La planta reseca
Dos gobiernos y un misterio:
inoperatividad de la estación de tratamiento de agua de Huachipa. Alan García
inauguró la planta en 2011, cuando aún no podía dar agua al Cono Norte. ¿Qué
hizo Ollanta Humala?
Sedapal firmó el contrato para
construir la planta de Huachipa en 2008, durante el gobierno de Alan García.
Fue inaugurada en 2011. Una nota de El Peruano conmovía: “El agua correrá
transparente y tempestuosa por 27 kilómetros de túneles y cañerías para llegar
a los hogares de dos millones 400 mil habitantes del Cono Norte”. No ocurrió
ese año. Tampoco en 2015, cuando los contratistas, la brasileña Camargo Correa
y la francesa OTV, entregaron definitivamente la obra, tras operarla cuatro
años, según el contrato. Al igual que en 2011, nuevamente se encomiaron los
beneficios de una construcción de ochocientos millones de soles. Pero la planta
solo simulaba estar operativa.
CAUDAL MÍNIMO
La estación se hizo para producir la
quinta parte del agua potable que consume Lima. Abastecería San Juan de
Lurigancho, Comas, Carabayllo, Los Olivos, Puente Piedra y San Martín de
Porres, entre otros distritos. Fueron construidos dos reservorios de agua cruda
de nueve mil metros cúbicos cada uno, y otro de agua tratada de 77,300 metros
cúbicos, más una bocatoma instalada en el río Rímac. De la planta nacía un
ramal hacia el Cono Norte, del cual por conductos secundarios, bajaría el agua
a ocho distritos. ¿Dónde estuvo el problema?
Para que el agua llegara desde la
planta hasta los usuarios debía conectarse el ramal principal con los
domicilios mejorando 36 reservorios y construyendo otros cuatro de apoyo,
además de 42 casetas de control, 33.8 kilómetros de tuberías y 13.1 kilómetros
de reboses. Estas obras complementarias fueron licitadas por Sedapal en 2010 y
entregadas a la también brasileña Galvao Engenhaira previo concurso público.
Jamás fueron terminadas. La idea era que concluyeran al mismo tiempo que
Camargo Correa y OTV entregaban la planta de tratamiento, la bocatoma y el
ramal.
Pero hacia agosto del 2012 solo
habían llegado al 86%. Sin la totalidad de las obras complementarias no solo
era imposible llegar a los usuarios sino ensayar la operatividad del sistema
produciendo todo el caudal para el que estaba diseñado: cinco metros cúbicos
por segundo. Sin estas obras la planta solo trabajaría con un caudal mínimo,
inservible para saber si funcionaría bien.
NO HAY PERITAJE
Un informe de Contraloría objeta que
Sedapal haya recibido la obra en el 2011, dando comienzo a la fase de operación
por los contratistas, sin haber probado el funcionamiento de la planta. Pero
también dice que esta probanza era imposible por los bajos caudales resultantes
de la falta de obras complementarias. El informe hace otras observaciones sin
pronunciarse sobre la idoneidad de la construcción. Respecto de daños
denunciados en la bocatoma, sostiene que es necesario un peritaje para saber si
se deben a errores de fábrica o a otras causas.
Estos daños fueron mostrados por un
reportaje televisivo en 2015. Quedó en evidencia el deterioro de estructuras
denominadas “dados de sacrificio” en la bocatoma. Son estructuras que deben ser
reparadas periódicamente —de allí su nombre— porque están sometidas al impacto
de objetos que vienen con la corriente de agua. Luego de la denuncia los dados
fueron supuestamente reparados por los contratistas, pero no hubo un
diagnóstico de las deficiencias porque fracasaron sucesivos intentos de hacer
un peritaje por parte de Sedapal. Técnicos de Sedapal también descubrieron
fisuras y deficiencias en determinados puntos del ramal. No existe un informe
confiable sobre el estado de las tuberías de la planta. Una evaluación
definitiva requiere un caudal de agua mayor al actualmente disponible.
LAS OBSERVACIONES
La construcción de la planta de
Huachipa está bajo sospecha de corrupción no solo por su inoperatividad sino
porque en 2009 la Policía Federal de Brasil incautó documentos de Camargo
Correa que sugieren sobornos para funcionarios del APRA y de Sedapal. Por su
parte, la Contraloría sostiene que el contrato con los ganadores de la buena
pro se firmó fuera de los plazos legales (un día después). Añade que la
francesa OTV incumplió su obligación de inscribirse en el Registro Nacional de
Contratistas y que se hizo un reservorio —con mayor capacidad— en vez de dos.
Observa, además, que los contratistas continuaran cobrando por operar la planta
cuando esta operatividad era más bien ficticia. La Contraloría señala pagos no
previstos por cien millones de soles.
Los medios hasta ahora enfocan el
acuerdo de construcción de la planta, que fue sometido a las normas de
contratación de JICA, la agencia de cooperación japonesa que dio el préstamo.
Respecto de las obras complementarias se ha dicho poco o nada. Sedapal calla.
Una solicitud informativa para esta nota no obtuvo resultados.
Las obras complementarias fueron
adjudicadas a Galvao Engenharia en 2010. Una vez a cargo, la empresa empezó a
generar controversias al contrato, que debían ser absueltas por un dictamen
independiente. Nueve de las diez primeras objeciones resultaron contrarias a la
contratista, mientras transcurrían los primeros años de gobierno de Ollanta
Humala. Era ministro de Vivienda y Construcción René Cornejo, y presidente de
Sedapal Aníbal Ísmodes. El brasileño Marcos de Moura Wanderley estaba al frente
de Galvao en el Perú. Anteriormente De Moura representó a Camargo Correa cuando
esta ganó la licitación de Huachipa. Fue mencionado en los papeles incautados a
Camargo y Correa en Brasil.
ALTAS CONEXIONES
En 2015 se hizo público que De Moura
tenía altas conexiones con el gobierno de Humala, por su relación sentimental
con Rocío Calderón, la amiga de Nadine Heredia que es investigada por aceptar
dinero supuestamente ilícito de la ex primera dama. Las discrepancias entre
Galvao y Sedapal fueron allanadas a inicios del 2013, cuando la empresa estatal
llegó a un acuerdo extrajudicial con la contratista, previa disolución del
equipo técnico que hacía el seguimiento a la construcción de las obras
complementarias. La Contraloría emitió una nota discrepante. El ingeniero Rubén
Enzián, que proponía liquidar el contrato con Galvao y terminar lo faltante con
otra empresa, fue despedido y acusado ante la fiscalía —que archivó la
denuncia— de usar indebidamente un vehículo de Sedapal. Otros dos técnicos
fueron cambiados de ubicación.
¿Qué hizo entonces Galvao? Nuevas
controversias, a lo largo del 2013 y 2014. El 2015 resolvió el contrato con
Sedapal, a la que dejó colgada con una obra inconclusa y otra mayor —la
mismísima planta de Huachipa— sin poder ser empleada a plenitud. En Sedapal,
sedimentos del régimen de Humala prefieren que solo se siga hablando de una
parte del problema que necesita ser investigada: la del contrato para la
planta. Pero la demora de las obras complementarias es un tema tan importante o
mayor que el primero.
FUENTE: Ricardo Uceda / ANDINA
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