Elecciones en Perú: Guía para perplejos
“Como la fantasmagoría de edificios en el
aire,
se hundirán y desaparecerán un día las torres
coronadas de nubes,
los palacios suntuosos, los templos sublimes,
la tierra entera y los que la habitan.
Nada, ni un soplo, quedará de esta vanagloria.
Estamos hechos del mismo material
del que se tejen los sueños,
y nuestra corta vida la abarca un sueño.”
William Shakespeare
Nuevamente el outsider entró en escena
desconcertando a propios y extraños. Pedro Castillo ha irrumpido en la política
nacional con la fuerza de un meteorito
Esta elección expresa, a mi juicio dos cosas
básicas. Primero, que a diferencia de resultados anteriores de lo que va del
siglo XXI (con Toledo y con Humala), el voto de protesta fue a la izquierda, a
un representante más neto del campo popular y no a un “cholo sagrado" y
agringado (y como se descubrió después, corrupto) o a un militar que ofreció
una “gran transformación” y que terminó como un simulacro mediocre. Segundo,
que el quinquenio que termina ha estado marcado por tres hechos gravitantes: los
grandes escándalos político-judiciales por corrupción (lavajato, cuellos
blancos, etc.), el agotamiento del ciclo neoliberal en el Perú como
consecuencia de la crisis internacional y la cereza del pastel de las
desgracias que ha sido y es aún la pandemia del Covid y todas sus secuelas.
El Perú popular está descreído del
establishment político actual. Todos los presidentes, sin excepción (Vizcarra y
el "vacunagate" es el último eslabón de la cadena), son delincuentes.
Y la mayoría de parlamentarios también. Por lo tanto estaban las condiciones
para que alguien venido de fuera capitalizara este malestar. Había un contexto
favorable para el líder populista, era difícil saber de donde vendría,
especialmente porque los outsider, al menos en el Perú, aparecen subrepticiamente
al final de la campaña, sorprendiendo a un sistema político que no lo vio
(vimos) venir.
A lo largo del quinquenio que termina el
fujimorismo, incapaz de procesar su derrota en la elección presidencial, usó de
modo prepotente su mayoría en el parlamento y se lanzó a un obstruccionsismo
político desmedido con el que se fue enajenado la opinión pública. Desde las
censuras a los ministros hasta la vacanciana de PPK. Si hay algo que agradecer
a Keiko Fujimori es que su ambición desmesurada y su torpeza política
permitieran romper el largo idilio que venía habiendo entre un amplio sector de
las clases populares y el fujimorismo.
Otra de las constantes del Perú es que la ola
del cambio viene del sur. Quien gane esa posición tendrá una posibilidad real de
ganar, al menos la primera vuelta. Lo que venga después dependerá de múltiples
factores.
La izquierda vuelve al escenario
Una de las consecuencias de las recientes
elecciones es que el panorama político ha cambiado en el Perú y en la izquierda
en particular. La dinámica compleja, resultado del entrecruzamiento de varias
crisis (económica, social, política y sanitaria) hemos llegado a un impase
histórico en el que, las elecciones, que debieron ser el lugar y el momento de
salida de la crisis, amenaza con llevarla a niveles aún mayores. Trataré de
hacer un breve itinerario del proceso que nos trajo al punto actual.
Para la izquierda este resultado del 2021 se
empezó a labrar desde el 2016, cuando el Frente Amplio (FA) obtuvo el tercer
lugar con un expectante 18%, lo que había significado su vuelta al escenario
tras casi 20 años de marginalidad como fuerza autónoma. El triunfo en Lima con
Susana Villarán había sido no sólo local, sino que había terminado en desgaste.
La emergencia del FA fue así una conquista labrada sobre la lucha de
resistencia de las comunidades a la contaminación de las mineras (Conga, Tía
María y Espinar) y la movilizaciones juveniles contra la llamada ley Pulpin.
Sin duda la forja de esta organización y la consecución de su inscripción legal
era una conquista valiosa y un mérito del equipo encabezado por Marco Arana.
