El historiador inglés Benedict Anderson hizo hincapié en su
clásico 'Comunidades imaginadas' sobre la importancia que tuvieron los
periódicos en la consolidación de los nacionalismos durante el siglo XIX. Pero
la prensa tuvo desde su origen dos ejes rectores: el de la información y el de
las ganancias. Como en tiempos de Lutero, la palabra impresa revolucionó conciencias
y permitió la difusión de los discursos políticos, pero ahora estaba
condicionada también por los vaivenes del mercado. Desde el surgimiento del
capitalismo impreso ('print capitalism'), la información diseminada en los
medios respondió tanto a los principios de veracidad como a los intereses y las
ganancias comerciales.
Esos intereses comerciales pueden (y suelen) romper los
principios de objetividad y neutralidad en búsqueda de obtener mayores
beneficios económicos. Lo mismo sucede con otras tecnologías que surgieron con
el tiempo, como la radio y la televisión. Hoy la preocupación son las
plataformas digitales (Facebook, Twitter, Google) que han cambiado los hábitos
de entretenimiento, consumo y de información de las nuevas generaciones. De
esta forma, Barack Obama en 2008 fue el primer político que basó gran parte del
éxito de su campaña electoral con los jóvenes a partir del manejo de Twitter. A
partir de ahí, a lo largo y ancho del mundo, las redes sociales forman parte
medular de las estrategias de campaña.
"Se había anunciado que era un convenio para localizar y
eliminar las 'fake news' que proliferan durante las campañas electorales en la
red social. Sin embargo, increíblemente la noticia era en sí misma una 'fake
news'. El convenio nunca menciona, ni por asomo, nada relacionado a las
noticias falsas y mucho menos a la posibilidad de erradicarlas".
La disputa electoral en 2016 entre Donald Trump y Hillary
Clinton tuvo un ligero giro y el principal protagonista de la campaña electoral
fue Facebook, pero lo que realmente irrumpió en el escenario fueron las 'fake
news', que aunque no eran algo nuevo adquirieron una relevancia sin
precedentes. Noticias e información falsas se viralizaban en apoyo o en
detrimento de los candidatos. En la investigación 'Social Media and Fake News',
que realizaron Hunt Allcot (NYU) y Matthew Gentzkow (Stanford University), la
información recabada muestra que se compartieron en Facebook 115 historias
falsas a favor de Trump que se reprodujeron 30 millones de veces contra 41
historias a favor de Hillary Clinton que se compartieron 7,6 millones de veces.
Según este estudio, las 'fake news' y Facebook fueron determinantes en la
elección de 2016 a favor de Trump.
Por este motivo Facebook ha estado bajo escrutinio del Senado
en Estados Unidos tanto como la teoría de los 'bots' rusos. El descrédito y la
duda que ha caído sobre las plataformas digitales y su nivel de involucramiento
en las campañas electorales debido a las 'fake news' en Estados Unidos y
distintos países como Francia y Alemania en 2017 se ha convertidoen un hándicap
comercial y de reputación para las empresas digitales.
Es en este contexto internacional que el Instituto Nacional
Electoral (INE) en México decidió firmar el mes pasado un Memorándum de
Cooperación (MOC) con la compañía de Mark Zuckerberg. En una primera instancia,
se había anunciado con bombo y platillo que era un convenio para localizar y
eliminar las 'fake news' que proliferan durante las campañas electorales en la
red social. El propio Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, dio varias
entrevistas diciendo que uno de los ejes del convenio era evitar las noticias
falsas en la red social. Sin embargo, increíblemente la noticia era en sí misma
una 'fake news'. El convenio nunca menciona, ni por asomo, nada relacionado a
las noticias falsas y mucho menos a la posibilidad de erradicarlas.
Elecciones a gobernador del Estado de México. 4 de junio de
2017. / Henry Romero / Reuters
Tampoco abre, como algunos temieron y argumentaron, la
posibilidad que Facebook tenga acceso a las bases de datos del INE sobre el
electorado mexicano. En realidad, el convenio es muy simple: el INE facilitará
espacios en la sede para la trasmisión en vivo de la jornada electoral mientras
que Facebook ayudará a ubicar la casilla en la que toca votar. Al final, los
resultados del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se
actualizarán en la red social. Nada que no se tenga con otros medios de
comunicación convencionales en la actualidad.
