La trama de corrupción Lava Jato puso
en cuestión la modalidad de la Asociación Público Privada (APP) para la
ejecución de obras millonarias con presupuestos modificados mediante adendas a
los contratos. En este informe de Convoca.pe , el economista José Luis Guasch,
ex jefe de la Unidad de Expertos Globales en Asociaciones Público Privadas del
Banco Mundial y profesor de la Universidad de California, identifica los atajos
para sacarle el jugo a este mecanismo, ahora que el gobierno busca incrementar
el porcentaje de inversión bajo esta modalidad. Hay 86 mil millones de soles en
la mira.
En 15 obras con incrementos
millonarios de presupuesto ejecutadas por la compañía brasileña Odebrecht, que
protagoniza el escándalo de corrupción Lava Jato, se comprometieron fondos
públicos o el Estado peruano adquirió préstamos para la ejecución del proyecto.
Las obras con mayores costos adicionales también son investigadas por pagos de
coimas.
De las 15 obras con sobrecostos que
superan los mil 700 millones de dólares, 8 fueron adjudicadas en licitaciones
públicas, 5 bajo la modalidad de Asociación Público Privada (APP), una
licitación pública internacional y otra mediante un convenio de procedimiento
clásico para la carretera Callejón de Huaylas Chacas-San Luis que fue ejecutada
con fondos del gobierno regional de Ancash. Esta obra es investigada por presunto
pago de soborno, como pudo determinar Convoca.pe luego de la construcción de
una base de datos con los proyectos ejecutados por Odebrecht durante el
gobierno de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, entre 2011 y 2016,
como parte de la serie de reportajes ‘Investiga Lava Jato’.
Las Asociaciones Público Privadas
(APP), esos contratos que celebra el Estado con inversionistas para construir y
mantener infraestructura pública por largos periodos que van desde 15 hasta 30
años, fueron cuestionadas ante los incrementos millonarios de presupuestos de
las obras ejecutadas, los indicios de pagos de sobornos en el caso Lava Jato y
malos manejos como en la construcción del aeropuerto de Chinchero, en el Cusco,
que ganó el consorcio Kuntur Wasi.
De las obras ejecutadas por Odebrecht
con sobrecostos que superan los mil 700 millones de dólares, 8 fueron
adjudicadas en licitaciones públicas y 5 bajo la modalidad de Asociación
Público Privada (APP)
Pero el gobierno ha anunciado que su
apuesta es incrementar la inversión estatal canalizada por APP de 8% a 25%. Es
así, que el Ministerio de Transportes presentó una cartera de 61 obras bajo
esta modalidad por un valor estimado de 86 mil millones de soles, entre las que
aparecen la modernización del puerto de Salaverry, las líneas 3 y 4 del Metro
de Lima, los aeropuertos de Jauja, Jaén e Ilo, el tramo 4 de la Carretera
Longitudinal de la Sierra y la instalación de banda ancha en la provincia Datem
del Marañón (Loreto).
Estas obras, en las que el sector
público suele poner sólo una parte del financiamiento con cargo a pagar
después, permiten empujar varios proyectos a la vez. Pero no solo eso, también
han sido usadas para beneficiar principalmente a algunas compañías del sector
privado con manejos irregulares.
VÍAS SOSPECHOSAS
José Luis Guasch, exjefe de la Unidad
de Expertos Globales en Asociaciones Público Privadas del Banco Mundial,
explicó a Convoca.pe las vulnerabilidades de este sistema. “Aquí se mueve mucha
plata, existen las tentaciones y tambalea la supuesta integridad de los
tomadores de decisiones”, explicó vía Internet desde Senegal, donde viene
haciendo labores de investigación. Y empieza: “El proceso es más o menos
lineal. Primero, yo veo si puedo cocinar las bases de la licitación de tal
forma que excluyan a los competidores y salga yo como el prioritario. Cocinar
las bases no es imposible”.
"En el nuevo esquema, en Perú,
se paga por cada meta alcanzada. Si la obra todavía no funciona, eso es
secundario", señala José Luis Guasch. Foto: Andina.
Una APP, sin importar si es
iniciativa del Estado o de una empresa, pasa por una competencia de postores
organizada por la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión).
Programar los términos del concurso para que un solo postulante pueda
cumplirlos es la primera estratagema.
“Aquí se mueve mucha plata (…).
Primero, veo si puedo cocinar las bases de la licitación de tal forma que
excluyan a los competidores y salga yo como el prioritario”, dice el economista
Guasch.”
Sin embargo, como este truco se ha
vuelto conocido y los postores suelen estar atentos, los interesados han ideado
otro mecanismo más sofisticado que ha tenido un éxito considerable: que el
postor presente una propuesta vaga para luego poder plantear varias adendas al
contrato. Esta modalidad empieza con la generalidad, el privado plantea una
oferta deliberadamente vaga, sin un desarrollo minucioso de la ingeniería de la
obra, que justifica aclaraciones posteriores en materia presupuestal. “Los
proyectos se dan en el Perú y en un montón de otros países sin cocinar, crudos,
no maduros, eso obviamente va a generar alta incertidumbre y va a generar
adendas”, señala Guasch.