En lugar de encauzar de un modo convocante el
caudal electoral obtenido, TyL, bajo el liderazgo de Marco Arana, decidió
atrincherarse en su institucionalidad y en su inscripción legal, desestimando a
los demás miembros de Frente y en particular, no reconociendo el papel de
liderazgo que debía cumplir Verónika Mendoza quien, tras su importante
resultado, emergía como una figura política de primer orden. El debate se inició
al interior del propio TyL se trasladó al FA y luego vino la ruptura que dio
origen al MNP. Como otras veces antes en la izquierda, el FA fue víctima de su
éxito.
Vino después la ruptura de la bancada y una
historia de desencuentros en el parlamento entre los dos sectores con presencia
en él: FA y MNP. Esto fue negativo para ambos, aunque un balance objetivo debe
reconocer que dieron batallas valiosas, especialmente en el cierre del
parlamento controlado por el fujimorismo qué había servido para armar y consolidar
un andamiaje corrupto.
Afrontar el momento politico tan complejo e
inestable como el peruano, siempre pasa una factura. Impedir que Keiko Fujimori
ganara el 2016 implicó llamar a votar por PPK, impedir la primera censura a PPK
promovida desde el fujimorismo para hacerse del poder o enfrentar en golpismo
de Merino contra Vizcarra fueron medidas no por necesarias menos desgastantes.
Quienes permanecieron silenciosos o cuyas
voces, al estar en la periferia, fueron inaudibles, tenían la ventaja de que no
arriesgaban y dejaban que otros cargarán con el costo de ciertas decisiones.
La izquierda desunida
Cuando Vladimir Cerrón fue elegido gobernador
regional de Junín el 2018, convocó en Huancayo a un encuentro de las izquierdas
saludé esta iniciativa (escribí entonces en mi blog un artículo que el
periódico de Perú Libre reprodujo). Al evento de inicios del 2019 (al que se
denominó Voces del Cambio) asistió Verónika Mendoza quien fue la oradora de
fondo y a quien todos reconocían como la eventual candidata presidencial de una
alianza de las izquierdas. Al encuentro de Huancayo le siguió otro en el Cusco
a mitad de año. En el interín, Goyo Santos fue reclutado por Cerrón a las filas
de Perú Libre y fue el penúltimo orador. Su discurso fue tan arrogante y anti-unitario
que en la práctica canceló los siguientes eventos programados (Goyo después
seria expectorado de Perú Libre y volvió a prisión).
Las conversaciones para una alianza unitaria
siguieron, salvo con el FA de Marco Arana, reacio a todo acercamiento,
atrincherado en su burbuja.
Pero en este punto empezaron a surgir las
tensiones dentro del MNP a propósito de la alianza con Perú Libre. Esto se
aceleró tras el cierre del parlamento y la convocatoria a las elecciones
complementarias del 2020. Un sector, encabezado por Marisa Glave e Indira
Huilca, respaldadas por una parte del Comité de Mujeres, resistían a este
acuerdo aduciendo que Vladimir Cerrón era machista y corrupto. La decisión de
avanzar con el acuerdo unitario precipitó la renuncia de ambas junto a Tania
Pariona y un par de parlamentarios más que se subieron al coche. Un grupo de
mujeres afín a las renunciantes llegaron al local del MNP y en medio de una
Asamblea descubrieron sus senos en señal protesta, filmando el evento y
esparciéndolo luego por las redes. Así el MNP entraba en crisis, al perder a
tres de sus figuras políticas y ver mellada su imagen.
En medio de las conversaciones para la unidad
se produjo la condena a Cerrón por corrupción. No soy abogado que pueda avalar
o desacreditar la sentencia judicial, pero sin duda este era un hecho
particularmente grave en un contexto en el que los escándalos de corrupción
sacudían al país. Le pidieron que dejará funciones de conducción mientras
arreglaba su asunto legal, a lo cual se comprometió pero en la práctica
incumplió.
Cuando finalmente la alianza de JP y PL se
selló y fue a inscribirse resultó que este último partido tenía unos candados
estatutarios que lo impedían. Se les propuso entonces que sus candidatos se
integraran a las listas de JP, a fin de mantener el acuerdo unitario, pero se
negaron y decidieron marchar por cuenta propia.
Después del alto precio pagado por el MNP está
decisión fue decepcionante, sobre todo cuando las listas de JP para las
elecciones complementarias del 2020, no lograron pasar la valla y se quedó sin
bancada. PL por su lado celebró como triunfo el 3% que obtuvo.