Entonces, ¿qué fue ese convenio y a quién beneficia?
Los términos del acuerdo que se rigen por la Declaración de
Derechos y Responsabilidades de Facebook y la versión en inglés de lo signado
nos dan una pauta clara. Facebook será el único beneficiado de esta
cooperación. Y no es que se trate de un acuerdo malévolo o que la letra pequeña
sea ventajosa para la compañía californiana. Para nada. En sí mismo lo firmado
es inocuo. Se trata simplemente de un ejercicio de relaciones públicas pero que
en el balance arroja cuestionamientos para el INE, en su carácter de organismo
público que firma con una empresa privada, mientras que para Facebook le
significa una bocanada de aire fresco justo en el momento que es bastante
cuestionada en Estados Unidos por académicos y autoridades sobre su
participación a favor (intencional o no) en 2016 a favor de Trump.
¿La intencionalidad es política o no? Siendo la democracia
occidental una democracia de mercado, en la actualidad hay muchos actores cuyo
involucramiento no tiene nada que ver con cuestiones políticas sino monetarias.
Recordemos que en 2015 el Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM) reclutó a
personalidades para emitir tuits con un apoyo velado a este instituto político
y sus candidatos durante las elecciones intermedias. Desde el entrenador y
jugadores de la selección mexicana de futbol hasta actores y cantantes de
televisión emitieron mensajes el día de la jornada electoral violando la ley.
El pago por cada mensaje oscilaba entre los 1.500 dólares a los 10.000 dólares
dependiendo de la fama de la personalidad. Seguramente muchos de quienes tuitearon
no les interesa la política, mucho menos la desestabilización del país,
simplemente lo hacen por dinero.
"La democracia y el mercado son diferentes destinos a
los que no se llega por el mismo camino. El INE, probablemente sin quererlo, ha
jugado el papel de tonto útil en este acuerdo de colaboración. Esperemos no
lamentarlo los ciudadanos".
Lo mismo pasó en 2016 en Estados Unidos. Según reportes de
Buzzfeed y The Guardian, un pequeño pueblo en Macedonia era el lugar de origen
de más de 100 sitios pro-Trump que promovían noticias falsas y que eran
manejados por algunos adolescentes que también tenían sitios a favor de Hillary
Clinton. ¿La principal razón?
Lo mismo que los tuits del Partido Verde: dinero.
Un joven macedonio ganó con solo dos sitios de noticas falsas 16.000 dólares en
cuatro meses en un país donde el salario mensual gira alrededor de los 400
dólares. En Estados Unidos, Paul Horner tiene un medio de noticias falsas
llamado National Report que le provee ingresos constantes. A pesar de tener una
postura anti-Trump en lo personal, su sitio publicó muchas noticias falsas a
favor del candidato republicano. La única razón era ganar algunos dólares
durante las elecciones de 2016.
La mayoría de estas notas son las que se difunden en Facebook
en tiempos electorales y la gente muchas veces es incapaz de distinguir que se
tratan de noticias falsas, tal vez por ignorancia o quizá por la
necesidad/voluntad de creer lo que están leyendo. A veces los mismos medios no
distinguen la diferencia, como Fox News que ha difundido como verídica
información que proviene del portal de Horner. Y Facebook ni tiene la capacidad
para detectar la calidad de toda la información que circula en la red ni le interesa
realmente, por lo que el acuerdo entre el INE y la compañía estadounidense es
intrascendente. Solo ha servido para lavarle un poco la cara a Facebook de los
cuestionamientos que ha recibido durante las campañas electorales en Estados
Unidos y Europa. Si el interés del INE es detectar las noticias falsas y elevar
la calidad de la democracia debió haber firmado un acuerdo con ONGs o
colectivos ciudadanos especializados en el derecho de la información y los
derechos digitales, no con una compañía trasnacional interesada en aumentar sus
ganancias y cuidar su reputación.
La democracia y el mercado son diferentes destinos a los que
no se llega por el mismo camino. El INE, probablemente sin quererlo, ha jugado
el papel de tonto útil en este acuerdo de colaboración. Esperemos no lamentarlo
los ciudadanos.
FUENTE: Javier
Buenrostro
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