Por Carlos
Fermín
Cada año
mueren millones de perros y gatos que son salvajemente golpeados, vejados y
asesinados a escala global, por la miseria espiritual que habita en la mente y
en el corazón de muchísimos Seres Humanos. La cobardía que castiga el alma de
los más inocentes, viene permitiendo que los agresores practiquen la crueldad
animal, aprovechando la apatía de la sociedad civil en denunciar los abusos que
observan en sus ciudades, y la pasividad de los organismos gubernamentales en
aplicar la ley para reducir la impunidad.
Mientras
usted lee estas palabras, un taxista acaba de atropellar por diversión a un
Cocker Spaniel que paseaba en la plaza.
Un
comerciante golpeó hasta matar a un perro mestizo, que descansaba sin molestar
frente a su mueblería.
Un padre de
familia lanzó a un gato dentro del contenedor de la basura, sin importarle que
el animal estaba vivo y agonizando.
Una señora
envenenó al perro lazarillo del vecino, porque no soportaba los interminables
ladridos nocturnos.
Un gerente
compró 2 pitbull para entrenarlos de cara a las rentables peleas callejeras del
viernes.
El carnicero
de la esquina, lleva una semana sin darle agua ni comida a su rottweiler, para
que los ladrones no se atrevan a robarle de madrugada.
Una maestra
espera la nueva camada de cachorritos para venderlos a través del mercado libre
que ofrece la Web.
Un ingeniero
se fue al boliche con sus amigos, y dejó al perro dentro del carro con las
ventanillas cerradas, sin aire acondicionado y atrapado en una jaula.
Un niño le
rompió el hocico a un dálmata, imitando los poderes mágicos de los dibujos
animados que transmiten en la TV.
Un
arquitecto se va de vacaciones a las playas del Caribe, por lo que encadenó a
su Doberman a la pared de la oscura cochera.
Una abogada
dejó a su pastor alemán varado en la carretera, porque consiguió un mejor
trabajo en la capital.
El santero
de la cuadra, tiene a cuatro perros hacinados en una caja, para sacrificarlos
en el ritual del sábado.
Y el anciano
que nunca sale de su departamento, debería estar preso por los reiterados casos
de bestialismo que se ocultan en la voz del anonimato.
Por
desgracia, la impunidad en contra de los animalitos es un problema latente,
sangriento y escatológico, que supera la triste historia narrada en este
artículo de opinión. Todos los casos señalados con anterioridad, demuestran la
horrible realidad que malogra a las especies de fauna. Es un secreto a voces,
que se revela a diario con cada gemido de dolor que sentimos por dentro.
Apenas es un
espejo de la exagerada violencia que se acumula en los ojos de un gran número
de ciudadanos, quienes disfrutan corrompiendo el derecho a la vida que ampara a
las mascotas. Entre ladridos y maullidos, vemos que la nobleza de los perros y
gatos se pierde por los antivalores que proyectan sus agresores.
La
ignorancia de creer que golpeando y humillando a un animal, van a poder sacarse
la rabia, el rencor y la frustración que delimita el rumbo de sus vidas, es un
sistemático error que tiñe de rojo a la Sociedad Moderna y a la biodiversidad
del planeta Tierra.
Así como las
mascotas sienten tu miedo y tu rechazo, también pueden sentir tu valentía y tu
cariño para ayudarlos a que sigan siendo el mejor amigo del Hombre.
Con el fin
de lograrlo, debemos entender que las mascotas NO son juguetes, mercancías o
adornos que se pueden comprar, romper u olvidar cuando nos cansemos de ellas.
Son seres vivos que necesitan cuidados y atenciones, para evitar que se
enfermen, se aíslen o se vuelvan agresivos.
Los perros y
gatos reflejan el trato que reciben de sus dueños.
Todos esos
animalitos nacen con la esperanza de crecer en un espacio donde sean respetados
y queridos por los miembros de la familia.