Creo que aquí se quebró la confianza de la
dirección del MNP en avanzar hacia la unidad para las presidenciales. Por eso,
cuando PL quiso retomar las conversaciones sobre la unidad ya no los tomaron en
cuenta. Fue entonces que, como plan B, Cerrón puso a Pedro Castillo como su
candidato alterno. No creo que imaginara que este no iba a ser un “huachito”
cualquiera sino el premio mayor de la Tinka. En retrospectiva es fácil ver
dónde estuvieron los pros y los contras, las fortalezas y debilidades, lo que
debió o no hacerse; siempre es más sencillo ser historiador que profeta. Nunca
podremos averiguar si esa eventual alianza con Perú Libre con Verónika como
candidata presidencial habría tenido el mismo éxito obtenido por Castillo, o
mayor o menor. En política uno más uno no siempre son dos.
Tratando de entender los resultados
Yo no creo que la propuesta programática de
Castillo fuera más radical que la de la de Verónika Mendoza, ni que esta
tuviese un mensaje dirigido a las clases medias. Eso es una simplificación tendenciosa.
Salvo algunas ideas como el de justicia rondera (útil para sectores del campo,
o el delito menor), las propuestas de Castillo no difieren de lo planteado, con
mayor claridad y argumentos, por Verónika Mendoza: nueva constitución,
nacionalización del gas, etc. No hay ninguna idea fuerza que rompiera como
consigna de combate (como el “sin patrones ni generales" de Hugo Blanco en
1978). El “No más pobres un país rico" de Perú Libre queda como el deseo
de buen samaritano, frente a una consigna mucho más rompedora de “una segunda
reforma agraria" de Verónika Mendoza.
Pienso que el éxito de Castillo tiene que ver
con otros factores. Hago aquí una reseña de los que a mi juicio son los más
importantes:
El poder de la imagen se impuso al discurso.
La imagen del maestro rural con sombrero campesino de Castillo fue más potente,
como mensaje de lo popular y del cambio, del Perú provinciano, que la
elocuencia y la claridad conceptual de Mendoza.
Ser profesor sindicalista es, sobre todo en
los pueblos, una forma de liderazgo social. Las redes de maestros extendidas
por el territorio, muchas de las cuales son enemigas de Patria Roja (parte de
JP) por causas de larga data, actuaron como agentes activos de la campaña
(entiendo que varios de ellos fueron candidatos y hoy parlamentarios electos).
Ser “outsider”, es decir alguien que aparece
desde fuera del sistema político instalado, cuando la política está en su peor
fase de desprestigio. Y como todo “outsider” irrumpir en el último momento
arrasando sin dar tiempo a las campañas de demolición mediáticas. Mientras
Mendoza, por su lado, no era la sorpresa del 2016 y aparecía como parte del
sistema político.
Castillo desarrolló una campaña en el terreno
más audaz (tanto que contrajo el Covid) propiciando una interlocución directa
en los pueblos, en tanto que, más atenta a los protocolos de cuidado frente a
la pandemia, el énfasis de Mendoza fue en los medios y las redes sociales.
El mensaje abiertamente conservador de
Castillo en relación a temas como el enfoque de género en la educación, el
aborto o el matrimonio igualitario, calzó mejor con los prejuicios populares
(difundidos por las iglesias, que son entes más extendidos e influyentes que
cualquier partido político) que la propuesta más liberal de Mendoza sobre este punto.
Que PL se autodefina “izquierda macha" (concepto acuñado por Antauro
Humala) es parte de este perfil.
Mendoza actuó como una suerte de pararrayos
protector, de rompe-cerco que recibía el fuego cruzado y graneado, mientras
Castillo crecía de modo discreto a la sombra. Cuando la derecha mediática
empezó el bombardeo, tres días antes de la elección, fue tarde.
Hubo en los inicios un afán deliberado de
inflar a Castillo para restarle votos a Mendoza, percibida como el enemigo
principal a vencer. Tuvieron tanto éxito que hoy tienen que lidiar con él.
En el transcurso de la campaña, sobre todo al
final, las redes de activistas de una izquierda radical (el Movadef, pero no
sólo ellos) se subieron al micro y le pusieron más combustible.
