Corrupción en tiempos de crisis.
Durante la aplicación del fujishock, una reestructuración de precios para
reactivar la economía de una hiperinflación dejada por el primer gobierno de
Alan García, los hogares sintieron la crisis sobre la mesa y se tuvo que
recurrir a programas de emergencia social. Pese a la urgencia del momento, los
hermanos del entonces mandatario, Pedro y Rosa Fujimori, así como el esposo de
esta última, Víctor Hiroshi Aritomi, aprovecharon en desviar fondos a las
cuentas de la familia.
El 8 de agosto de 1990, como se
recuerda, el entonces ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Hurtado
Miller, anunciaba así el inicio del fujishock: “Es así que la lata de leche evaporada,
que costaba 120 000 intis, costará a partir de mañana 330 000 intis. El kilo de
azúcar blanca, que se conseguía a 150 000 intis, costará desde mañana 300 000
intis. El pan francés, que costaba hasta esta tarde 9000 intis, costará a
partir de mañana 25 000 intis”.
“Con el que hace cinco años se
hubiera podido comprar una casa de cuarenta mil dólares, hoy solo alcanza, en
el mejor de los casos, para un tubo de pasta de dientes”, explicó Hurtado
Miller. “Que Dios nos ayude”, finalizó.
La medida generó varios intentos de
saqueos y crisis en los hogares. Frente a esa situación., el flamante gobierno
de Alberto Fujimori impulsó un Programa de Emergencia Social (PES), dirigida
por el ingeniero Percy Vargas y conformada también por representantes de la Iglesia
Católica, la Confiep, las iglesias evangélicas y los comedores populares. El
PES se encargaba de distribuir alimentos a los sectores más necesitados.
PRESENCIA FUJIMORI
Un mes después, a mediados de
setiembre de 1990, el Programa de Emergencia Social pasó a ser dirigido por
Vidal Bautista Carrasco, un docente de la Universidad Nacional Agraria de La
Molina (UNALM) y persona de confianza de Alberto Fujimori. Ya en el cargo,
Bautista creó la asociación APENKAI, junto a operadores de confianza del presidente,
como Absalón Vásquez Villanueva, así como sus hermanos Pedro, Juana y Rosa
Fujimori.
Rosa y Pedro Fuijimori, hermanos de
Alberto Fujimori. Foto: El Comercio.
Supuestamente, Vidal Bautista
constituiría APENKAI con la finalidad de recibir donaciones del sector privado
de Japón, destinadas a los sectores más golpeados por el fujishock. Sin
embargo, los hechos registrados en el libro de Alfonso W. Quiroz, “Historia de
la corrupción en el Perú”, rememora el resultado: de los 100 millones de
dólares que se donaron desde Japón, apenas el 10% llegó a la población más
necesitada.
Con las manos de la familia Fujimori
sobre las donaciones, las irregularidades comenzaron a suceder. Mientras Juana
Fujimori (hermana) y su esposo Isidro Kagami Jiraku vendían bienes raíces
sobrevaluados en las Islas Vírgenes británicas, Rosa Fujimori y Víctor Aritomi,
embajador de Perú en Japón durante toda la década de los noventa, acumulaban
millones de dólares de origen desconocido en sus cuentas nacionales y
extranjeras.
Víctor Aritomi fue embajador de Perú
en Japón durante todo el régimen de Alberto Fujimori. Foto: La República.
Para el 13 de noviembre del 2000,
tras la caída de su régimen, Alberto Fujimori y su cuñado Víctor Aritomi
huyeron a Tokio con maletas cargadas de dinero y documentos. En Japón, ya los
esperaba Rosa Fujimori, quien ya se había fugado el 24 de octubre de ese año.
Desde entonces, pese a que la justicia peruana los requiere por los presuntos
delitos de enriquecimiento ilícito y desvío de fondos, Víctor Aritomi y los
hermanos Rosa y Pedro Fujimori continúan en calidad de prófugos.
Quienes sí fueron condenados por
estos hechos fueron Gladys Ueda Miyamoto y José Watanabe Yamamoyo, ambos
exdirectores de Apenkai. La Segunda Sala Penal Liquidadora los sentenció en
2016 a cuatro años de prisión
suspendida, tres años de inhabilitación y al pago solidario de S/50 mil por el
delito de peculado impropio en agravio del Estado.
Por Álvaro Meneses
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