“Si el petróleo representa hoy un problema,
esperemos que pasen veinte años: será una pesadilla”
Jeremy Rifkin, economista y activista
estadounidense
Desde hace unos meses, cada vez que
repostamos combustible para nuestros vehículos en las estaciones de servicio,
nos llevamos la buena noticia de la progresiva y parece que todavía inacabada
bajada del precio de la gasolina y del gasóleo, dos de los principales
derivados del petróleo, precios de los que el 55% corresponden a toda clase de
impuestos.
Sin embargo, esta nueva estrategia comercial,
no es debida al remordimiento de conciencia de los países productores por el
asalto económico a que nos vienen sometiendo desde hace mucho tiempo, sino más
bien a poderosas razones económicas y geo estratégicas, nueva estrategia que
está teniendo ya consecuencias positivas porque el pequeño ahorrador dispone de
más recursos, y el inversor, puede
reducir sus costes empresariales invirtiendo y contratando más, pero también
negativas, porque podría contribuir decisivamente al surgimiento del fantasma
de la deflación, uno de los peores enemigos de la economía de mercado
capitalista.
Y todo ello, sin perjuicio de la falsedad
oficial de que se estarían explotando actualmente el 25% de las últimas
reservas de petróleo, una quimera sustentada sobre la tesis, ya demostrada, de que el petróleo no es un recurso de carácter fósil, sino
mineral, y, por lo tanto, inagotable, de dónde se puede deducir la siguiente
cuestión: ¿se estaría ultimando la puesta en marcha masiva de una nueva fuente
energética que bien podría ser el hidrógeno, una nueva alternativa más limpia,
más abundante y menos costosa, cuyo control de almacenaje tendrían ya ultimado
las oligarquías financieras, las mismas que, un día, decidieron ensuciar el
mundo entero y envenenar el medio ambiente con “el oro negro”?
Nueva estrategia, la de bajar el precio del
petróleo, que obedece a causas de carácter económico como son, por una parte,
la sobre producción por encima de la demanda mundial, cuya economía se
desacelera a pasos agigantados, necesitando, en consecuencia, demandando menor
cantidad de este combustible, y por
otro, la activación por parte de los Estados Unidos (y gracias a las enormes
subvenciones de su Reserva Federal), de la costosísima y super contaminante
técnica de la fracturación hidráulica o fracking, con la que aspiran a ser
autosuficientes y a convertirse en el primer productor mundial de crudo.
Pero al lado, están también las de carácter
geo estratégico, como son:
1-Aprovechando la división en el seno de la
OPEP, arruinar la economía de países muy
dependientes de la exportación petrolera como Rusia (cuya moneda, el
rublo, ha sido atacada ferozmente en las últimas fechas
y cuyo
PIB está sufriendo grandes convulsiones,
amén de los movimientos creados para controlar el gas natural de la zona
generando problemas en Ucrania tras
intentar llevar a las mismas fronteras rusas la siniestra marca de la
OTAN); Irán, a quién se pretende debilitar de cara a las negociaciones
sobre su programa nuclear, incluyendo la más que sospechosa muerte a cargo muy
probablemente del MOSSAD de varios de sus científicos más preeminentes); o como
Venezuela, Angola o Nigeria (que ya no exporta a los EE.UU como consecuencia
del fracking), economías que están sufriendo un golpe devastador; y
2-mantener el “sacro santo” petro dólar como
divisa internacional (ahora en entredicho por parte de las economías emergentes
y, especialmente, del BRIC, acrónimo de Brasil, Rusia, India y China), divisa
internacional desde que en 1971 Arabia Saudí y los Estados Unidos acordasen que
este país árabe no vendería crudo a nadie si el pago no se hacía en dólares, a
cambio del suministro de armas y de la protección militar de la zona por parte
del Imperio, lo que supuso inundar de esta moneda el mundo entero y potenciar
su poderío económico mundial, hasta el punto de que, quiénes como el Irak de Sadam Husseim o la Libia del
coronel Gadaffi se atrevieron a retar esta “religión”, vieron como eran
asesinadas sus personas y aniquilado buena parte de sus territorios y de sus
poblaciones a manos de mercenarios y de ejércitos de criminales con la
colaboración necesaria de los estados occidentales, incluido el español.
Lo que cabe esperar de toda esta historia, es
que aumenten la tensión en la zona del Golfo Pérsico, donde Irán, más cercana cada día a Rusia y a China con la que comercia a
través de trueque de productos, se erija en el bastión que frene, como ya
está haciendo, al Imperio de los Estados
Unidos temeroso de atacar la antigua Persia, entre otros motivos, porque Irán
es el principal suministrador de crudo de aquellos y
porque la maltrecha economía de los EE.UU, no podría soportar una nueva
guerra de consecuencias imprevisibles, ante la pujante fuerza militar china y
la proximidad y creciente hostilidad rusa, sin
olvidar la cada vez más evidente enemistad de buena parte del mundo
árabe con Arabia Saudita (curiosamente, el país que financió a Osama Ben Laden
fundador de Al Qaeda y ahora al Estado Islámico, ambos más que sospechosas
“terceras columnas” del Imperio en el mundo árabe), Los Emiratos Árabes Unidos
y demás califatos del Golfo, aliados
estratégicos de Israel y
principales traidores de la causa palestina.
Al tiempo que se aventura la creación por
parte del BRIC de una nueva moneda con referencia al patrón oro, con el que
comerciar entre ellas y con sus aliados petroleros y países emergentes , al
margen del eje árabe – norteamericano, siempre bendecido por el sionismo
internacional.
Mientras tanto, nos aprestamos también a ver
como nos van preparando para contarnos la mentira del final del petróleo como
recurso energético debido a su agotamiento, cuando lo cierto es que ello será
debido a que estarán preparados para someternos con una nueva fuente de energía
que les aporte igual o más beneficios que el “el excremento del diablo” aunque,
mientras duren sus guerras internas y su estrategia geoestratégica, sigamos
beneficiándonos de la bajada en los precios de la gasolina y del gasóleo,
mientras nos aprestamos a ver como el imperio occidental pierde su hegemonía
política y económica, en aras de otras potencias que, ojalá me equivoque,
puedan estar igualmente dirigidas por los mismos hilos en la sombra que, para
nuestra desgracia, nos vienen gobernado a su antojo desde tiempos casi
inmemoriales.
VIDEOS A CONTINUACIÓN.
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