Los defensores de los derechos
humanos en EE.UU. han condenado el ataque con misiles perpetrado por Washington
el pasado 7 de abril.
La decisión de llevar a cabo el
ataque con misiles contra Siria fue tomada en EE.UU. "con base en una
falsedad", según ha declarado a TASS Raymond McGovern, alto cargo de la
organización Veteranos Profesionales de la Inteligencia a favor de la Sanidad
(VIPS, por sus siglas en inglés) y exanalista de la CIA.
McGovern, quien en su carrera fue
responsable de elaborar reuniones de Inteligencia para la Casa Blanca, ha
señalado que el presidente de EE.UU., Donald Trump, "oye mentiras por
parte de sus generales y de su ministro de Defensa".
Los miembros de la organización
mantienen contactos "con jóvenes agentes que se encuentran en el lugar de
los hechos". De esta manera, McGovern ha indicado que "según nos
comunican, lo que ocurrió en la provincia de Idlib se presenta de forma
tergiversada". Según ha recordado el exanalista de la CIA, en realidad
"fue un almacén o un objetivo donde se guardaban las armas químicas, el
que fue bombardeado".
McGovern ha confesado desconocer si
esta información ha llegado de los agentes a los generales al mando y al
presidente de EE.UU. "No se descarta el hecho de que la reacción
instintiva de Trump se base en datos incorrectos, en una información
tergiversada a propósito".
"Escalada de la intervención"
Por su parte, Phil Wilayto,
representante de la Coalición Nacional Unida Antimilitar de EE.UU. (UNAC, por
sus siglas en inglés), ha indicado que la organización "condenó
rotundamente" los ataques contra la base aérea siria. "Por primera vez
EE.UU. atacó [en Siria] un objeto gubernamental", ha constatado Wilayto,
calificando el suceso de "una escalada colosal de la intervención
estadounidense".
El especialista ha recordado que
Washington confió en los datos de "los grupos opositores, incluso del
Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres". De esta
manera, "no hay pruebas reales" del uso de armas químicas por parte
del Gobierno sirio en Idlib.
En la madrugada del 7 de abril,
EE.UU. lanzó 59 misiles de crucero Tomahawk contra la base aérea de Shayrat
(Homs, Siria) desde los destructores USS Porter y USS Ross.
Washington estimaba que las fuerzas
del Gobierno sirio utilizaron esa instalación militar para llevar a cabo un
presunto ataque con armas químicas.
El Gobierno sirio niega rotundamente
el uso de materiales químicos o tóxicos en ese lugar y responsabiliza del
ataque a los grupos terroristas que operan en la zona.
Por su parte, Rusia e Irán calificaron
de "inadmisible" el ataque estadounidense, por considerar que viola
las normas del derecho internacional.
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