El Libertador en traje de campaña (1895). dominio público
Un país de 2,5 millones de kilómetros
cuadrados, ingentes recursos minerales y petroleros y una población de casi 100
millones de habitantes: eso habría sido hoy el sueño de Simón Bolívar al
integrar a las cuatro Repúblicas que liberó. ¿Qué se lo impidió?
"Habría sido increíble",
dice un joven en un local del centro de Caracas con tan solo imaginar que el
proyecto de la Gran Colombia, ideado por Simón Bolívar, hubiese sido posible.
Pero el sueño de Libertador de
integrar los actuales territorios de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador en
una suerte de "Confederación" fue truncado en 1830. De no haber sido
así, esa unión de Repúblicas ocuparía hoy una superficie equivalente a una
cuarta parte de la Unión Europea, poseería las mayores reservas petroleras del
mundo y ostentaría un Producto Interno Bruto de 952.000 millones de dólares.
Templo Histórico donde tuvo lugar el
Congreso de Cúcuta, que ratificó la conformación de la Gran Colombia.Ruben
Valero / wikipedia.org / CC BY-SA 3.0
LA MANO DE EE.UU.
La filósofa e historiadora
venezolana, Carmen Bohórquez, quien además coordina la Red de Intelectuales en
Defensa de la Humanidad, considera que si bien los gérmenes que minaron la
disolución de la Gran Colombia ya estaban decretados por las peleas entre los caudillos
de Venezuela y Nueva Granada, la participación de EE.UU. en el Congreso
Anfictiónico de Panamá asestó un tiro de gracia a la unidad.
"El embajador de los EE.UU.
comenzó a influir en (Francisco de Paula) Santander y lo comprometió a realizar
un segundo congreso, en el que Washington llevó una propuesta distinta a la de
Bolívar para intentar introducir la idea del 'Panamericanismo', agudizar las
intrigas en contra del Libertador y promover las 'ventajas' de un gobierno
federal, en vez de uno centralizado y fuerte", sostiene Bohórquez en
entrevista a RT.
¿Cuál es la vigencia de esta historia
hoy? Mucha, dice la coordinadora de la Red de Intelectuales: "El
Panamericanismo fue el que dio origen a la Organización de Estados Americanos
(OEA) que, como bien dijo un canciller cubano, 'es el ministerio de las
colonias'; en cambio, la unidad latinoamericana planteada por Bolívar y
rescatada por Hugo Chávez, es la que permite que se celebren encuentros como el
de la Cumbre de Estados Latinomericanos y Caribeños (Celac)".
Departamentos de la Gran Colombia en 1824.Shadowxfox / wikipedia.org / CC BY-SA 3.0
EL SUEÑO QUE NO FUE
La idea original no es de Bolívar,
explica la historiadora, sino del venezolano Francisco de Miranda, quien en
1783 "llega a la conclusión de que los americanos tenían derecho a
implementar el sistema de gobierno que les apeteciera y, por eso, esboza su
proyecto de emancipación".
Miranda creía (...) que la
independencia debía estar ligada a la unidad para poder consolidarse y
"lograr que esa América ocupara un lugar preponderante en el mundo como un
bloque de poder", detalla Bohórquez. Bolívar, al igual que el resto de los
próceres de la emancipación en Latinoamérica, retomó esas banderas y asomó, en
1815, la posibilidad de que la unión empezara con Nueva Granada (actuales
Colombia y Panamá), Venezuela y la Provincia de Quito (hoy Ecuador).
Cuatro años más tarde, en 1819, el
Libertador logró la conformación de Colombia (que la historiografía denominará
Gran Colombia para diferenciarla de la actual república homónima) y en 1826
convocó a un Congreso Anfictiónico que fracasaría, en gran medida, por la
injerencia norteamericana.
Bandera de la Gran Colombia, usada
entre el 6 de octubre de 1821 y el 17 de diciembre de 1831.Shadowxfox /
wikipedia.org / CC BY-SA 3.0
HISTORIAL DE INTRIGAS
"Las infamias lanzadas contra
Bolívar por los EE.UU. e Inglaterra, a través de sus agentes diplomáticos o
consulares acreditados en las repúblicas hispanoamericanas, toman fuerza tan
pronto se dan a conocer los primeros intentos para la celebración del Congreso
de Panamá, se incrementarán a partir del fracaso de este, y acaban,
proponiéndose la desintegración de la Gran Colombia y la desaparición de la
persona del Libertador", expone el periodista e investigador cubano
Francisco Pividal en su libro Bolívar: pensamiento precursor del
antiimperialismo.
Bohórquez coincide con esa visión y
añade que la inquina contra el proyecto bolivariano era, precisamente, porque
iba en contravía a la Doctrina Monroe de "América para los
Americanos". Lo que proponía el Libertador era un bloque de poder entre
naciones que compartían una historia y una cultura común, sin tutelaje alguno.
Para EE.UU., esa era una empresa "inútil", tal como la califica el
diplomático norteamericano Hellman Allen en una carta dirigida a Washington el
20 de marzo de 1826.
La Gran Colombia iba más allá de una
unidad territorial y contemplaba cuestiones como tratados comerciales y de
navegación, la organización de normas de derecho internacional, la abolición de
la esclavitud, el establecimiento de las fronteras nacionales e incluso la
conformación de un gran ejército común, refiere el libro De Panamá a Panamá,
que compila los documentos históricos sobre el Congreso Anfictiónico archivados
por la cancillería venezolana.
La cristalización del sueño de
Bolívar de crear una comarca con frentes hacia los océanos Atlántico y
Pacífico, que sirviera "de lazo, de centro, de emporio" -como lo
expuso en su discurso de Angostura (1815)- amenazaba las apetencias
expansionistas de Norteamérica y, para Bohórquez, todavía representa un riesgo
a los intereses de EE.UU.
DOS TUTELAJES
"¿Cuándo se habían reunido todos
los presidentes de América Latina y el Caribe? Nunca sin tutela de EE.UU. y
España: o era en la OEA o en la llamada Comunidad Ibero-Americana. Siempre habíamos
estado bajo esos tutelajes", recuerda la historiadora a propósito de la
cumbre de la Celac celebrada este miércoles en República Dominicana.
Aunque han pasado casi 187 años desde
el fracaso del proyecto grancolombiano, junto a varios intentos fallidos por
resucitarlo, la filósofa considera que EE.UU. no ha cesado en su intento de
impedir la unidad en la región y torpedear las iniciativas que apuntan hacia
esa dirección.
"Siguen medidas como el decreto
del ex presidente Barack Obama contra Venezuela, la injerencia en los procesos
políticos de la región y sus deseos de instalar bases militares en algunos
países para sembrar la desconfianza. ¿Qué nos queda? Defender los espacios
comunes, afirmar la unidad y no abandonar foros como la Celac, que tanto trabajo
ha costado conformar, aunque no se avance tan rápido. Es una proeza que
exista".
FUENTE: Nazareth Balbás
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