En las redes sociales, la casi
totalidad de usuarios rechazan el neoliberalismo como sistema social, liquidó principios y valores en la sociedad,
minimizó y comercializó la educación,
salud y seguridad ciudadana; servicios esenciales en todo el mundo que brinda
el estado gratuitamente al pueblo; precarizó el trabajo y todos los beneficios
sociales de los trabajadores.
El arcaísmo económico de Fujimori
creó en nuestro país una caricatura grotesca de un proceso electoral, en el
cual los candidatos presidenciales o parlamentarios tienen trayectoria sinuosa,
casi siempre vinculada a delitos, no hay uno que pueda “tirar la primera
piedra” a un delincuente, porque son sus pares en otro nivel, son su paradigma,
son su inspiración para delinquir con impunidad o con el poder necesario para
evadir la justicia. Pero no es solo eso, lo cruel de estos candidatos es haber
consolidado en un sector de la población, aprovechando su pobreza extrema, una
capa lumpezca que los apoya por un “plato de lentejas” o vende su voto al candidato que les
ofrece un televisor, una cocina, un kl. de arroz o azúcar. El lumpen
electoral nació con el fujimorismo, extendiéndose a todos los partidos con
dirigentes y candidatos sin valores, moral, ética, dignidad ni principios.
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