Al jugar con
sus vidas por capricho, por dinero o por desquite, estamos extrapolando
nuestras mayores falencias humanas que demuestran la ausencia de compasión,
altruismo y empatía entre las personas.
A diferencia
de los Seres Humanos, las mascotas no se transforman en engendros resentidos
que se llenan de envidia, hipocresía e intolerancia por las circunstancias que
aguarda el destino.
Es frecuente
observar a perros y gatos que viven felices y contentos aunque se hallen
parapléjicos, se encuentren ciegos o carezcan de la capacidad auditiva.
Ellos no se
quedan traumados debido a la negativa condición de salud que padecen.
Por el
contrario, las mascotas aprecian el mágico don de la vida, que les permite
olvidar las heridas del pasado y vivir positivamente la gracia del presente.
Tenemos la
inspiradora moraleja de “Lázaro”, el perro mestizo que tras ser atropellado por
un camión logró recuperarse en un centro veterinario, pese a que después su
propietario lo abandonaría excusándose en una mudanza de residencia.
Al no
encontrarle familia adoptiva al animal que sobrevivía en un refugio, fue
sacrificado por el médico que le propinó la inyección letal.
Si bien
todos pensaron que Lázaro había muerto, se sorprendieron al descubrir que
estaba vivo a la mañana siguiente de suministrarle la eutanasia, demostrando el
coraje, los bríos y el inmenso apego a la vida que ostentaba el perro, quien
ahora vive con una madre sustituta en un cálido hogar de Alabama.
No hay duda,
que las mascotas representan el lado genuino de la Pachamama, sin importar la
raza, el color o el tamaño que presenten.
Lo
afirmamos, pues las especies de fauna no escapan de los perversos patrones de
consumo, que socavan a la sociedad consumista del siglo XXI. Es común que el
pedigrí de un perro o gato, se encargue de determinar el éxito o fracaso que le
espera al animal.
La gente
piensa que un “perro de marca” es mejor que un perro mestizo o callejero.
Ellos creen
que el perro de buen linaje es más inteligente, mueve más la cola, es más
obediente y más amoroso, que un perro de la calle repleto de pulgas, garrapatas
y soledad. Es el mismo criterio de compra que utilizan al adquirir un
televisor, una nevera, una computadora o un celular. Una paradójica muestra del
enfermizo discernimiento provisto por la Humanidad, que nos tiene ahogados en
el egoísmo, en el sectarismo, en la codicia y en la extrema desigualdad social.
Por esas razones, es difícil que la gente adopte a las mascotas por voluntad
propia.
Nadie quiere
lo usado, lo maltratado y lo abandonado. Todos quieren lo nuevo, lo bueno y lo
costoso.
Vivimos en
un Mundo deshumanizado en el que pagan justos por pecadores. Ese infame escollo
socio-ambiental, incrementa la sobrepoblación de los animales en nuestras
localidades, y la posible transmisión de enfermedades a las personas, debido a
que los perros muerden y se aparean conforme son relegados a vivir en la calle.
Pero, la
indiferencia no sólo toca los pies de la colectividad, sino también involucra a
los gobiernos de turno y sus burocráticos organismos públicos, que siguen
promoviendo la crueldad animal en el entorno que albergamos, gracias a leyes
desfasadas que jamás sirven de sustento jurídico para encarcelar con celeridad
a los delincuentes, a la incapacidad de transformar las perreras municipales en
centros de asistencia integral para las mascotas, y al trágico uso del
envenenamiento químico como método predilecto para disminuir la población
canina y felina.
Queda claro,
que NO existe un marco coercitivo que castigue la vileza en contra de las
mascotas, y aminore los casos por maltrato animal vislumbrados a diario.
Los
criminales no tienen miedo de golpear y matar al perro o gato, porque saben que
no serán denunciados y por ende, no serán privados de su libertad.
El posible
pago de Unidades Tributarias, la suspensión vitalicia de la tenencia de
animales, o la obligación de acudir al servicio comunitario, no predisponen el
acatamiento legal en la razón de los delincuentes.