Sería interesante indagar la manera de
formación de consensos a través de las redes sociales sobre todo entre los
jóvenes populares. Muchos de quienes en la elección anterior votaron
“pescadito” del Frepap ahora lo hicieron por el “lapiz". Curioso que
prenda el símbolo más que el candidato, y que esta identificación se produzca
muy rápido y muy cerca de la votación, como esperando el último momento.
No entro en los pormenores de la campaña, que
siempre tienen su peso, porque solo conozco sus rasgos generales y la manera
cómo apareció ante el público. Serán los equipos de campaña los que deberían
hacer el balance, a la luz de los resultados.
El nuevo paisaje político
Me aburren los lugares comunes, como los que
hablan del “Perú profundo". No perdamos de vista que el ganador de esta
elección ha sido el ausentismo y el voto en blanco y viciado, por encima del
promedio.
Lo nuevo del resultado no es tanto el éxito de
PL sino el hecho que, con un porcentaje muy cercano al del FA del 2016, haya
quedado en primer lugar. Y es que en esta ocasión la derecha en general, y el
fujimorismo en particular estuvo sumamente fragmentado. Si sumamos lo obtenido
por los tres rostros del fujimorismo tenemos un porcentaje algo menor del de
Keyko del 2016 en la primera vuelta, pero no tan lejos.
No deja de ser paradójico que la segunda
vuelta disputen la principal promotora de la crisis política y un actor
irrelevante en esta. En cambio las figuras políticas que tuvieron una presencia
activa en la resistencia al golpismo de Merino (Guzmán y Mendoza) fueron
relegadas.
En el transcurso de mi vida he visto surgir y
luego esfumarse proyectos políticos más consistentes que Perú Libre. Desde el
ARI que encabezara Hugo Blanco, la IU de Alfonso Barantes, hasta el FA de Marco
Arana (y el 18% de Verónika Mendoza el 2016). Todos estos proyectos fueron
víctimas de sus éxitos antes que de sus fracasos.
Perú Libre será la excepción? Veremos. Qué
Castillo tenga los votos y Cerrón sea el dueño del Partido traerá tensiones
respecto a dónde se situará el centro de las decisiones políticas. De la
magnitud de éstas y de la habilidad de los actores para sortearlas, dependerá
el destino del proyecto político que hoy se alboroza por el éxito, pero que
pronto afrontará encrucijadas. La abigarrada mezcla de fuerzas aglutinadas en
el camino no tardará en expresarse. Es insensato, como alguien propuso por ahí,
pretender que Castillo se distancie de Cerrón. La lealtad es un componente
fundamental de la vida y la política. Claro que la primera lealtad es a las
convicciones, pero hasta aquí no se perciben diferencias significativas entre
ambos personajes. El tiempo dirá el resto.
Parte de los desafíos que tendrá Perú Libre en
general y Castillo en particular, es el de construir alianzas y tender puentes
si quiere ganar las elecciones y hacer política en serio.
Tengo la impresión de que la sorpresa por el
resultado de las elecciones abarca también a Castillo y Cerrón, quienes
entraron a estas (por lo menos el segundo) con la idea de defender su
inscripción y terminaron colocados en la posibilidad de ser gobierno. ¿Están
mental, ideológicamente y organizativamente preparados para acometer la tarea?
¿Tienen claridad del rumbo a seguir? La burguesía y las clases medias han
entrado en pánico y eso las hace sumamente peligrosas. La crisis política y
económica que arrastramos prácticamente desde el 2016 se ha amplificado con la
pandemia. Estos resultados elevarán las tensiones a puntos no alcanzados en las
elecciones precedentes. Si Humala produjo soponcios, Castillo los tiene al
borde del infarto, pero estas situaciones límite son peligrosas, pues la
dinámica de los miedos y las pasiones desbordadas llevan al espiral de agravios
y enfrentamientos de alcances y consecuencias impredecibles.
Es cierto es que el centro de gravedad de la
política de la izquierda se ha trasladado, al menos por un tiempo, de Lima a
Huancayo y Chota. A qué puerto nos llevará no está claro, al menos para mí. Es
cierto que los hombres hacen la historia, pero también es cierto lo contrario,
la historia forma a sus líderes. El agricultor Emiliano Zapata y el bandolero
Doroteo Arango (más conocido como Pancho Villa) fueron hechura de la revolución
mexicana. Pronto veremos si Castillo y Cerrón están a la altura del desafío en
que los ha situado la historia
Una segunda vuelta feroz
La aspereza de esta segunda vuelta está
garantizada. Es la mayor polarización imaginable. Veremos si el anti-
fujimorismo que unificó fuerzas en el pasado sigue siendo eficaz para generar
la movilizacion que supere la mezcla de “terrukeo", “chavisteo”, etcétera.
