Por María Gabriela Guillén
El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación
Ambiental, el cual tiene su origen en 1975, año en que se celebró en Belgrado
(capital de la República de Serbia), el Seminario Internacional de Educación
Ambiental.
Como resultado de esta importante convención
se establecieron los principios de la Educación Ambiental en el marco de los
Programas de las Naciones Unidas y se publicó la Carta de Belgrado, en la cual
se plasman las reivindicaciones fundamentales relacionadas con el tema. Algunos
de los ejes más destacados fueron: fomentar la toma de conciencia, instruir los
conocimientos básicos sobre el cuidado del ambiente, cultivar actitudes y
aptitudes favorables para resolver problemas ambientales e impulsar la participación
ciudadana. Se recalcaba también que la Educación Ambiental debía trascender el
sistema educativo formal y llegar al público en general.
La Conferencia de Estocolmo (1972),
considerada como el primer foro mundial, marcó las bases para el desarrollo de
la política internacional ambiental. Posteriormente, se desarrollaron una gran
cantidad de eventos en los cuales se hizo mención a la importancia de la
Educación Ambiental, tal es el caso de Tbilisi (1977), el Congreso de Moscú
(1987), la Declaración de Talloires (1991), la Cumbre de la Tierra Brasil
(1992), paralelamente a esta cumbre, se realizó el Foro Global Ciudadano de Río
92, México (1992) y la Declaración Salónica
(1997). Además de otras reuniones celebradas en diferentes partes del
mundo tuvieron lugar en: Chosica, Perú (1976), Managua (1982), Cocoyoc, México
(1984), Caracas (1988), Buenos Aires (1988), Brasil (1989) y Venezuela (1990).
Y así consecutivamente se han ido desarrollando foros, cumbres y congresos
enfocados en el desarrollo y la promoción de la Educación Ambiental a nivel mundial.
En el caso de Venezuela el marco jurídico
ambiental es bastante amplio y en nuestras leyes y demás normas está plasmada
la Educación Ambiental como un proceso educativo, integral e interdisciplinario
que considera al ambiente como un todo y que busca involucrar a la población en
la identificación y resolución de problemas a través de la adquisición de
conocimientos, valores, actitudes, habilidades
y la participación activa y organizada.
Asimismo, la Ley Orgánica del Ambiente
(2006), define Educación Ambiental como el proceso continuo, interactivo e
integrador, mediante el cual el ser humano adquiere conocimientos y
experiencias, los comprende y analiza, los internaliza y los traduce en
comportamientos, valores y actitudes que lo preparen para participar
protagónicamente en la gestión del ambiente y el desarrollo sustentable. De
igual manera expresa en diferentes Artículos (34, 35, 36, 37, 38) el objeto,
los lineamientos, la generación de los procesos y su promoción.
Finalmente, es necesario que esta educación
trascienda el ámbito formal de la educación,
no circunscribiéndose únicamente al sistema educativo, sino empleándose,
también, en el ámbito laboral y en el colectivo siendo éste un excelente vehículo
para comunicar valores a favor del ambiente. Por otra parte, el desarrollo
eficaz de la Educación Ambiental demanda el pleno aprovechamiento de todos los
medios públicos y privados de que la sociedad disponga, a través de diferentes
sistemas de aplicación, vinculándose con la legislación, las políticas, los
planes y programas de ejecución, las medidas y mecanismos de control y a todas
las decisiones que los gobiernos adopten respecto al ambiente. Todo ello con la
finalidad de proteger y mejorara la calidad de vida de toda la población en
beneficio de sí misma y del mundo futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario