Tradicionalmente
hacemos el análisis político de nuestra realidad nacional e internacional
tomando como referencia la fisiología del sistema capitalista y en especial el
aspecto socioeconómico. Pero ahora se hace necesario tomar muy en cuenta las
repercusiones del desarrollo capitalista en el aspecto meteorológico pues como
sabemos la incontrolada industrialización ocasiona por combustión, una excesiva
emanación de gases de efecto invernadero, que al no tener escape recalienta la
atmósfera y ocasiona diversos desequilibrios en el hábitat planetario formado
en millones de años.
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No
solamente contamina el aire que respiramos, como si estuviéramos encerrados
dentro de una bolsa de plástico bajo radiación solar sino también, erosiona la
estructura de la superficie terrestre como lo estamos comprobando en la
destrucción de glaciales, derrumbes por lluvias torrenciales y erosión de
causes hidrográficos. Cinco países super industrializados emiten más del 50% de
gases de efecto invernadero (China, EE UU, Rusia, India y Japón). El modo de
producción capitalista ha llegado a un tope que es ya incompatible con la
existencia biológica en el planeta.
La
humanidad viene siendo introducida a una cámara de gas como la que utilizaban
los nazis para exterminar grupos de judíos. Pero esta vez, nadie está a salvo
de la cámara de gas que envuelve al planeta entero, deteriorando las
condiciones de vida y destruyendo el equilibrio ecológico de nuestro planeta.
Sin embargo, la reacción de la humanidad todavía no ha llegado a tener la
fuerza necesaria para detener esta destrucción. La prensa beneficiaria del
sistema imperante no permite a la población tener consciencia de este gran
peligro.
Los
científicos viene advirtiendo desde tiempo atrás que el dióxido de carbono
(CO2) y otros gases producidos por la gran industria, se viene acumulando
peligrosamente alcanzando en la atmósfera niveles no registrados en cientos de
miles de años. El récord histórico de CO2 alcanzado en el 2016 se está
incrementando en el 2017 en que se llegará a 795 miligramos por metro cúbico,
un 46% más de la que tuvo el planeta al inicio de la revolución industrial. Sin
embargo, las empresas periodísticas desvían la atención a otros temas.
De
este modo, nos enteramos de los incendios forestales y otros desastres en
diversas partes del mundo pero los tomamos como simple noticia de problemas
ajenos con el que nada tenemos que ver. Las noticias no señalan al culpable,
solo hablan de las consecuencias pero no de las causas. Se atribuye todo
únicamente a la furia de la naturaleza y se oculta al gran causante del
calentamiento global. Consecuentemente, la población no sale a las calles a
protestar contra el cambio climático causado principalmente por la gran
industria capitalista.
Aparentemente,
muchos sucesos meteorológicos en lejanos países no tienen nada que ver con
nosotros, pero estando todos en la misma nave planetaria, lo que suceda con
ella nos alcanzará inexorablemente, como también a las generaciones futuras de
nuestra descendencia. Esa congestión de gases de efecto invernadero genera
trastornos y anomalías en la presión atmosférica, en la temperatura ambiental,
cambios en la dirección de los vientos y tránsito de nubes, en las corrientes
marinas, deshielos, desaparición de fuentes de agua, ciclones, sismos de todo
calibre, climas extremos, nuevas epidemias, etc.
Ya
los científicos habían advertido que el Perú es uno de los diez países más
vulnerables al cambio climático. Y lo estamos comprobando estos días en el
Perú, que estamos viviendo dramáticos eventos climáticos que causan zozobra
entre la población más indefensa. Las pérdidas patrimoniales son cuantiosas,
muchos han perdido la vida y hay mucha población damnificada por los daños en
sus viviendas y enseres.
