EE.UU. ha decidido expulsar a 60
diplomáticos rusos por el caso Skripal. Se trata de 48 empleados de la Embajada
de Rusia en Washington y 12 de la misión rusa en la ONU.
Además, el Gobierno de EE.UU. ha
ordenado el cierre del consulado de Rusia en Seattle.
La Casa Blanca ha afirmado en un
comunicado que EE.UU. "toma esta acción junto con nuestros aliados de la
OTAN y los socios en todo el mundo en respuesta al uso de un arma química de
grado militar por parte de Rusia en el territorio de Reino Unido".
La semana pasada, en una conversación
telefónica, el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo francés,
Emmanuel Macron, "reiteraron su solidaridad con el Reino Unido" por
el caso Skripal y acordaron sancionar a Moscú por el presunto uso del agente
neurotóxico a pesar de que no existen pruebas que inculpen al Gobierno ruso.
La crisis diplomática se desencadenó
después de que la primera ministra británica, Theresa May, afirmara de manera
infundada que era "muy probable que Rusia fuera responsable" del
envenenamiento. Al mismo tiempo, Londres se negó a proporcionarle a Moscú
acceso a los materiales de la investigación sin explicar claramente los
motivos. "El argumento principal de Theresa May en cuanto a la
culpabilidad de Rusia es 'highly likely' [altamente probable, en español, la
expresión utilizada por la 'premier' británica]", ironizó el ministro de
Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
A pesar de que Rusia se mostró
abierta desde el primer momento a colaborar en la investigación del caso,
Londres no solo se negó a cooperar con Moscú directamente, sino tampoco a
través de intermediarios, algo que constituye una "grave violación"
de la Convención sobre la prohibición de las armas químicas, según denunció
Lavrov. "Es obvio que se está ocultando la verdad", criticó a su vez
la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
Por otra parte, pese a que May
asegurara que el agente tóxico Novichok, supuestamente utilizado contra Skripal
y su hija, fue "producido en Rusia", Moscú ha denunciado que tanto el
Reino Unido como EE.UU. trabajaron en el desarrollo de esta sustancia y existen
razones para pensar que el agente podría haber sido producido en el propio
territorio británico.
"Para probar que se trata del
compuesto en cuestión, hay que compararlo con el estándar correspondiente. Si
los británicos dicen que se trata del gas Novichok, entonces, a priori, tienen
un estándar de esta sustancia, así como su colección y su fórmula",
explicó el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia.
Sin embargo, la falta de argumentos
convincentes no impidió que varios países expresaran su apoyo al Reino Unido.
"¿Basándose en qué se hacen semejantes declaraciones? ¿Les entregaron
datos de algún tipo? […] A nosotros nadie nos ha entregado nada, a la OPAQ
nadie le ha entregado nada. Existe lo que se llaman pruebas, materiales,
muestras de la sustancia encontrada. ¿Alguien además de las autoridades
británicas tiene estos natos? Nadie", expuso Zajárova. "¿Cómo puedes
solidarizarte con algo que no comprendes porque no tienes datos originales
concretos?", se preguntó la diplomática.
Mientras tanto, el exagente doble de
inteligencia Serguéi Skripal y su hija Yulia, envenenados en la ciudad
británica de Salisbury el 4 de marzo, siguen en un estado crítico. El jefe de
la diplomacia rusa ha expresado la esperanza de que cuando se recuperen, puedan
"arrojar luz" sobre lo ocurrido.
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