Si resulta
complicado enjuiciar a un hombre por robar, hurtar o matar a alguien, es muy
poca la justicia que coopera a favor de los animales.
Tal grado de
insensatez humana, es el resultado de la carencia de Educación Ambiental en los
colegios, liceos y demás centros de enseñanza primaria a nivel mundial.
Creemos que
los niños y adolescentes, son los únicos individuos capaces de disminuir a
futuro la agresión física en contra de las especies de fauna.
Es consabido
que la sana convivencia de los muchachos con las mascotas, les ayuda en su
proceso de socialización, ya que ellos se atreven a expresar afecto y ternura
por el animalito. A su vez, los niños adquieren el sentido de la
responsabilidad, propiciando la disciplina y reforzando la confianza del joven,
que se traduce en una mejor autoestima.
Es obvio que
la infancia representa una etapa clave en la vida de los individuos, para que
se vuelvan más empáticos y respeten la integridad física de las aves,
mamíferos, reptiles y anfibios que coexisten a su alrededor, o sigan cometiendo
las clásicas equivocaciones de los adultos que prefieren cazarlos, venderlos,
disecarlos y comerlos.
Cada vez que
los padres llevan a sus hijos a espectáculos deplorables como las Corridas de
Toros, las peleas de gallos, los circos con animales, las peleas de perros, los
shows acuáticos con delfines y similares atrocidades en perjuicio de la fauna
doméstica o silvestre, se va destruyendo la salud mental del muchacho que se
convierte en víctima y victimario del delito perpetrado.
Ellos no
saben que anualmente son mutilados, electrocutados e intoxicados millones de
animales en el planeta Tierra, para terminar siendo experimentos de
laboratorio, telas de vestir, platillos gourmet, llaveros de souvenir, ofrendas
de ceremonias y demás violaciones éticas. Recientemente supimos que en China se
matan a cientos de perros diariamente, para usarlos como materia prima en la
confección de guantes y cinturones de cuero.
En Estados
Unidos, un irracional hombre le inyectó heroína a un gato de 3 meses, que fue
hallado con una cuerda amarrada en el cuello tras ser golpeado hasta casi
matarlo.
En Perú, un
demente ató a su perro a la parte trasera del automóvil y lo arrastró por las
calles de su vecindario.
En
Argentina, a un perro comunal llamado Fierro le pintaron el pelaje con
aerosoles a modo de graffiti.
En España,
un tipo desquiciado lanzó a un perro desde un sexto piso causándole la muerte
instantánea.
En México,
una perturbada madre dejó que su hija jugara a “la rueda de San Miguel” con un
gato convertido en marioneta.
En Honduras,
una serie de enloquecidos jóvenes agarraron a un perro enfermo y le amarraron
explosivos pirotécnicos en su cuerpo, específicamente un par de morteros
sujetados en cada costado.
Luego,
grabaron la cobardía con la cámara del teléfono celular, se rieron a carcajadas
de la explosión del pobre animal y subieron el terrible video a Facebook. Vale
aclarar, que las mascotas sufren y se estresan muchísimo por el bombardeo de
fuegos artificiales.
Ese gran
impacto acústico hace que los perros y gatos se confundan, pudiendo escapar del
hogar y ser atropellados en la calle, así como desarrollar repentinos ataques
de pánico o alteraciones del ritmo cardíaco, que produzcan su inevitable
muerte.
Es necesario
comprender que el flagelo de la crueldad animal en el Mundo, es una mortífera
historia de nunca acabar por culpa de la mano opresiva que caracteriza al Homo
Sapiens, quien posee una infinita creatividad para transformar en un calvario
la benevolencia de las mascotas.
Si
Hachik estuviera vivo, seguro que frente
a la estación de trenes lo habrían matado lanzándole carne putrefacta,
arrojándole un vendaval de piedras, prendiéndole fuego con gasolina,
linchándolo con palazos y tomándole un selfie en alta definición.
