Recientemente, Wikileaks ha hecho
público un extenso archivo de 57.934 correos electrónicos de la dirección
personal de email de Berat Albayrak, yerno del presidente turco Recep Tayyip
Erdogan y Ministro de Energía de este país.
Los mensajes filtrados demuestran que
el Gobierno turco contrabandeó con el petróleo controlado por los terroristas
islamistas del Estado Islámico en Irak y revelan cómo el Ejecutivo de Erdogan
trata de acabar con la libertad de prensa en su país, castigando a los medios
de comunicación críticos y tratando de manipular las redes sociales. Pero,
sobre todo, analizando con detenimiento los miles de correos electrónicos de
Berat Albayrak pueden extraerse informaciones cruciales para entender el origen
de la guerra en Siria y para comprender las razones por las que los dirigentes
de los principales países europeos se han convertido en los principales
impulsores de las políticas a favor de la llegada de millones de inmigrantes y
refugiados al viejo continente, obviando hasta el estupor los evidentes retos
para la seguridad derivados de esta llamada de bienvenida realizada a millones
de personas procedentes de culturas diferentes y, en general, poco dispuestas a
acatar los valores éticos y los marcos normativos de Occidente.
Orígenes de la guerra de Siria
Los correos electrónicos publicados
por Wikileaks explican cómo, en 2012, Catar se había empeñado en construir un
gasoducto desde su territorio hasta Turquía a través de Siria, ya que los
cataríes, que se encuentran entre los principales productores de gas del mundo,
no querían dejar de perder la oportunidad de vender su preciada producción a
Europa, siempre excesivamente dependiente de los suministros rusos. El
presidente sirio, Bashar al Assad, entendió rápidamente que se encontraba en
una posición de fuerza y decidió subir la apuesta creando un diferente diseño
geoestratégico y una fuente alternativa de combustible para el oleoducto que
habría de acercarse a Europa a través de Siria.
En este punto, hay que recordar que
la mayoría de los países de Oriente Medio, incluyendo Siria, son musulmanes
sunitas. Por el contrario, el régimen post-Hussein en Irak, diseñado por
Estados Unidos, fue dominado por los musulmanes chiítas. Bashar al Assad es un
musulmán alauíes -un credo también chií que los sunitas de Catar y Arabia Saudí
quisieran ver borrado de la faz de la Tierra-. Por este motivo, y en lugar de
dar alas a un posible oleoducto Catar-Turquía, el presidente sirio firmó un
acuerdo con el gobierno chiíta de Irak y otro con su vecino Irán, la mayor
nación chiíta del mundo. Así nació el proyecto de oleoducto Irán-Iraq-Siria.
En un momento en el que la economía
siria se encontraba absolutamente estancada, Assad ideó un plan de gasoducto
alternativo que llevaría el gas iraquí a Irán y al resto de Europa. Este
proyecto, además, complació a Vladimir Putin, ya que éste tenía firmado
acuerdos de larga duración con Irán, un país con el que Rusia siempre se había
mantenido cómodo a la hora de establecer precios para el gas. Además, es muy
importante tener en cuenta que la única base militar de Rusia en el
Mediterráneo se encuentra en la costa de Siria, lo que estratégicamente
permitiría a Putin controlar un segundo gasoducto a Europa. Por ello, el
oleoducto iraní hacia Siria rápidamente se convirtió en una prioridad para
Moscú y, consecuentemente, Assad y los rusos comenzaron a moverse para
paralizar el proyecto de gasoducto de Catar y para promover el plan iraní.
Pero, en el camino, Bashar al Assad se había ganado unos enemigos muy
poderosos…
Berat’s Box Imagen: Wikileaks
Un correo fechado en el mes de
octubre de 2015 que, según Wikileaks, fue hallado en el ordenador personal del
Ministro de Energía turco, explica cómo la decisión de Assad indignó a las
monarquías sunitas de Arabia Saudí y Catar que, gracias a sus compras masivas
de armamento norteamericano y británico, se jactaban de tener a las potencias
occidentales en un puño “para que lucharan por ellas”. Por este motivo, según
este email, “el presidente Obama y el primer ministro de Gran Bretaña, David
Cameron, no tardaron en programar ataques aéreos contra Siria en un esfuerzo
por derrocar a Assad. Pero, a finales de agosto de 2013, el parlamento
británico votó en contra de esta acción, lo que, a su vez, ejerció una fuerte
presión sobre el presidente estadounidense, quien calculó que el Congreso de
Washington seguiría el ejemplo de Londres y bloquearía cualquier ataque contra
Siria. Paralelamente, Rusia incrementó la apuesta moviendo sus barcos de guerra
al Mediterráneo, listos para defender Siria. Los principales amigos de Arabia,
Estados Unidos y Gran Bretaña, retrocedían, y fue en ese momento cuando el rey
saudí resolvió resolver el solo el problema de Siria”.