Las requisitos exigidos en los
procesos de licitación pueden ser "cocinados" para favorecer a un
postor sobre otros. Ilustración: Orlando Tapia - Convoca.pe.
En el camino, el postor le hace al
Estado una oferta que no podrá rechazar: le plantea un precio para la obra
mucho menor al estimado por el propio gobierno. “La corrupción funciona con
apuestas agresivas o temerarias. Es decir, que las empresas prácticamente desde
el día cero pierden plata. Con eso se garantiza que se les adjudique el
proyecto”, explica el economista. Los procesos de licitación de APP se rigen
por la menor tarifa planteada por los concursantes. Así, uno de ellos se “tira
al piso” con una oferta extrañamente generosa.
Carretera Interoceánica Sur.
Fue lo que ocurrió con la Carretera Interoceánica
Sur, que empezó costando 800 millones de dólares en el 2005 y, diez años
después, tenía un presupuesto de 2.000 millones de dólares que logró
incrementarse gracias a una veintena de adendas al contrato (Ver: ‘Cuotas y
pagos millonarios de la Interoceánica’).
“En el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones ha habido, hasta inicios de este año, 104 adendas en 30
proyectos, esas adendas son fértiles para la corrupción y las coimas”, apunta
Guasch.
Lo mismo sucedió en el concurso de la
APP para la construcción del aeropuerto de Chinchero, en el Cusco, que ganó el
consorcio Kuntur Wasi. José Luis Guasch ha estudiado este caso: “El Estado fijó
el fondo de pagos máximo en 457 millones de dólares y el ganador ofertó 265
millones, en cambio los otros dos postores ofertaron 411 y 348 millones. Es
decir, el ganador rebajó el monto máximo en 192 millones de dólares”, explicó.
Era como si el inversionista quisiera perder plata.
Terreno donde se planeaba construir
el suspendido proyecto del aeropuerto de Chinchero.
En este esquema el cobro por tanta
generosidad viene después, en las adendas, esas modificaciones al contrato
original en las que se hace un nuevo cálculo presupuestal que abre la puerta a
la discrecionalidad. “En el Perú, me sabe mal decirlo, las adendas han sido la
norma. En el Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha habido, hasta
inicios de este año, 104 adendas en 30 proyectos, esas adendas son fértiles
para la corrupción y las coimas”. Y añade unas cifras que demuestran que, en lo
respecta a adendas, Perú es líder en la región: “El promedio de renegociación
de contratos en los países de Latinoamérica es de alrededor del 50%. En Perú
sube a 80%, el promedio es de 3 adendas por contrato”.
El privado conoce que cancelar un
contrato tiene un costo político y ecónomico para el gobierno. Además, volver a
licitar un proyecto implica mucho tiempo. Ilustración: Orlando Tapia -
Convoca.pe.
Las renegociaciones no son
intrínsecamente malas, pues los megaproyectos tienen siempre márgenes de incertidumbre.
Guasch, quien participó el año pasado en un ciclo de conferencias sobre el
reordenamiento de las APP en el Ministerio de Economía y Finanzas, recalca que
“hay adendas correctas y apropiadas que sí se necesitan y otras que se realizan
en base a generar ingresos y rentas frívolas a los concesionarios”.
Los gobiernos tienden a aceptar las
adendas porque “remontar una licitación por APP es bien complicado, ya que
implica mucho tiempo y el gobierno suele estar comprometido políticamente con
sus obras. En el mundo, sólo 3% de los contratos de APP se han cancelado en los
últimos 30 años. De eso se aprovecha el inversionista privado”, comentó.
El promedio de renegociación de
contratos en Latinoamérica es de alrededor del 50%. En nuestro país sube a 80%,
el promedio es de 3 adendas por contrato. Perú tiene los mecanismos más
generosos del mundo para la retribución de la inversión privada.
Otra característica por la que
destaca Perú en América Latina es porque trata mejor que nadie a sus
inversionistas: “La idea original de la APP es la que conocemos como project
finance, es decir, la devolución del financiamiento la hace el Estado a lo
largo del periodo de vida del proyecto, que puede ser de 15 a 30 años. En Perú
se trajo el sistema de la Remuneración por Inversiones (RPI) y del Pago Anual
por Obra (PAO) a partir de la Carretera Interoceánica Norte. En este nuevo
esquema el Estado va pagando al privado un bono con garantía soberana a medida
que las obras van realizándose. Es decir, paga por cada hito de obra, por cada
meta alcanzada. Si la obra todavía no funciona, eso es secundario”, explicó
Guasch.
¿Así ocurre en la mayoría de países
que usan APP?, preguntamos. “No, Perú tiene los mecanismos más generosos del
mundo para la retribución de la inversión privada. De algún modo, los sistemas
de pago como la RPI y el PAO afectan el espíritu de las APP que es: tú haces el
proyecto y yo te pago anualmente, cuando esté funcionando, durante el periodo
de vida de la concesión. El financiamiento se debe hacer a medida que se
concreta el nivel de servicio”, responde. Pero eso no pasa en el suelo peruano.
Este reportaje se realizó con el
apoyo de Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y la Ford Fundation.
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