Sin embargo,
no todas las personas teorizan a los animales como objetos de lucro, de
diversión o de ensayo para descargar la furia que los enaltece. En
Latinoamérica existen asociaciones, fundaciones, movimientos, y amigos con
espíritu ecológico que trabajan a sol y sombra para generar un cambio de
mentalidad en la gente, ayudando con el bienestar de las mascotas y
disminuyendo los índices de maltrato animal exhibidos.
Ellos llevan
a cabo campañas de esterilización y vacunación, jornadas de adopción,
recolección de insumos, consultas veterinarias gratuitas, asesoría legal para
canalizar denuncias, marchas pacíficas en las calles, juegos lúdicos infantiles
y ubicación de refugios temporales o áreas fijas para la recuperación de los
angelitos.
Nos
encontramos con hermosas labores filantrópicas, que no suelen ser recompensadas
por el resto de la insensible sociedad. Usted ha sido testigo de muchos casos
de maltrato animal a lo largo de su vida, pero se quedó callado por temor a
represalias de los transgresores, porque los cuerpos policiales se negaron a
registrar la denuncia, o porque simplemente no le importó el destino fatal del
animal.
Pero, es muy
probable que en tu localidad se halle una ONG que rescata a perros y gatos de
la calle, la cual espera que te adhieras a su invaluable causa animalista, para
convertir el remordimiento en acciones concretas de apoyo.
Si para los
gobiernos la vida de una mascota no vale nada, porque no representa un voto en
las elecciones del domingo, entonces debemos organizarnos y salvaguardar su
derecho. Hoy en día, contamos con herramientas tecnológicas dotadas por la
Internet, como las redes sociales, los foros temáticos, los chats en línea y
los blogs personales.
Es tiempo de
aprovechar ese gran medio comunicacional, para denunciar públicamente a las
personas que cometan delitos de maltrato animal.
En la medida
que usted comparta fotografías del perro o gato que padece el abuso, explicando
a los cibernautas la irregularidad visualizada y precisando el lugar donde se
manifiesta el inconveniente, pues estaremos masificando la denuncia y será más
fácil que personas naturales y jurídicas se aboquen a resolver el problema.
De igual
manera, puedes utilizar los motores de búsqueda de Google, Bing o Yahoo, para
contactar a ONGs que se ubiquen cerca de tu localidad.
Por ejemplo,
coloca palabras claves como “Asociación defensa animal Palermo”, “Rescate de
mascotas Jalisco” o “Refugio de animales Caracas”.
No olvides
que dependiendo a la región geográfica donde vivas, tendrás que sustituir el
estado o ciudad antes de realizar la consulta virtual. Una vez encuentres la
información respectiva, apunta cualquier teléfono, correo electrónico o
dirección física que aparezca en dicha página Web, para que te pongas en
contacto con los encargados y visites personalmente el sitio.
Recuerda que
puedes colaborar donando alimento enlatado, papel de periódico, agua potable,
medicinas, productos higiénicos de uso animal (champú, jabones,
garrapaticidas), y accesorios de uso diario (dispensadores, peines, collares,
juguetes de goma). Haz contribuciones económicas para pagar los exámenes u
operaciones que ameriten los animalitos.
Cualquier
ayuda es bienvenida para salvar la vida de un ser vivo.
Evitemos
comprar mascotas en tiendas de la calle o en portales de comercio electrónico.
Ellos no son
un producto que se paga en efectivo o con tarjeta de crédito.
Lo más
relevante es apadrinar y adoptar a un perro o gato de la calle, que pide a
gritos una casa y gente que lo quiera.
Si fuéramos
más animales y menos Seres Humanos, el Mundo sería un lugar mucho más inocente,
alegre y bien intencionado.
Nuestra meta
es que usted asuma una actitud proactiva a favor de las mascotas. No debes
continuar siendo cómplice de los delincuentes, que amenazan con la paz verde
del planeta Tierra.
El cambio
empieza por dentro, y buscamos que te atrevas a exteriorizar ese sentimiento
mediante la solidaridad y la denuncia oportuna.
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