Los seres
humanos se diferencian de los demás seres vivos porque razonan y procesan
pensamientos. El ¿Por qué?, está presente en nosotros desde que adquirimos la
capacidad de razonar a muy temprana edad. Razonar nos ayuda a entender todo lo
que sucede en la vida humana y más allá de su entorno hasta el infinito
universo. El razonamiento es lo que da destreza a las personas y los hace más
inteligentes.
El conocimiento
otorga sabiduría. El deseo de saber, nos hace averiguar y así, vamos acumulando
conocimientos. Desde que la especie humana apareció sobre suelo terráqueo, sus
conocimientos han venido aumentando y resolviendo muchos interrogantes que nos
han ayudado a mejorar nuestras condiciones de vida. Cuanto más se razona, más
se perfecciona nuestra capacidad de aprender y comprender lo ignorado.
Los pueblos con
mayor conocimiento han estado siempre en condiciones ventajosas para someter, a
los pueblos de poco conocimiento. Las personas con mayor conocimiento, siempre
tienen ventaja sobre los que tienen poco, lo cual suele reflejarse en éxitos y
mejores condiciones de vida. Una persona que lee, tiene ventaja sobre el que no
lee. Puede dialogar en cualquier grupo social, y puede defenderse mejor en la
vida.
Aquel que solo
sabe de futbol, no hablará de otro tema porque no sabe más, teniendo que callar
frente a personas de mayor conocimiento que lo miran como ignorante.
La riqueza de
conocimiento es una palanca de desarrollo humano y esto vale tanto para la
persona individual como para la familia, la comunidad social y las naciones. El
que cultiva conocimiento siempre tendrá mejores cosechas de productos de vida.
Si desde niños aprendemos a cultivar conocimiento, entonces tendremos un buen
hábito de vida y nuestra capacidad, siempre estará creciendo, dándonos las
satisfacciones de mayor felicidad.
Razonamos
utilizando los conocimientos adquiridos, pero estos pueden ser o no, de
utilidad. La calidad de nuestro razonamiento depende del valor de los
conocimientos adquiridos. Si estos son erróneos, distorsionados o,
falsificados, entonces nos inducirán a cometer errores. Al igual que los
alimentos que nutren nuestro desarrollo físico, así también nuestro desarrollo
mental dependerá mucho de la calidad de nutrimentos informativos que ingresen a
nuestro cerebro.
Si ingerimos
alimentos apropiados, nuestro desarrollo corporal tendrá fortaleza celular, de
tejidos y de órganos para una vida sana sin problemas de salud. Si los
conocimientos que ingresamos a nuestra mente son apropiados también tendremos
un desarrollo mental sano y productivo. El cerebro procesa lo que tiene a su
disposición y su producción, depende de los insumos utilizados.
Las personas
reciben en su desarrollo, la información que moldea su personalidad. Todo
depende de su aprendizaje en el hogar, centros de enseñanza y, en las
cotidianas relaciones sociales. Los medios de comunicación son los que más
influyen en nuestra formación y lo hacen masivamente. La única versión de los
acontecimientos crea opinión excluyente al no poder contrastar con otras versiones.
Pero la información que recibimos podría ser falsa, errónea, tergiversada y
manipulada según el propósito del informante.
Si desde
temprana edad nos acostumbraran a razonar, podríamos defendernos mejor frente a
las malas intenciones informativas. Los que no razonan, son presa fácil de
engaños y falsificación de información. Por eso, es necesario premunirnos de
instrumentos de defensa que proteja a nuestro cerebro de la basura informativa.
Aparentemente, todo podría estar bien, pero…..
Es aquí cuando el
razonamiento nos hace ver si es creíble o no, y hasta nos puede salvar la vida,
si oportunamente percibimos el engaño. El hábito de razonar dialécticamente es
el mejor acompañante en las andanzas de una persona.
Hay diversidad
de formas de razonar sobre un mismo asunto. Por ejemplo, si desde pequeños nos
enseñan que, “ser pobre es el destino que nos ha dado un ser supremo”, entonces
razonaremos de un modo religioso, pensando que de nada servirá luchar por salir
de la pobreza, pues hagamos lo que hagamos, nuestro destino no cambiará.
Este
razonamiento nos lleva a aceptar con resignación lo que dicho señor ha
dispuesto, no debiendo reclamar ni rebelarse contra las injusticias, pues
“sería ir contra su voluntad”. La fe está por encima del razonamiento impidiendo
un mayor conocimiento. Ese razonamiento nos conduce a comportarnos dócilmente,
pase lo que pase. ¿A quiénes conviene que la población se comporte de esa
manera?
Pero, si por el
contrario seguimos un método de razonamiento que nos hace ver las causas de
nuestra pobreza, entonces nuestra conducta será diferente. Lucharemos entonces
por eliminar esas causas. Por eso es importante, razonar con un método de
análisis que nos garantice veracidad comprobable. No, por pura fe.
Las
civilizaciones milenarias, fueron más auténticas en desarrollar sus
razonamientos, porque no tuvieron las interferencias interesadas en
distorsionar la realidad. En sus reflexiones sobre los acontecimientos,
pudieron extraer filosóficamente los principios del universo y llevarlos a la
práctica. Desarrollaron entonces conocimientos y razonamientos filosóficos,
matemáticos, astronómicos, químicos, biológicos, etc., sobre los cuales se han
erigido las ciencias respectivas.
Sobre la base de
esos principios, las ciencias han evolucionado permitiendo su aplicación a
través de las maravillas tecnológicas que disfrutamos actualmente. Todo esto,
solo es posible respetando dichos principios. Si nos acostumbramos a tenerlos
presentes todo el tiempo y en todos los espacios, entonces nuestra capacidad de
razonamiento se incrementará al máximo. Muchos misterios han sido resueltos y
estamos aprovechando los descubrimientos.
La humanidad
podría mejorar mucho en su desempeño si actuara en concordancia con la
fisiología universal. Lamentablemente, en países como el nuestro, no existe
ninguna política educativa que permita a los estudiantes, acceder al
conocimiento de las normas de la dinámica universal. Este bloqueo perjudica el
desarrollo intelectual de las nuevas generaciones. Por ello, encaminar a los
nuestros por la senda de la dialéctica, es la mejor herencia que podemos
dejarles.
Este es el
título del libro de mi autoría que muchos de ustedes ya conocen y que puede ser
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