Uno de
los lagos más importantes de Bolivia se convirtió en un inmenso desierto. ¿Qué
fue lo que sucedió con el Poopó en Oruro? Revisa este informe.
El
segundo lago más grande de Bolivia, el Poopó, ha desaparecido tras entrar a un
proceso de desertización en la ciudad de Oruro, debido al cambio climático, el
fenómeno de El Niño y la contaminación minera, afirmaron investigadores y
campesinos.
1.
"LAGO SIN VIDA"
El
ingeniero agrónomo Milton Pérez, de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), y el
dirigente campesino Valerio Rojas, afirmaron a Efe que durante una inspección
realizada el viernes al lugar se ha comprobado que el Poopó hoy "es un
lago sin vida".
El Poopó
está situado en el departamento andino de Oruro y se considera como el segundo
más grande de Bolivia, después del Titicaca, que está compartido con Perú.
"El monitoreo aplicado al Poopó ha establecido que hoy está casi
seco", dijo Pérez, que ha investigado el comportamiento del lago.
2. ¿POR
QUÉ SE VOLVIÓ UN DESIERTO?
Entre las
causas están el aumento de la temperatura por el cambio climático y de la
frecuencia de los fenómenos de El Niño y La Niña, que en el altiplano se
sienten cada dos o tres años, a diferencia de antes cuando era cada siete o
diez.
El Poopó
tenía seis o siete años de una dinámica de equilibrio, "pero ahora no se
le da al lago, de manera natural, el tiempo suficiente para restablecerse como
el ecosistema que era", agregó Pérez.
El diario
orureño La Patria informó de que tras un sobrevuelo del lugar se comprobó que
"se convirtió en una inmensa zona desértica, donde no existe indicios de
agua, solo arcilla resquebrajada". Según el matutino, el espejo de agua
del lago llegó a tener una superficie de más de 4,600 kilómetros cuadrados,
pero actualmente hay muy poca agua ocupando el lugar
3. POCAS
ESPERANZAS
No
obstante, ahora los campesinos creen que las aguas no serán recuperadas por el
aumento de las temperaturas en el altiplano. "Tenemos un lago que ha
desaparecido, ahora es una pampa; un desierto donde no se puede sembrar nada,
ni producir; no hay nada, mucho menos vida", sostiene Rojas al lamentar
las pérdidas de cientos de campesinos y pescadores que debieron abandonar la
región.
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