Tal y como se recoge en los correos
electrónicos de Berat Albayrak, ministro turco de Energía y yerno de Tayyip
Erdogan, publicados por Wikileaks, “el primer paso que dieron Arabia Saudí y
Catar fue incrementar su apoyo económico a la Hermandad Musulmana, que
pretendía imponer el control sunita en todos los países del Medio Oriente. Los
saudíes persuadieron a los Estados Unidos para que apoyaran esta política y los
grandes medios de comunicación occidentales se sumaron a esta causa al
encuadrar las acciones totalitarias de los Hermanos Musulmanes bajo el
benevolente paraguas de las ‘primaveras árabes’”.
“Por otro lado, Arabia Saudí también
tomó otra decisión trascendental: abaratar el precio de su petróleo, lo que
provocaba una grave pérdida de competitividad al petróleo ruso, impedía a Irán
(beneficiada por el reciente levantamiento del embargo) reestructurar su
industria del crudo, paralizaba la producción de fracking en Estados Unidos. De
este modo, los saudíes castigaban a todos los implicados en el apoyo a Assad en
el Gobierno sirio”.
Lo que ya se conoce como el “Berat’s
Box”, la más importante filtración de correos electrónicos de un alto cargo del
Gobierno turco que ha tenido lugar hasta la fecha, también explica cómo Catar y
Arabia Saudí han sido claves en el fomento y la financiación de grupos
terroristas musulmanes sunitas en Irak y Siria, incluyendo, por supuesto, el
autodenominado Estado Islámico (EI).
Oleadas de inmigrantes hacia Europa
Grupo de inmigrantes llegado a Europa
Los documentos exponen como el EI ha
sido ampliamente financiado por donantes de Arabia Saudí y Qatar, “pero no
controlado por ellos”. De hecho, los líderes del Estado Islámico, en sus
diferentes ramas, buscan ingresos que les permitan avanzar por delante de los
líderes de las ramas rivales y obtener independencia política de Arabia Saudí.
En el norte de Irak, por ejemplo, manejan las refinerías de petróleo que toman
para obtener ganancias. Pero, por el contrario, en Libia destruyen las
refinerías como si éstas fueran una ofensa hacia Dios. La rama libia del EI
prefiere el dinero fácil del contrabando de personas, ya que “las rutas de
tráfico de personas establecidas también les sirven para proyectar combatientes
a todo el mundo”.
“La estrategia es clara: el Estado
Islámico provoca el caos en Siria, genera una grave crisis humanitaria para que
los refugiados huyan y el propio Estado Islámico, generalmente a través de
Libia, ofrece a estos refugiados, entre los que introduce a sus terroristas,
una ruta hacia Europa”.
Para completar el cuadro, y según se
revela en un correo electrónico en poder de Berat Albayrak que incluye un
análisis realizado por la web oil-price.net, “no es una coincidencia que en
este punto, Alemania, de repente, decidiera ofrecer recompensas de bienestar
muy generosas a cualquier inmigrante ilegal que pudiera llegar, a través del
Meditarráneo, desde la costa de Libia a las islas italianas. Alemania necesita
mano de obra de trabajadores huéspedes de los países más pobres para mantener
sus productos competitivos”.
El analista de oil-price.net que
envía su trabajo al ministro de Energía turco ironiza, además, señalando que
“la capacidad de Alemania para seguir exportando con una economía de altos
salarios es aclamada por el Gobierno germano como un homenaje al sistema
educativo alemán. Pero, en realidad, entre bastidores, el gobierno alemán sabe
muy bien que su economía de salarios bajos, de alto rendimiento, es un tributo
al sistema educativo turco. El gobierno alemán ha permitido la migración sin
restricciones desde Turquía desde los primeros años ochenta del pasado siglo.
Las ambiciones de salarios bajos de los obreros turcos emigrantes socavaban las
facultades de negociación de los sindicatos alemanes. Los trabajadores alemanes
tenían que mantener sus demandas salariales bajas para evitar que sus trabajos
fueran entregados a la mano de obra no calificada turca. Pero el resurgir
económico de Turquía en los últimos años ha hecho que el flujo de mano de obra
barata hacia Alemania se secara. Y, por ello, el Ejecutivo de Angela Merkel
trabaja insistentemente para que millones de inmigrantes lleguen al país a
ocupar puestos de trabajo de sueldos bajos con los que ayudar a solventar las
presiones inflacionarias…”
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