Las derechas sin duda van cerrar filas tras Keiko. Castillo si quiere tener
éxito, tendría que salir de la dicotomía izquierda-derecha para reforzar su
imagen de representante de los de abajo frente a los de arriba. Pero al hacerlo
tampoco puede ignorar que existen corrientes y fuerzas progresistas que exigen
otras demandas (ecológicas, feministas, etc.). Le corresponde a él hacer los
gestos y dar los pasos de acercamiento que le permita sumar fuerzas.
Me parece que quienes desde la izquierda y
desde una posición socialista, queremos impulsar una perspectiva transformadora
tenemos que contribuir a hacer converger esfuerzos y movilizar voluntades. Y
hacerlo sabiendo que las dinámicas sociales y políticas abiertas son a veces
desbordantes.
Hay quienes anunciaron ya su voto por Castillo
y es válido. Pero esta adhesión los compromete como individuos. Al fin de
cuentas, los partidos son demasiado organizaciones demasiado endebles para
disciplinar el voto de sus simpatizantes
Pero Verónika Mendoza es líder de una
colectividad que representa a cientos de miles de votantes muchos de los cuales
esperan los gestos de acercamiento y los compromisos políticos que asuma
Castillo. No es arrogancia ni mezquindad, es establecer desde el inicio la
bases de un compromiso serio y estratégico. No se trata de subirse al coro de
los ayayeros, ni de quienes sinceramente preocupados creen que cuanto antes se
pronuncien será mejor, sino de construir consensos duraderos. Y aquí quienes
tienen la palabra son Castillo y Cerrón.
Para quienes no entienden la diferencia entre
lo de hoy y lo del 2016 haré algunas precisiones. Primero, la decisión de
Verónika de llamar a votar por PPK no fue fácil (como dicen algunos con
ligereza) pues había muchos que pensábamos (ojo, me incluyo entre los
equivocados) que no había que quemarse apoyando a un neoliberal lobbysta (y
ahora con claros indicios de corrupción) y, hasta donde sé, la misma Verónika
Mendoza tenía reticencias. Segundo, fue un llamado a votar por un enemigo para
impedir la consolidación de un enemigo más peligroso. A la luz de los
resultados, haber impedido el triunfo de Keyko fue lo que la precipitó al
abismo político (y a la cárcel) del cual se esfuerza tenazmente en salir. Sólo
la tontería o la mala fe pueden no verlo.
Este caso es distinto. Se trata de una fuerza
de raigambre popular con la que hay indudables afinidades (y también
diferencias, claro), y con la cual habría que concordar para hacer frente a un
enemigo común. Y esta concordancia supone diálogo y la iniciativa de este tiene
que provenir del actor central que tiene que definir sus objetivos y sus
alianzas. Si no le interesan las alianzas será decisión política suya, nadie se
la puede imponer, pero tampoco rogar.
La política es también un gran acto de
pedagogía y si hay algo que enseñar a los peruanos de hoy es que somos
dialogantes, que ser radicales no es ser autoritarios, que quienes estamos por
el cambio sabemos tender puentes de acuerdo entre peruanos de bien para salvar
a la patria de los mafiosos y corruptos. Si algo abunda en el Perú de hoy es el
miedo y la incertidumbre y ambas emociones son malas consejeras. Transmitir
serenidad y confianza, vocación dialogante ayudará a sosegar los espíritus y
transmitir confianza no a los mercados sino a los ciudadanos. Si algo ha
mostrado Castillo es sagacidad y la necesitará para afrontar panorama complejo
de eventos que ha contribuido a desatar y que lo colocan en el vértice de lo
que amenaza ser una confrontación de grandes proporciones que puede ir más allá
del campo electoral.
Bueno, hasta aquí llegué en estos días de
tribulaciones e incertidumbres. Espero que estas ideas algo sueltas sean
aportes a la reflexión colectiva.
Escrito por Alberto
Gálvez Olaechea
No hay comentarios:
Publicar un comentario