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TRADUCCIÓN A OTROS IDIOMAS - TRANSLATION TO OTHER LANGUAGES

sábado, 19 de marzo de 2016

LA DIGNIDAD NO SE NEGOCIA











La dignidad es un principio invaluable de todo ser humano, no es negociable, no admite ser pisoteada y tiene prevalencia en la protección  normativa y moral, es la base central de todos los derechos y nace con  el sujeto no  importando ninguna condición social,  raza o filiación y se refuerza en la medida que  se va socializando, de tal manera que se fundamente  en el inconsciente individual y grupal  de manera responsable  que  brinde seguridad.

Es un deber  individual, familiar, comunal y de todo el engranaje estatal el no desmayar en los procesos educacionales de inculcar y sembrar valores de forma permanente, no solamente desde el vientre de la madre, sino  cuando el  ser crece y forma  su personalidad.

Esa enseñanza y práctica debe  ser constante, porque los antivalores se encuentran infiltrados en todos los medios buscando como permear la conciencia humana para  que se postre ante  la corrupción, el maniqueísmo, la manipulación, la concentración de poderes, el acoso laboral, la castración del pensamiento, el aislamiento social, la discriminación de diferente índole, especialmente política o por amiguismos.

Atentar contra la dignidad humana, además de ser un delito que contempla   las normas  del derecho, genera violencia social, divisiones y contradicciones relacionales, daño grave en el  orden  psicológico y orgánico, disminuye la laboriosidad y la autoestima, y perturba  la normalidad.

Hoy  centenares de  compatriotas han caído en las garras de quienes no permiten que los valores permanezcan en el imaginario colectivo,  les han prometido cielo y tierra con el fin de perpetuarse en el poder, a otros los han castigado porque han elegido a quien seguir, porque han decidido pensar por sí mismos, pero tarde o temprano esas cortinas de humo se disiparán y el ciudadano actuando de forma honesta despertará y hará frente contra los cercenadores de la razón y los autoritarios, para que se respire un clima organizacional tranquilo, se ejerza en verdad la libertad de expresión y la participación ciudadana de verdad se desarrolle en nuestro territorio.

La invitación es  a respetar a los demás, tolerar las críticas porque de ellas se aprende, ganarse los aplausos y galardones en base a méritos y no por medio de masacres verbales, practicar la democracia, utilizar las dignidades burocráticas para aportarle al desarrollo del país y  no para el enquistamiento nocivo a través de dádivas para favorecimientos personales que atentan contra el libre albedrío de las organizaciones.

La conciencia ética cimentada desde la familia y edificada desde el constructo ambiental y social debe estar latente, hay que defender y respetar el ser humano y no dejarse vulnerar por prebendas o por hacer parte de un grupo privilegiado, por el contrario, llena de orgullo no estar atados a determinados sentires, sino actuar con libertad de pensamiento y realizar  las actividades acordes con la dignidad, sin  ser negociada por ningún motivo, para de esta forma desenvolverse con la frente en alto y sobrevivir entre pirañas brindando lo mejor, porque no hay mejor almohada que una conciencia tranquila.


Nota: “Merecer la vida no es callar ni consentir tantas injusticias repetidas; una virtud es dignidad y es la actitud de identidad más definida”.

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