Es
verdad que estos eventos siempre han existido desde épocas antiguas pero dentro
de lo normal, sin desbalancear el equilibrio natural del planeta. Pero ahora ha
variado el calendario climatológico, los desastres son de mayor gravedad, la
frecuencia es mayor y se ha ampliado a nuevas áreas. El Niño aparece todos los
años a fines de diciembre procedente del norte de Sudamérica llegando hasta el
norte de nuestro litoral en que se encuentra con la corriente fría que viene
del sur (corriente de Humbolt) y se desvían mar adentro.
A
este encuentro se suman las aguas superficiales calientes que suelen ser
empujadas por los vientos oceánicos hacia nuestras costas norteñas produciendo
evaporaciones o nubes muy cargadas de agua que se estrellan contra nuestra
cordillera descargando lluvias de mayor o menor intensidad según la calentura
de las aguas. Esto es lo normal y solo se centra en la región norteña.
Pero
este año, inesperadamente lo normal ha sido rebasado por lo anómalo y las aguas
calientes han llegado hasta el sur del país y sobrepasará marzo que
tradicionalmente es el últimos mes de lluvias. De acuerdo a las predicciones
globales de la anomalía de temperatura superficial del mar para los períodos
marzo-abril-mayo 2017, del Climate Forecast System (CFSv2) de la National
Oceanographic and Atmospheric Administration (NOAA) y del European Centre for
Medium- Range Weather Forecasts (ECMWF), está previsto un incremento de las
anomalías cálidas de la temperatura superficial del mar como se aprecia en el
siguiente gráfico satelital.
Pronóstico
estacional de anomalías de temperatura superficial del mar (°C). Fuente:
cpc.ncep.noaa.gov/products/CFSv2 forecast seasonal SST anomalies
Pero
la situación del planeta puede agravarse si no se frena la emisión de gases de
efecto invernadero. Los megavientos en el descampado oceánico ocasionan mareas
que mueven inmensas masas de agua que remecen la superficie continental
causando movimientos telúricos y reviviendo volcanes. Los vientos cambian de
orientación y empujan aguas recalentadas superficiales de los océanos hacia las
costas, y la evaporación ocasiona lluvias torrenciales y huaicos inesperados.
Pero
por otro lado, los vientos polares se salen de sus rutas provocando tormentas
de nieve y sequías. Entonces todo se descuadra en el planeta y su equilibrio
natural al amparo del cual vive la humanidad, es desestabilizado. Pero de esto
no se habla y la información que reciben los estudiantes como la población en
general, impide tener consciencia de la amenaza que se cierne sobre la
humanidad. Por ahora vemos incendios forestales en lugares aislados pero no
vemos el incendio planetario que se viene.
Se
están cerrando las compuertas biológicas y la creciente temperatura del horno
terráqueo al no tener desfogue ocasiona cambios y desbalances en todas
direcciones. El descalabro ocasionado por el cambio climático llega a todos los
sectores de la actividad humana. Trastornos y daños en la agricultura, pesca,
salud, industria, comercialización, precios y en general se descompone toda la
economía incluyendo el desbalance de ingresos y egresos estatales y privados.
El
año pasado el presupuesto nacional se incrementó en 6,6% respecto al año
anterior pero el 35% de ese incremento fue para obras de prevención del
fenómeno de El Niño. Sin embargo, de poco ha servido porque pese a ello los
desbordes y huaycos han sido incontenibles. Ingentes recursos son destinados a
obras de prevención pero no existe ninguna investigación sobre este asunto.
INFRAESTRUCTURA:
Distribución del incremento del Presupuesto en Gasto de Capital (Estructura %)
-2016 (MEF)
Quizá
lo que nos está pasando con los desastres climatológicos nos haga meditar y
asumir una actitud más militante respecto al calentamiento planetario.
Tenemos
la oportunidad de preparar algo para el sábado 25 de marzo, “La Hora del
Planeta” y para el 22 de abril: “Día de la Tierra”.
Marzo
2017
FUENTE:
Milciades Ruiz
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