Crecimiento no es sinónimo de
desarrollo.
El crecimiento económico no es lo mis
Dentro de los índices que pueden utilizarse como alternativos se
encuentra el Índice de Desarrollo Humano (IDH), calculado por el PNUD, este
utiliza como referentes la esperanza de vida, el nivel educativo y los ingresos
de los habitantes de un determinado país. Posteriormente el IDH ha apuntado a
reflejar también el nivel de la desigualdad, para lo cual existe el IDH
ajustado por la Desigualdad (IDH-D). El IDH para el Perú en el 2012 fue de
0.741 (encontrándose en el número 77 de 186 países) y el IDH-D de 0.5611.
Es cierto que la expansión sostenida de la calidad de vida de la
población requiere mantener un crecimiento estable de la economía (PNUD 2011).
Sin embargo, el crecimiento se puede dar a expensas de las sociedades ya que
puede incluir devastadoras consecuencias si el estado no regula el medio
ambiente y toma medidas para promover el bienestar social.
Por eso hemos señalado en nuestro suplemento 29 que la enorme creación de
riqueza en la última década, reflejada en los altos índices de crecimiento
económico de aproximadamente 6% anual en promedio, no se ha reflejado en el
bienestar de los peruanos y por lo tanto en el desarrollo del país. El gasto
social sigue siendo un porcentaje muy bajo del PBI, 8% en el 2012, que coloca a
nuestro país en el penúltimo de 20 medidos por la CEPAL comparado con países
como Brasil, Argentina y Uruguay que superan el 20%. La inversión destinada a
proyectos de desarrollo educacional, de salud o de infraestructura aún es muy
poca y no existe voluntad política para realizarla. En zonas rurales solo el
34% de la población tiene agua potable y el 5% posee servicios de saneamiento.
Hay necesidad de una reestructuración de la economía a través de un
proceso sostenido de mejora de las condiciones de vida, aumentando el consumo
de bienes y servicios y respetando los derechos humanos (PNUD 2011), creando
asimismo seguridad alimentaria y energética. Países como el Perú, exportadores
netos de materias primas, necesitan también invertir en investigación y
desarrollo, para poder darle valor agregado a la producción, generar más
trabajo, expandir y descentralizar la industria en el país. El Perú ha pasado a
importar 6 veces más de barriles de petróleo que hace 15 años, mientras que la
producción nacional cayó en casi 50%, un déficit comercial que ha ido
aumentando por la ineficiencia y falta de competitividad de las empresas y
entidades. El Perú deja del lado proyectos como la modernización de la
refinería de Talara o la construcción de la petroquímica del Sur y al hacerlo
pierde la esperanza del desarrollo tecnológico.
Un sinónimo de bienestar es el trabajo decente que ofrecen a los
trabajadores, es decir un trabajo con derechos que cree ciudadanía e integre la
sociedad, generando reconocimiento y respeto. Por el contrario, la población
económicamente activa que posee trabajo decente es aproximadamente el 12%, es
decir que solo ellos tienen un contrato laboral definido, un ingreso igual o
por encima del mínimo vital, un horario fijo, seguro de salud y recibirá
pensión de jubilación. Asimismo, los salarios reales, a pesar del aumento de
los ingresos empresariales no se han visto variados en similar proporción,
estancándose o con tendencia a la baja.
Estamos llegando a fin de año y son muchas las instituciones que hablan
acerca de las cifras del crecimiento del PBI y como las estimaciones deben de
reajustarse debido a la caída de los precios de los minerales, pero sería bueno
que se analicen los resultados sociales y, más aún, se busque mejorarlos.
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