nada de él.
Posicionarse como el candidato sin
pasado político, pero con la experiencia de un tecnócrata y su enganche con
importante redes de jóvenes, ha logrado encajar con la búsqueda de lo nuevo,
retando a los políticos y partidos con mayor experiencia, lo que le ha
permitido el apoyo de casi un 20% de intención de voto. Pero Julio Guzmán ha
dejado de ser el PPK del 2016. A diferencia de éste, ha conseguido incursionar
en provincias y en los niveles socioeconómicos medios y pobres. Si sigue en
carrera, puede aprovechar la pérdida o socavar la intención de voto de los que,
en el 2015, se denominaba el “elenco estable” (Alan García, Pedro Pablo
Kuczynski y Alejandro Toledo).
La caída, si se toman al menos el
último cuatrimestre, de Pedro Pablo Kuczynski, Alan García (Alianza Popular) y,
sobre todo, Alejandro Toledo (Perú Posible), es difícil de recuperar. No se ha
visto hasta ahora que algún candidato caiga y vuelva a subir en un verano
electoral. El “ex elenco estable”, no ha podido ganar adhesiones en una campaña
cuyo eje es intentar mostrar las virtudes de la experiencia y la gestión. Por
el contrario, PPK (9%), Alan García (5%) y Toledo (2%), en ese orden, son
presos del rechazo de lo que la gente entiende por “política tradicional”. El
último de ellos, el ex presidente Alejandro Toledo, es el primer grande que se
convierte en pequeño.
Alan García, candidato del APRA, es
el que tiene mayor resistencia en el electorado. Insistir en las bondades de su
gobierno, lo asemeja más a un contador de obras que a un candidato que clava
una esperanza. Ser dos veces presidente, en vez de ser su fortaleza, se está
convirtiendo en su debilidad. Si se observa el margen de error en la encuesta
de Ipsos, Alfredo Barnechea (Acción Popular) y Verónika Mendoza (Frente
Amplio), ambos con 4%, comparten la misma intención de voto, con la diferencia
que Alan García tiene una pendiente decreciente y los otros dos, creciente.
Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no ha
dejado de ser el PPK del 2011, que si bien atrajo en el último tramo a un
importante sector del electorado, sobre todo joven, no ha dejado de tener un
perfil limeño, urbano y concentrado en las élites. Su decrecimiento lo aleja de
la segunda vuelta.
El discutido César Acuña, candidato
de Alianza para el Progreso, que fue el primero en mover el tablero electoral
con su crecimiento a fin del año pasado, ha sido afectado claramente por las
continuas denuncias de plagios en sus tesis de grados de maestría y doctorado,
así como un libro de educación. El acaudalado candidato chotano, que ofrecía
educación universitaria a bajo costo en su red de universidades privadas, no
solo cayó en su intención de voto, sino que una de las causas importantes de
esta caída fue, contra lo que algunos afirmaban, justamente las denuncias de
plagio, lo que es muy probable que no se recupere.
Alfredo Barnechea, candidato por el
tradicional partido Acción Popular, ha logrado llamar la atención por su buenas
presentaciones y entrevistas, donde se maneja bien, pues, siendo muy joven,
tuvo a fines de los setenta un programa televisivo y, posteriormente, fue
elegido diputado por el Partido Aprista. Sin embargo, alejado de la vida
pública y siendo un electorado mayoritario joven que no lo conocía, se instala
también como una figura nueva.
Finalmente, Verónika Mendoza que representa
al izquierdista Frente Amplio, crece también aprovechando el descenso de los
candidatos tradicionales y instalándose en el espacio de un electorado de
izquierda, que no siendo numeroso, carecía de un candidato propio. Junto con
Alfredo Barnechea está en condiciones de aprovechar esta situación, aun cuando
no necesariamente esto se debe dar.
Las elecciones peruanas deparan
siempre sorpresas. La volatilidad del electorado y la debilidad de los partidos
abren siempre ese espacio, por lo que pese a todo lo anteriormente señalado,
nada está dicho (Infolatam, 24 de febrero del 2016).
No hay comentarios:
Publicar un comentario